Vivamos, y que pase lo que tenga que pasar.

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-Papá, estoy en el centro comercial – escuché lo que me decía por teléfono – venga vale, voy.

Volví a mi casa, no hace falta decir que ahora iba siempre rodeada de los hombres de mi padre y que no me quitaban un ojo de encima.

-Qué pasa?

-Siéntate – hice lo que me pedía – hay problemas con la mafia árabe – asentí – para terminar las peleas y las muertes alguien de la mafia italiana debe sacrificarse y casarse con el jefe de la árabe – volví a asentir – ahora es cuando viene la parte más difícil, la única que queda soltera eres tú.

-Joder papá, pues no – me levanté de la silla – no pienso casarme con nadie.

-Haber – mi madre alzó la voz – primero vas a conocerle, si te gusta y quieres el día que tú decidas te casas, sino nada. No te vas a casar por obligación, sino por que quieres.

-No queda otra opción? – mi padre resopló

-No África, no hay otra opción.

-Venga, prepárate por que esta noche hay una cena de su mafia y vendrá a recogerte.

Subí a mi habitación y en la cama encontré una caja negra. La abro, eso si, era curiosa. Dentro encontré un vestido rojo precioso, era largo y en el escote lleno de pedrería.

" Varios diamantes para el diamante más preciado y bonito.

Deseando conocerla señorita.

Karim Al – Mansur "

Joder, si que sabe hacer regalos este tio.

Después de una ducha, dejé mi pelo suelto para que se secase al aire. Cogí ropa interior negra de encaje y me la puse, me coloqué el vestido y llamé a mi madre para que me hiciera algo en el pelo. Sabéis lo que hizo? Me puso una horquilla, una puñetera horquilla en el lado izquierdo, sujetando así el pelo y dejando ese lado pegado a la cabeza. Eso si, quedó bien la verdad.

Me puse un poco de crema con color en la cara, me hice la raya del ojo y me eché una sombra natural en los párpados. Atacando, estoy lista.

Bajaba las escaleras cuando llamaron al timbre y mi madre abrió. Pedazo de hombre, alto, fuerte, moreno con unos ojos azules que atrapaban. En su cara había un rastro fino de barba que le daba un toque sensual. Madre mia, estaba por decirle que si, que me casaba con él ahora mismo. Mentira.

-Buenas tardes Señora de Luca – me quedé ahí en las escaleras mirándole como una bomba, encantada con su acento – vengo a por su hija.

-Si, mírala – pensaba que no me había visto.

Él se acercó y me dio la mano, yo coloqué mi palma en la suya y se agachó y la besó.

-Mi nombre es Karim señorita – respira, respira pensé – encantado de conocerla.

-Mi nombre es África.

-Como mi bello continente. Si estuviéramos en Marruecos ofrecería lo que sus padres me pidieran con tal de hacerla mi esposa – ya ha jodido el momento el payaso este.

-Ni estamos en África, ni soy una vaca a la que pueda comprar señor.

Mi madre se echó las manos a la boca, una contestación así supondría la muerte de todos mis familiares pero no, esta vez él se echó a reir, no se ofendió.

-No he dicho que fuera una vaca, sino que es una mujer tan preciosa que si fuera mi hija no la dejaría ni salir de casa pensando que alguien le podría hacer daño. Intentaría evitar por todos los medios posibles que algún desgraciado profanara el cuerpo y el alma de tan preciada inocencia que usted misma emana.

-Mamá, que ha dicho? – me perdí en sus ojos, la verdad como es.

-Hija – mi madre estaba pasando mucha vergüenza, pero yo estaba peor, este tio me ponía a mil.

Nos despedimos de mi madre y me llevó a un coche impresionante, donde me abrió la puerta y me ayudó a subir. Durante todo el trayecto no hablamos nada, yo estaba nerviosa y él no me quitaba el ojo de encima, pero es que no sabía que tema sacar. Paramos en uno de los hoteles más lujosos de Italia y tan caballeroso como es él me ayudó a bajar.

-Me han dicho que es una cena con su mafia.

-Si África, conocerás a mis hombres de confianza, espero que algún día sean los tuyos – sonrió

-Enserio no tienes ninguna novia, mujer o algo? Tienes que casarte conmigo? - otra vez más escucho esa carcajada

-No, no tengo nada que pueda interponerse entre nosotros y sí, ahora más que nunca quiero casarme contigo – se acercó a mi peligrosamente antes de entrar pero me hice la tonta y giré la cara.

Dentro, había un montón de gente esperando su llegada y después de saludarlos, por fin pude tomar una copa, me encantaba la cerveza más que a un camionero pero oye, que solo había vino, con lo tonta que me ponía a mi el vino.

Cogí una copa y bajó tan bien por mi garganta que cuando me quise dar cuenta llevaba cinco y un pedo descomunal. Dios, que vergüenza, menos mal que él no me dejaba hablar casi nada, pero por que tampoco se callaba y por que a mi me ignoraban prácticamente.

Disimuladamente miré el reloj,eran ya las doce de la noche. Me quería ir a mi casa igual que la cenicienta se fue a la suya, pero yo ni era cenicienta ni estaba con un príncipe.

-Quieres bailar? – me preguntó cuando por fin nos quedamos solos.

-Si me muevo, poto. – ese sonido gutural y maravilloso que salía de su garganta me terminó por calentar un poco más.

-Dime preciosa, estás borracha?

-Shiiiii. Eres tan guapo y yo doy tanta vergüenza que quiero irme a mi casa.

Los dos salimos al pasillo del hotel pero cogimos el ascensor para ir arriba a las habitaciones.

Me desperté por la mañana con una resaca de narices y miré asustada por debajo de las sábanas, solo llevaba la ropa interior. Joder, que había hecho, mierda, mierda, mierda. Comencé a buscar mi vestido y mis tacones cuando un Karim tapado solo la cintura con una toalla salió del baño o del que supuse yo sería el baño.

-Cómo te encuentras?

-Mal y – me quedé en silencio – qué pasó anoche? – miré hacia la cama y él me entendió

-Nada, no te preocupes que no pasó nada.

-Ahhhh – respiré aliviada.

-Tenemos que hablar – le miré y su cara había cambiado – mira yo sé que tus padres te comentaron que nuestra boda se llevaría a cabo si tú querías pero eso no es así. Debemos casarnos sí o sí.

-Qué dices?

-Que como el año que viene no nos casemos tu familia muere torturada. Este mes, que estamos en Navidades te vendrás a Dubai a pasarlas ahí con nosotros y les dirás a tus padres que estamos enamorados y te casarás conmigo si o si. Ya habrá tiempo de enamorarnos.

-Lo dices enserio?

Cuando me di cuenta tenía la espalda pegada a la pared y él cogía un móvil y me enseñaba todos los puntos de localización, esa era mi familia.

-Qué me dices preciosa? Nos casamos?

Asentí y él me puso un anillo con un pedrusco en la mano.

-Ya sabes, a fingir y no decir ni mú, tengo cámaras puestas en todos lados.

Hija de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora