Prólogo

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Un nuevo día va a empezar.

Eso siempre me decía cada vez que despertaba de mis maravillosos sueños. Tan placenteros, tan relajantes. Simplemente hermoso.

Me senté a la orilla de la cama y chequé mi reloj, comprobando que no se me hiciera tarde para ir a la comisaría. Estiré mis brazos hacia arriba y me levanté para ir al baño a darme una ducha para despertame aún mejor.

Sentí como el agua me refrescaba poco a poco, mejorando mi estado de ánimo. Salí con una toalla en mi cintura para proceder a ir a mi habitación, otra vez. Tomé mi uniforme y lo planche con cuidado de que no se quemara nada de este, no quería enviar otra vez la camisa a arreglar por la quemadura que se hizo por distraerme con un pensamiento.

Me coloque el uniforme con cuidado y fui directamente a la cocina a preparar mi desayuno preferido, hotcakes de moras.

Mientras veía como se creaban las burbujas en el hotcake, oí el sonido del teléfono desde la sala. Fui hasta ahí y lo tomé.

—¿Hola?

—¡Hola Nick!

Esa voz siempre la reconocería. En cualquier parte que este. Nunca se me olvidaría esa voz chillona, alegre, y tierna (aunque no le gusta que le digamos tierna, pero se lo decía para molestarla).

—¡Hola zanahorias! ¿Cómo estás? —Le pregunté mientras olía algo extraño.

—Bien, ya sabes. Estando lista para hacer un mundo mejor, ¿Y tú?

—Preparando mi desayuno...

¡Los hotcakes!

Dejé el teléfono en altavoz mientras salía corriendo de la sala hacia la cocina.

—¿Nick, estás bien? ¿Pasa algo? —Preguntó con su voz ahora asustada.

Llegué a la cocina y chequé el sartén dónde se "suponía" que estaba mi hotcake, pero ahora lo que estaba ahí era una roca redonda y plana.

—No te preocupes zanahorias. Solo ya sabes, soy un poco descuidado con eso del tema de la cocina.

—Bueno... Ya iré de camino a la comisaría. Te veo ahí Nick, ¿Si?

—Si, ahí te veo pelusa.

Y colgó la llamada.

Hice otros cuantos más en otro sartén y esta vez no salieron tan mal que digamos. Tomé mi celular y mis llaves para salir de mi departamento y caminar hacia la comisaría.

Después de unas buenas y merecidas vacaciones, llega otra vez el trabajo, con nuevas investigaciones, casos por resolver y, como dice Judy, tratar de hacer este mundo, algo mejor.

Ya otra vez nos veremos, mi querida zanahorias.

Zanahorias, me encantasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora