Acercándome a Ti |Goku × Número 17| ¡Completa!

》Capítulo siete : Impresiones.

"Miras el mismo lugar que yo,no distingo entre aquel espejismo.
Por favor permanece en mis sueños."
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Séptimo capítulo

Habían transcurrido dos semanas más.

Dos semanas en las que el joven de cabellos color tinta estubo evitando en lo posible a su único amigo.

Cuando al fin llegó a su hogar fue recibido por sus dos hijos,Haru de seis años y Reiko de siete años. Ambos hermanitos corrieron directamente a sus brazos.

—¡Papi volviste!—Haru lo abrazó con fuerza.

—Creí que hoy no vendrías papá,¡¿Hoy podrás quedarte?—Reiko le preguntó llena de ilusión.

—Hey, hey tranquilos chicos, claro que me quedaré. No hagan tanto—sonrió— ¿Su mamá está arriba?

La familia estaba ahora reunida,
Y todos charlaban de lo que les sucedió a cada uno, creando un ambiente confortable,excepto que el único que apenas sí aportaba algo a la conversación era Diecisiete.

Pero su esposa no era tonta y lo notó de inmediato.

Luego de la cena el se quedó con sus niños para poder contarles historias sobre los animales con los que tenía que convivir, a ambos chicos les fascinaba oir las historias de su padre.Pero fue interrumpido por la voz de su mujer.

—¿Amor,ya vienes a dormir?—su esposa los miraba desde la puerta de la habitación.

— Sí, ya voy. Niños ustedes duérman, deben madrugar.

Ambos padres rieron al escuchar los berrinches infantiles de sus hijos y emprendieron camino a su cuarto. Diecisiete se metió a la ducha de inmediato, dejando a su esposa hablando sola,cosa que hizo la dejó pasmada.

Cuando el joven salió, se cambió con unos boxers y una playera un talle más grande, se metió en la cama y al desearle las buenas noches a ella , ésta no le contestó.

—Amor, dije buenas noches ¿Pasa algo acaso?—se giró para observarle mejor.

—Ahora quieres hablar,Lapis?—lo vió con enfado—Sé que estás agotado pero por lo menos dime si ya no quieres, ah olvídalo.

—¿De qué hablas? Yo solo estoy un poco cansado sí, pero eso no significa que...

—Estás raro—soltó al fin.

—¿Raro?, ¿En qué sentido?—un mal presentimiento se formó en su pecho al oir a sus palabras.

—Pues, no sé explicarlo pero te siento...diferente—colocó su mano sobre la de él—. Ya casi no estás conmigo.

Aquella confesión de la castaña fue la gota que derramó el vaso.
Tal vez no haya sido de lo más concreta en sus palabras,pero Diecisiete entendía de sobra a lo que se refería. No tenían sexo,y apenas hablaban entre ellos.

El también pensó al principio que su deseo sexual pudo haber disminuído a raíz del estrés y las horas que debía cumplir de trabajo. Sin embargo descartó la idea de forma rápida, ya que él siempre disfrutaba de la companía de los animales,jamás se quejó de su empleo.