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NARRA ALEXA:

Miro la foto de mis padres, realmente no me acuerdo mucho de lo que paso, era muy pequeña.

-Ojalá estuvierais aquí-murmuro.

Suena el timbre haciendo que me asusté. Me levanto pero antes de abrir miro por la mirilla para ver quién es.

-¿Diego?¿que haces aquí?

-Por favor, no me dejes-suplica arrodillado.

Llora, se me parte el alma verlo así pero necesito ser fuerte y no dejarme embaucar por el otra vez.

-Lo nuestro se acabó.

-No me dejes, te necesito.

Se abraza a mis piernas, aferrado a ellas intento que suelte pero es imposible, se ha agarrado como una lapa.

-Diego, sueltame.

-No-solloza.

-Por favor Diego, no hagas esto más difícil-suspiro.

-Podemos arreglarlo, te juro que voy a salir de ese mundo-murmura.

-Eso dices siempre, estoy cansada de falsas promesas-sollozo.

-Te prometo que esta vez es verdad, he tirado todas las pastillas-llora.

-Que no Diego, ya me he cansado, ya no quiero más drogas en mi vida.

Se levanta, limpia sus lágrimas y sonríe, una sonrisa muy falsa.

-¿Que pasa?

-Bonita-me atrae hacia el y me abraza- perdón, sé que no he sido el mejor novio del mundo...

-Diego, no sigas por ese camino...-le corto.

-Déjame acabar-Arruga la nariz.

Suspiro y murmuró un "está bien", en el fondo aún me importa demasiado aún que no quiero que lo noté.

-Pero yo también creo que esto debe acabar aquí, fue muy bonito mientras duró-coge aire para continuar-pero te hago daño y eso no lo puedo permitir. Escúchame bien-acuna mi cabeza entre sus manos y suspira-vas a encontrar a alguien que te haga feliz, muy feliz, y vas a olvidarme y a seguir tu vida y vas a tener hijos, vas a tener hijos y vas a tener la vida que siempre quisiste tener-murmura.

Sonríe, quizás lo hace para no hecharse a llorar.

-Te quiero Diego pero nuestra relación ha sido tóxica.

-Si-murmura.

Se marcha antes de que pueda verle llorar, me deslizó por la puerta hasta el suelo y rompo en llanto, me duele, duele como si me estuvieran clavando mil cuchillos en el pecho.

NARRA JUAN:

Giro la silla que hay en mi despacho, abro el armario y busco la maldita caja, ahora tendré que buscarle otro escondite, malditos niños. Cojo la pulsera y comienzo a reír.

-Que estúpidos sois.

Oigo como la puerta de mi despacho se abre, miro a quién está detrás de ella.

-¿Que quieres?

-Has vuelto a abrir esa caja.

-Si y ¿que?

-¿De verdad que tu hija está... Muerta?

-Si, ¿que quieres? ¿Meter el dedo en la herida?

-No, no.

Tras hablar un poco de algunas cosas acaba saliendo, si el supiera. Me pongo mi cazadora y salgo de allí. Tomo aire y comienzo mi teatro mientras llamo al timbre de la que es mi hija.

-Hija-Murmuro entre lágrimas.

-¿Pa...papá?

-Cuanto te he extrañado-murmuro abrazándola.

-No...no entiendo nada.

-Deja que te cuente.

Me deja pasar, me siento en el sofá y me sirve un vaso de agua.

-Explícame porque no entiendo nada...

-¿Te acuerdas del accidente no?

-Si...

-Conseguí salir del coche, no se como...Alguien me rescató y me ayudó pero perdí la memoria, cuando conseguí recuperar todos mis recuerdos decidí buscarte y no te he encontrado hasta ahora...

-Vaya... Con razón no encontraron tu cuerpo...

Suspiro, espero que se lo crea porque si no no servirá de nada este teatro que estoy montando.

-¿Entonces mamá también está viva?-sonrie ilusionada.

-No...tu mamá murió por un traumatismo cráneo encefálico y por las heridas provocadas por el accidente.

Su entusiasmo desaparece para dar paso a que sus ojos se inunden. Genial, este teatro está funcionando.

Hasta el último latido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora