XVI. Ronin

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|Ronin|

Tres años son los suficientes para terminar de impacientar a todo aquel que formaba parte del plan. Aún cuando no se habían rendido del todo, muchos de ellos tomaron diferentes caminos intentando vigilar al resto del universo.

Amelia se encontraba caminando en las poco concurridas calles de la ciudad, lo único que se escuchaba era el canto de las aves y el fresco y limpio viento acariciándole el rostro mientras que su pasos junto con los de otros más pequeños eran lo único que se podía percibir como prueba de vida humana.

Ella insistió en llevar el carrito que solían sacar en sus paseos matutinos, pero la pequeña Morgan Stark decidió que no sería necesario, cosa que causó arrepentimiento en ambas cuando pasados unos minutos la niña se había cansado.

—No pienso cargarte —le dijo cuando sus manos comenzaron a subir pidiéndole eso— te dije que traigamos el carrito

La niña frunció el ceño, un gesto parecido al de Pepper cuando se enfadaba y comenzó a correr lejos de ella molesta momentáneamente con Amelia.

—¡Mala! —gritó con una vocecita corriendo más rápido de lo que Amelia contaba y perdiéndose entre grandes muros que se habían construido en honor a los desparecidos.

Amelia había salido adelante, con el nacimiento de Morgan supo sobrellevar todo mejor. Tony ya era casi el mismo de antes y era divertido verlo como un padre; aunque no del todo primerizo, si que era la primera vez que trataba con una bebé recién nacida, incluso ella se tuvo que ver envuelta en el aprendizaje sobre paternidad debido a que aunque Pepper lo sobrellevaba mejor, Tony era un desastre, ni juntos podían con aquella responsabilidad y cada que Pepper salía por algún motivo y los dejaba al cuidado temían por la vida de la nueva integrante de la familia.

—Vamos, ¿Maguna? —se rindió mientras caminaba a prisa entre los murales— lo siento, te prometo que compraré helado y veremos tu película favorita de princesas en cuanto lleguemos a casa

La forma en la que pudo esconderse de ella fue increíble, Amelia comenzaba a desesperarse hasta que una pequeña cabeza se asomó tres murales más adelante y la ya adulta chica suspiró con alivio y se acercó a ella.

—¿Lo prometes?

—Solo si no le dices a mamá

La niña sonrió de lado, un gesto que seguro había sacado de su padre, aunque Amelia solía decir que ella se lo había enseñado. Su mirada se desvió unos segundos, fueron los suficientes para vislumbrar un nombre en el muro, uno que aún traía recuerdos a su memoria cada vez que lo veía, cada vez que lo escuchaba.

Peter Parker

Alzó la mano y tocó la piedra con delicadeza bajo la curiosa mirada de la pequeña, su rostro se deformó mostrando una expresión nostálgica que había llamado la atención de su hermana menor.

—¿Estás mal? —preguntó Morgan— ¿llamamos a Pietlo?

La manera en la que pronunciaba el nombre del sokoviano siempre le causaba gracia por el hecho que aún no sabía decir la letra -r-correctamente, aquello fue lo único que la sacó de su trance y le regaló una pequeña sonrisa antes de tomarle la mano para retomar su camino a casa.

Amelia: Infinity WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora