Alex
Realmente me había tomado por sorpresa. No esperaba entrar aquí y encontrarme con alguien que estuviera en una situación tan complicada. Mi mente se debatía entre romper aquel silencio o esperara a que aquel chico se pusiera en pie y decidiera volver al lugar de donde vino, sin embrago, parecía evidente que aquello no estaría pronto a suceder.
Me aclare la garganta para llamar su atención ya que el chico parecía perdido en aquella carta, lamentable él ni se inmutó, así que por mi parte comencé a examinarlo de una manera más detallada, mientras mis ojos recorrían su figura caí en cuenta que había algo importante que no había notado al principio... La edad del chico. En definitiva él no podría ser mucho mayor que yo, ciertamente sus facciones eran bastante modestas, aquello podría confundir a cualquier, sin embargo y a pesar de ello si me tocara adivinar diría que su edad rondaba por ahí de los veintitantos.
No podía evitar el imaginar que su novia debió haber sido igual o quizá hasta más joven que él...
Mis ojos se desviaron hacia el suelo y sin pensar bien mi siguiente acción me limite a moverme hacia la figura del chico para terminar ocupando el lugar que estaba vacío junto a él en la banca, y como si hubiese sido por arte de magia la carta que antes yacía entre sus manos ya se encontraba de vuelta en su bolsillo, me sobre salte un poco al notar lo rápido que había sido al llevar acabo aquella acción, sin embargo, no me lo tome personal, aquella carta debía contener algo muy íntimo para él como para arriesgarse a que una entrometida como yo le echara el ojo. No había sido una buena primera impresión, ni para él, ni para mi.
Soltó un suspiro causado que mi mente detuviera todos aquellos pensamientos.
El chico desvió su vista hacia arriba, diría que con ella estaba enfocando el cielo pero lastimosamente era algo imposible ya que en este lugar no se podía apreciar de una manera muy agradable debido a que las copas de los árboles lo impedían casi por completo.
Sin embargo, había un hueco entre las ellas en el cual se veían perfectamente los atardeceres, era otra de las tantas razones por las cuales amaba tanto este lugar desde un principio.
Nuevamente volví a la realidad en el momento en el cual vi como se asomaba una última lágrima en el rostro del chico, aquello causó que me preguntara ¿Cuánto sufrimiento debía llevar sobre él?
Porque una cosa era que la persona que amabas decidiera irse por cuenta propia y otra muy diferente era que el mundo te hubiera obligado a separarte de ella.
— ¿Hace cuánto descubriste este lugar? — preguntó finalmente para romper aquel silencio.
Su pregunta no fue lo que más me intrigo, ni el hecho de que fuera él el que rompiera el silencio en el que no es contratamos, sino su voz, su voz fue la encargada de todo robaste toda mi atención... Aquella transmitía una melancolía enorme en unas simples palabras, era totalmente indescriptible.
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Nuestro callejón de los corazones rotos © #1 (Próximamente nueva versión)
Ficção AdolescenteSiempre que le rompían el corazón ella llegaba ahí, a ese callejón oscuro, frío, desolado... Un lugar en donde ella encontraba la calma... Su calma acabó cuando él llegó a irrumpir en su espacio, ese era su callejón, no el de él... "Un corazón roto...