Así que... ¿Estás vivo y eres un best seller?

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—¿John? —preguntó Marie, incrédula, aceptando la invitación de Bobby.

—Hola Rogue —la saludó John—. ¿Cómo has estado? —Trató de sonreír, con la misma timidez que llevaba antes de que Tabitha llegara. Iba a darse de cabezazos con un muro después, se suponía que eso era pura actuación, no que se terminaría sintiendo así realmente.

—Bien... —respondió dudosa, mirando a todos los miembros de la mesa, buscando explicaciones.

—Hola —saludó la rubia, derramando simpatía—. Soy Tabitha, amiga de John ¿y tú? —se presentó, extendiendo la mano hacía la mujer.

—Marie... la novia de Bobby... —no tenía seguridad al hablar, seguía sin comprender de lo que se estaba perdiendo—. ¿Qué sucede? —le preguntó a Bobby, haciendo reír un poco a los otros dos. Sabían que era incómodo, todos lo sentían en el aire.

—Oh, nos encontramos de casualidad con John —le dijo Bobby, con una pequeña sonrisa en su rostro, que no inspiraba confianza—. Nos estábamos poniendo al día. John ha renunciado a la violencia y quiere ser feliz con Tabitha. Además, Pyro se ha dedicado a escribir... — Se acercó a su novia para susurrarle— es Ben Fire.

Marie abrió los ojos de par en par, girándose bruscamente para mirar a John, que bebía su último sorbo de café.

—¿De veras?

John solo asintió con una leve sonrisa.

—Diablos —blasfemó Tabitha, girándose a ver a John—. Les dijiste lo del pseudónimo. De veras confías en ellos. —Sonrió feliz—. Tienes un gran don de sintaxis —elogió a Bobby ahora, con un dejo de humor.

—Solo te faltó una cosa —acotó John—. Pero debo concederte que no te lo había dicho. —Sus viejos amigos lo miraron expectantes—. Tabitha, además de mi amiga. —Tomó la mano izquierda de la rubia—, es algo así como mi ángel de la vida.

—No me llames así —le pidió triste.

—Es lo que eres.

—Solo te dejé cubierto por una manta... estabas herido y...

—Me sacaste de la batalla —le cortó él, serio—. Hiciste más de lo que cualquiera hubiera hecho. —Bobby dio un respingo al oír la frase—. Incluso yo.

—Por eso estás vivo —susurró el rubio.

—Oigan —repuso Tabitha, en un intento por recuperar el buen ánimo— ¿Quisieran compartir la celebración tradicional luego-del-cierre-de-un-libro que tenemos con Johnny? —les propuso la rubia.

—Claro —Marie aceptó, sin esperar a que su novio opinara. Los hombres compartieron, por un segundo, una mirada temerosa. Estaban a merced de las mujeres. Ya que, por un motivo que desconocían, estaban haciendo buenas migas con solo un par de frases de dialogo.

—Genial, es algo muy sencillo de hecho —comenzó Tabitha a explicarles, mientras Rogue se quitaba el sobretodo azul eléctrico (un color que John nunca vio en ella, pero le fascinaba lo hermosa y sofisticada que se veía con él) y su bufanda gris claro, casi blanco; quedando con un top sin mangas de color negro y unos guantes a juego que cubrían sus brazos—. Bebemos un café y comemos unos mufings, mientras hablamos de la aburrida reunión que John tubo con su agente, además de mi día y cosas por el estilo. Es muy tonto de hecho —concluyó sin que nadie le dijera nada, levantando su mano en el aire para llamar a la camarera—. Pero siempre lo hacemos.

—John explotará si sigue bebiendo café —bromeó Bobby. Pyro sentía cómo se quitaba un gran peso de encima, al fin, su amigo se estaba relajando.

Buscando paz, en un infierno en llamas (X-men fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora