|Epílogo & Agradecimientos|

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El cruel frío que se había acentuado con tantas ganas en la ciudad costera, situada a unos kilómetros de la reserva ecológica en la conocida isla monstruo del sur, ahora recibía agraciadamente el brillo del sol, que bañaba hasta la mas pequeña de las casitas del lugar.
La nieve ya era sólo cosa del pasado, se había desvanecido y daba así el paso a los primeros brotes verdes y flores que dotaban de belleza la turística ciudad.
Un joven ojiazul transitaba así por las calles de su pequeño pero querido rincón en la ciudad (con tonos de pueblecillo), muchas de las construcciones le recordaban al hogar que compartió en su infancia junto su hermana.
A pesar de ser un sitio cuidado y mantenido para el turismo, fue tan solo hace unos seis años que se acentuó de manera firme, y miles de viajeros por año visitaban con ansias el destino para disfrutar desde los rústicos paisajes,la comida variada y los numerosos edificios dedicados a la cultura e historia del pueblo costero.

Caminó a paso lento, cargando aún las bolsas repletas de alimentos y demás víveres, su vista paseaba de aquí a allá.
Admirando atontado el camino.

Era su parte favorita de su rutina, en las mañanas y sobre todo, la primer hora del día, el pueblo estaba casi vacío.
Podía recorrer a su antojo su extensión, se juraba a sí mismo que aquella costumbre adquirida con el tiempo le ayudaba a meditar.

Aunque a veces eso era lo que menos deseaba,pensar.

Había sido demasiado repentino el distanciamiento que había delimitado con Kaiyo, algo dificil de digerir para la mujer. Lapis arrugó un poco su ceño cuando una frase dicha por ella volvía a él.
El cambio de actitud que el había mostrado hace unos meses atrás y que había sido notado hasta por sus propios hijos, pero Kaiyo siempre se encargaba de repetírselo todos esos días.

》Tan ido, como si fueras un completo desconocido ¿Sí me oyes? 《 como le solía llamar ella, o lo que fuese.
Eso no había sido todo, por supuesto. Pero el azabache odiaba recordar las circunstancias, sus intentos fallidos. Sus fracasos.

Dos meses y un par de días golpeaban fuerte en su pecho, el instante en el que había concluído su último mensaje para el Saiyan que había abandonado como un cobarde, aún lo mortificaba.
Sentía como si fuese ayer, la pluma en sus manos, temblorosa a su pulso. Dudando absolutamente del siguiente paso a seguir, de que palabra escribir.

Y aún era así.

Un cuerpo chocó contra él y atinó a pedir disculpas torpemente, no se había molestado siquiera en fijar la vista directamente al desconocido.
Una recriminación más que en sus pensamientos volvía, se había convertido un sujeto distraído, nostálgico y patéticamente triste según él.

Lo extrañaba en demasía.

Tan pronto como aquel nombre le había dibujado una sonrisa boba, por arte de magia apuró el paso (esta vez ignorando las miradas de alguna personas) ya no le interesaba en nada. Solo ansiaba borrar aquel azabache de sus pensamientos.

Para su desgracia, en ello también era todo un fracaso.

Las extendidas jornadas de duro trabajo y el exagerado control a sus hijos habían despertado en la mujer más de una sospecha.
Aún recordaba la noche en la que ella, en medio de un mar de lágrimas, le había reprochado lo innegable. La sinceridad afloraría en el ojiazul pese a las consencuencias, que ya conocía.

¿Tan estúpida crees que soy,Lapis? Por dios santo.

No entiendo que quieres decir con eso, Kay por favor. Estoy muy cansado,no quiero discutir contigo.

—Yo tambien, dios creeme que lo estoy—tragó con dificultad y cuestionó—. ¿Crees que no lo he notado? , y tantas veces que nosotros nos reíamos de eso...es simplemente irónico.

Acercándome a Ti |Goku × Número 17| ¡Completa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora