No recordamos días, recordamos momentos.

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Eran las diez de la noche y unos besos en el cuello me estaban despertando. Me giré y era Karim.

-Me han dicho que ni has comido ni has cenado – asentí – deberías hacerlo, te recuerdo que estás embarazada.

Siguió con sus besos en mi cuello y mis brazos fueron rodearon el suyo. Comencé a contestar a sus caricias.

-No podemos – mis ojos se abrieron de golpe – estás embarazada.

-No estoy enferma Karim.

-Mañana iremos al médico, así comprobaremos que no le va a pasar nada.

Otra vez comencé a llorar y Karim solo resopló y se marchó de la habitación. Volví a caer rendida.

-África, despierta – gruñí – África tenemos cita en el médico.

Abrí los ojos y miré a mi marido. Estaba vestido con un traje negro y una camisa blanca.

-No te pongas ninguna falda corta y tampoco escote, por favor.

Yo solo asentí y me metí en el baño. Joder que calor hacía y menos mal que estábamos en febrero.Al salir me volví a poner unos vaqueros, una camisa y unas sandalias con un poco plataforma. Bajamos las escaleras y nos subimos en la parte de atrás del Hammer. Me entretuve en mirar las calles mientras Karim hablaba en árabe con sus dos hombres que iban delante.

Cuando llegamos al hospital, nos sentamos en unas sillas esperando a que alguien nos llamase.

-África Al – Mansur? – una mujer tapada con un velo negro me llamo e inmediatamente pasé a la consulta.

También otra mujer fue mi doctora y mientras me hacía una exploración vaginal Karim tuvo que esperar fuera. Lo confirmó, estaba embarazada.

-Es hora de la ecografía, así que haremos pasar a tu marido – yo asentí mientras me cubría mis partes.

Cinco minutos después, en la misma camilla, la doctora me untaba el vientre con el gel frío.

-Mirad, hay dos latidos – señaló hacia dos manchas pequeñas – enhorabuena, tendrán gemelos.

Karim y yo estábamos tan contentos que por los poros de nuestra piel emanábamos felicidad. Me ayudó a limpiarme el vientre con unas servilletas.

-Bien – dijo la doctora una vez nos sentamos en la silla – el parto será en octubre. Normalmente, al ser gemelos y primeriza, tendré que provocártelo o será una cesárea pero eso no lo sabremos hasta unas semanas antes del parto. La próxima visita será en marzo que tendrás ya los tres meses y te haremos varias pruebas – yo asentí – hasta los cuatro meses no podremos decir el sexo – volví a asentir – alguna pregunta?

-Si, por qué estoy llorando todo el tiempo?

-Son las hormonas, ahora mismo tu cuerpo se está adaptando a una nueva etapa, por eso las hormonas te pueden afectar de manera distinta.

-Puedo mantener relaciones?

-Yo te recomendaría que os esperéis hasta el segundo trimestre, es decir a partir de los tres meses para adelante y es obligatorio parar el octavo mes.

-Vale, muchas gracias doctora.

-Ves, debemos esperar un poco más.

Ignoré a Karim cuando salimos de la consulta, estaba enfadada y me apetecía llorar y mucho. En el coche llamé a mi madre y le comenté que eran gemelos. También le prometí ir a verlos pronto, les echaba de menos.

-No vamos a viajar en tu estado África, no voy a poneros en peligro ni a ti ni a los bebés.

-Podrán mis padres venir entonces? – las lágrimas estaban a punto de salir

-Si, ellos cuando quieran y estar el tiempo que quieran.

-Gracias.

Apoyé mi cabeza en su hombro y recibí un beso en la frente. Cerré los ojos y me quedé dormida.

-Vamos dormilona – me desperté de golpe – hemos llegado.

-Puedo ir al centro comercial a dar una vuelta? Por favor – le rogué

-No estabas durmiendo? – se rio

-Si, pero el sueño se me ha quitado de golpe. Por favor, por favor – le rogué como una niña pequeña.

-Vale, coméntaselo a Amira y os lleváis a Mohamed y a Abdul con vosotras.

-Perfecto, pero díselo tú a Amira por favor, tú vas a entrar en casa – me dio un beso y se fue.

Cinco minutos después, en el coche entró Amira. Mohamed y Abdul iban delante y seguramente han recibido órdenes de que no nos dejaran solas ni un momento.

Llegamos al centro comercial más bonito que mis ojos han visto nunca. Amira y yo entramos con los dos hombres detrás que parecían más bien nuestras sombras.

-Qué vas a tener Amira?

-Una niña – se acarició la tripa ya abultada – me queda poco para dar a luz. Tú?

-Gemelos pero todavía es muy pronto para saber que serán.

-Karim ha tenido mucha suerte con encontrarte, desde luego nunca lo he visto tan feliz ni con – se quedó en silencio y al darse cuenta de su error por poco y echa a correr hacia una tienda de bebés.

No le di mucha importancia a lo que me dijo, bueno a la forma de terminar su frase ya que estaba segura de que Karim siempre tuvo mujeres a su lado, pero hoy yo era su esposa, yo seré la madre de sus hijos. Me acerqué a un conjunto de un vestido, chaqueta y zapatos color blanco todo y lo compré para Amira, en casa se lo daría. Para mis niños no compré nada todavía, no sin el padre al lado.

Nos fuimos poco después a una tienda de ropa y compré varios vestidos por debajo de la rodilla, pantalones, camisas, zapatos. También compré varios conjuntos de ropa interior y para Karim compré una camisa negra y otra azul oscuro, aparte de un traje gris que me encantó.

Llenas de bolsas nos sentamos a comer en un restaurante de comida rápida. Me pedí un kebab mientras ella se pedía el falafel.

-Samir siempre es así? – ella negó con la cabeza

-No, nunca ha sido así, pero Samir ha cambiado desde que está a punto de casarse.

-Casarse? – grité llamando la atención de todos y ella agachó la cabeza.

-Si, Samir se casará con otra mujer después de dar yo a luz.

-La conoces?

-No. Veo que Karim no te ha comentado nada – yo negué con la cabeza – el hombre si se lo puede permitir, puede tener hasta cuatro esposas aunque siempre el primer matrimonio, en este caso el mío, es el más importante. Samir va a casarse por segunda vez pero esa chica y yo nos veremos en contadas ocasiones ya que a ella le debe dar lo mismo que a mi. Es decir que ella vivirá en su casa cuidando de los hijos que tenga con él.

-Y él? – ella levantó los hombros en señal de, no lo sé – y tú estás de acuerdo?

-A mi no se me pregunta, a mi se me informó.

-No te puedes divorciar?

-El divorcio en mi mundo no es como en el tuyo. Si yo interpongo una demanda de divorcio nunca la aceptarán. Solo está permitido el divorcio cuando el hombre te repudia tres veces, pero está en juego la vida de mi hija.

-No te entiendo, haz que te repudie.

Hija de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora