Sam P.O.V
Desde el momento en el que me desperté supe que hoy no iba a ser un día bueno. Me levanté más temprano para poder coger el bus, una experiencia que nunca olvidaré principalmente porque me daba todavía más miedo que ir en coche.
Las clases fueron un completo coñazo y si le añades el hecho de que Luke no paraba de tirarme los tejos de una manera o de otra se me han hecho eternas. Y ahora estoy aquí en una maldita sala de espera para tener mi primera visita con un puñetero psicólogo australiano. Menudo día de mierda.
-¿Samantha Bradshaw?- Preguntó la recepcionista. Me levanté y me encaminé hacia la mujer de mediana edad con raíces castañas en su pelo demasiado rojo para ser real que estaba mascando chicle sonoramente detrás de la mesa. Muy divina la mujer.
-El doctor Matthews la está esperando en la primera sala a la derecha- Me dijo.
-Genial- la dije mientras la dedicaba una sonrisa sarcástica.
Toqué la puerta dos veces y tras escuchar un "pase" la abrí y me adentré en la estancia.
Era más pequeña que la de mi antigua psicóloga solo tenía un escritorio, un sillón y no tenía nada colgado en las paredes más que un simple cuadro de un barco.
-¿Eres Samantha?- Me preguntó el doctor Mathews. Era bastante joven unos 27 años, con el pelo castaño claro y los ojos verdes claros.
-Si- dije mientras me sentaba en el sillón.
-Yo soy el doctor Ryan Mathews pero llámame solo Ryan. Espero que no te cargues mi oficina- Dijo mientras me tendía una mano. Por supuesto que este tal Ryan sabía que me había cargado la oficina de mi antigua psicóloga seguro que la muy perra le había enviado un historial diciendo que estoy como un cabra.
-Ya, que gracioso.- Le dije mientras miraba la mano que tenía tendida hacia mi con asco. Al ver que no tenía ninguna intención de darle la mano la quitó y se rascó la nuca incómodamente.
-Bueno Sam...¿puedo llamarte Sam?- Me pregunta mientras vuelve a tomar asiento. Yo asiento y continua hablando.
-Tu caso es verdaderamente extraordinario y déjame decirte que es extraordinario tanto en el buen sentido como en el malo. Pero antes de empezar con lo serio me gustaría conocerte un poco así que cuéntame algo de ti.- Mi antigua psicóloga había ido directamente al grano del asunto: la muerte de mi padre. Pero Ryan quería conocerme. No entiendo nada.
-No entiendo porque narices quieres conocerme.- Le dije secamente.
-Bueno veras Sam si te conozco un poco te podré ayudar mejor.
-No necesito ayuda. Estoy bien.- Que manía tiene todo el mundo con eso de que me quieren ayudar.
-Si que necesitas ayuda así que cuéntame algo de ti y podemos acabar antes.
-Esta bien. Me gusta leer, hacer surf y escuchar música.
-Estoy seguro de que puedes hacerlo mejor Sam. Expláyate un poco.- Joder que quiere este tío ¿que le cuente la historia de la filosofía o que cojones?
-Vale. Me gusta la música alternativa y odio el pop comercial, mi libro favorito es el Gran Gatsby y me gusta hacer surf porque nada malo te puede pasar mientras estés en el agua.
-Te puedes ahogar o que te muerda un tiburón mientras haces surf.- Me dijo mientas apuntaba algo en un libreta. Odio que los psicólogos apunten mierdas en libretas me pone nerviosa.
-Si sabes hacer surf no te pasa ninguna de las dos cosas que has dicho.- le dije cortante.
-Puede ser. Continua.
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Fluorescent Adolescent
RandomSamantha Bradshaw solo quiere que la dejen en paz. Con sus comentarios sarcasticos y su mal humor su plan estaba funcionando hasta que Ashton Irwin pone su mundo patas arriba.