Sam p.o.v
Ashton no tenía ni idea de lo que estaba hablando, puede que sea verdad que yo antes no era tan borde y puede que también no fuera una niñata, pero él no tiene ningún derecho a decirme que estoy rota, ¿quién se cree que es? yo no estoy rota simplemente estoy cabreada con el mundo en general y mi enfado había empeorado gracias a la decisión de mi padre de mandarme a Australia como deseo de muerte ¿A quién se le ocurre?
Vale, igual me lo había ganado yo solita porque mis abuelos me dijeron que me podía quedar con ellos pero entonces me cargue su preciado piano con un bate e hice un par de otras cosas estúpidas y supongo que eso agotó su paciencia. Cuando me dijeron que no me podía quedar más con ellos y que me tenía que ir con Steve lo entendí pero aun así monte un escándalo como buena adolescente hormonada que soy.
Había pasado unas semanas de mierda después del accidente. No me movía de la cama, en parte porque no podía al tener un par de costillas rotas y en parte porque no quería hablar con nadie. Mis abuelos me hicieron ir al psicólogo, después de hacer algo realmente estúpido, pero lo único que hicieron fue recetarme pastillas para lo que diagnosticaron como una “depresión exógena” pero yo no creo que este deprimida. Sin embargo cuando la psicóloga dejó la habitación un momento abrí mi carpeta y ví que al lado del diagnostico había algo entre paréntesis: “Paciente en estado de shock postraumatico” y puede que en eso la psicóloga no se equivocara.
Odio a los psicólogos se creen que lo saben todo de sus pacientes pero no tienen ni idea igual que Ashton no tiene ni idea y por eso estoy tan cabreada con ese imbécil.
Después de haber estado recordando toda esa mierda en el techo por culpa del rockero gitano me metí en mi habitación y me fuí a la cama pensando en todas las maneras en las que podía castrar a ese hijo de puta.
Me levanté cuando Steve entró a despertarme.
-Sam te tienes que levantar ya- dijo mientras me sacudía un poco.
-¿Qué hora es?- gruñí mientras me tapaba la cara con la almohada.
-Las nueve y media.
-¿Se puede saber porque me tengo que levantar tan temprano?- pregunté de mal humor. A lo mejor era cosa de los australianos levantarse tan temprano un sábado.
-Me ha llamado la directora de tu nuevo instituto y me ha dicho que tienes que ir a hacer el examen a las diez y media.- ¿De qué está hablando este?
-¿Qué examen?
-El examen para ver que nivel de enseñanza tienes- joder encima de que me tengo que levantar temprano tengo que ir a hacer un puto examen.
Después de protestar un rato más me metí en la ducha, me vestí con unos pitillos y mi camiseta favorita de Led Zeppelin.
Bajé a la cocina y ví que Steve había dejado unas tostadas en la mesa, me metí una en la boca y en cuanto la probé escupí el trozo que me había metido.
-¡¿Qué cojones es esto?! que puto asco- fuí corriendo y me bebí un vaso de agua del tirón para quitarme el sabor salado y asqueroso de la tostada.
Steve se estaba partiendo de risa y cuando vió mi cara de enfado intentó no reírse pero lo único que consiguió fue ponerse rojo y explotar en carcajadas segundos después.
-¿Me vas a contestar?- Pregunté más cabreada de lo que ya estaba y Steve pareció darse cuenta porque dejo de reírse.
-Eso era vegemite
-Vege ¿qué?
-Vegemite. Es algo que todos los australianos comen y esta poquísima- Si es que ya sabía yo que los australianos tenían el gusto en el culo y claramente se lo habían pegado a mi tío.
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Fluorescent Adolescent
RandomSamantha Bradshaw solo quiere que la dejen en paz. Con sus comentarios sarcasticos y su mal humor su plan estaba funcionando hasta que Ashton Irwin pone su mundo patas arriba.