DESPEDIDA

1K 71 10
                                    


-Hola mamá – la abracé – que tal? Qué ha pasado por aquí todo este tiempo?

-Tu hermano está aquí y tú marido también.

-Ahh, no lo sabía – me sentí un poco decepcionada al respecto – ni siquiera sé si durmió en casa.

Mi madre ignoró mi comentario y pasamos dentro donde se escuchaban los gritos de Max, mi padre y Alejo en el despacho.

-Qué les pasa ahora? – le pregunté a mi madre que se dirigía a la cocina y yo la seguí

-Ninguno de ellos deja ser meado en la pierna por el otro – me reí ante el comentario de mi madre. – qué tal tú luna de miel? – me puso una tarta de chocolate frente a las narices y automáticamente la rechacé, se me había revuelto el estómago.

-Bien, muy bien mamá. El agua era tan cristalina, tan perfecta que .... – me quedé en silencio

-Que no pudiste hacer nada con tu marido dentro sin ser vistos – joder, es que me leía el pensamiento.

Mi cara debió ser un poema ya que ella comenzó a reír al rato.

-Soy tú madre y tú lo serás por tercera vez – abrí los ojos todo lo que pude – no me vas a decir ahora que a los niños los traen las cigüeñas.

-Que – no podía articular palabra – qué has dicho?

-Que estás embarazada, hija si eres un huevo kínder – ahora si volvió a reír – cada vez que vienes, es con una sorpresa.

-Estás embarazada? – resoplé al ver a mi hermano Max y a mi padre

-Enhorabuena hija – mi hermano y mi padre me abrazaron.

-Un bebé? – joder me había olvidado de Alejo – enserio?

-No – seguía sin poder hablar – no lo sé, mamá dice que sí pero yo no estoy segura. – Alejo miró a mi madre buscando una explicación.

-Cada embarazo has rechazado la tarta que más te gusta, aparte de eso tu cara y tu pelo brilla, y los pechos te crecen desde el primer momento. Hija, estás embarazada.

Nos quedamos a comer y no volvimos a mencionar el tema. Cuando volvimos a casa decidí parar en una farmacia y hacerme un test nada más llegar.

Eran las seis de la tarde cuando entramos por la puerta y yo me dirigí al baño derecha, debía salir de dudas cuanto antes.

-Positivo – salí del baño y Alejo estaba apoyado en la pared – estoy embarazada Alejo.

Me miró y solo me abrazó, no había gran alegría en el ambiente y lo entendía perfectamente, él había visto a su mujer e hijo morir por una negligencia médica y yo los había visto asesinados. Los dos habíamos perdido mucho durante el tiempo que llevábamos de vida, los dos habíamos dado todo para que aquellas personas que se quedaron en el camino estuvieran aquí, los dos hoy teníamos más miedo que alegría y ese miedo, aunque fuera irracional, nunca lo dejaríamos de tener, no hasta tener a nuestro bebé en brazos.

Era martes, me levanté a las siete y miré la cama. Alejo ya se había ido. Me duché y una vez vestida me preparé un café. Salí por la puerta sin siquiera mirar si Alejo estaba en su despacho, pero lo ignoré y me fui a la bodega donde prácticamente dediqué las ocho horas a ponerme al día con todo. Así, pasé un mes. Trabajo, casa, trabajo, casa,trabajo,casa. Hoy era sábado y menos mal que no debía ir a ningún lugar. Estaba agotada de toda la semana estar encerrada en un despacho. Me apetecía ir a comer fuera pero Alejo no tenía pensado salir del suyo asi que preparé algo de comer rápido y me senté en el sofá a ver la tele.Cuando me desperté, eran ya las seis de la tarde y tenía un dolor en el vientre. Me acerqué como pude a la puerta del despacho y vi a Alejo trabajar.

-No me encuentro bien – él me miró – estoy mareada y me duele aquí – señalé la zona.

-Descansa – me dijo ignorando lo mal que me sentía.

-Alejo, llamaré a una ambulancia si no me quieres llevar al hospital.

Resoplando se levantó y nos acercamos a un hospital. Después de varias pruebas llegó el turno de la ecografía.

-Van a tener tres bebés. Tienen ustedes antecedentes de embarazo múltiple? – nosotros negamos con la cabeza mirando por última vez la pantala – bueno pues, tiene usted preeclampsia – los dos lo miramos sin entender nada – es una enfermedad que aparece en los embarazos múltiples.

-En qué consiste? – pregunté yo asustada

-Realmente consiste en una hipertensión arterial alta, en perder proteínas por la orina y de esa manera dañar los riñones. Lo que usted padece es la preeclampsia severa y no hay un tratamiento para ella, sino unas simples recomendaciones que debe llevar a cabo para que esto no pase a una eclampsia y os pueda dañar a usted y a los bebés.

Cuando salimos del hospital, los dos estábamos callados, pensando en lo que el médico nos había dicho. Ahora debía acudir cada semana aquí para los análisis médicos. También debía tener un reposo absoluto y hacer cambios en mi dieta.

-Deberíamos decirle a Nadia que venga a hacerte compañía, al trabajo no puedes volver, no después de esto.

-Lo sé – solo contesté eso y me fui a la ducha.

Pasaron los meses, y hoy nos encontrábamos en el centro comercial buscando un carrito múltiple para los trillizos.

-Estás bien? – Alejo me pregunto al verme parar.

De repente, me encontré encima de mi cuerpo flotando. Estaba en el hospital. Había muerto.

Causa, eclampsia.

Mi enfermedad había empeorado. No me había cuidado y fue decisión propia. Necesitaba reunirme con mi familia, con mi verdadera familia y ser feliz junto a Jade y a Omar. Quizás algunos dirían que estoy loca, pero no. Otros dirán que pasé por una depresión, quizás. Otros dirán que les hice daño a mis hijos, no. Dos de ellos sobrevivieron pero yo necesitaba a mis pequeños, a ellos, a los hijos de Alejo nunca los sentí como míos. Llevando a sus hijos en mi vientre, me sentía como si fuera una máquina.

Dejé de mirar la gente que rodeaba mi cuerpo, dejé de ver las lágrimas de mi madre, eliminé la pena que tenía en el corazón verlos así y miré hacia arriba. Miré hacia donde Karim llevaba en brazos a nuestros dos hijos y fui hacia ahí.

FUI FELIZ EN MI CORTA VIDA?

NO. Perdí la cabeza, perdí una hermana, un marido y dos hijos. No, no fui feliz. Fingí serlo?

SI.

Hija de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora