Patéticos

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Narrador POV

Gambito charlaba alegremente con un grupo de mujeres, victimas de sus encantos.

De repente, un puñal se clavó en un árbol, atrapando un trozo del cuello de la gabardina de Gambito. El cajún había notado el ataque con suficiente antelación como para que no se clavara en su garganta. Pero no fue suficientemente rápido (y eso era vergonzoso para él) como para esquivar las manos que lo encajonaron contra el mismo árbol.

—Te lo advertí, Franchute —la voz ronca y amenazante del pirómano gruñó a centímetros de su rostro, sin parecer importarle los diez centímetros de diferencia entre ellos.

—¿A qué te refieres, mon ami? —cuestionó con una sonrisa amigable.

—Te lo explicaré mientras te quemas —replicó, prendiendo su guante de chispa, debajo del mentón del cajún.

Gambito, en respuesta, en un solo movimiento sacó su bastón impactándolo en el suelo, la energía cinética pasando a la tierra, estallando para despedir a todos los presentes hacia atrás.

—Deberías darle alguna explicación a Gambito, no cree haber herido tu honra, St. John.

—Se pronuncia "sinjin", idiota —replicó al ponerse de pie para disparar un dragón de fuego que trató de morder al aludido.

Remy corrió para ocultarse detrás de un árbol que luego estalló, obligando a John a extinguir el fuego para localizar a su oponente. En ese instante, una carta que brillaba, salió de entre el polvo y el humo, dirigida a su rostro, él no dudó en sacar el puñal de su brazo para interceptar el naipe, estallando a medio camino.

—Gambito se disculpa por su español, petite flamme —la voz seductora y arrogante flotaba, sin dejarse ver su portador.

John sonrió de lado, no lo veía, pero de cualquier manera corrió en zinzag hacia la nube de polvo. A pesar de los años y la experiencia, seguía siendo un arrogante idiota que no temía arriesgarse.

Gambito jadeó, tragándose toda su confianza, por unas fracciones de segundos. El joven pirómano era bueno peleando, o simplemente un idiota, pero de cualquier modo le causaría problemas, sin importar sus años en las calles. Ese de ahí era un tipo que de verdad había vivido guerras junto a Magneto.

Pyro lo vio, cuando Remy giró su bastón en una mano, listo para responder a su ataque. John, inesperadamente, se arrojó al suelo, deslizándose en la tierra con los pies hacia adelante, golpeando al cajún en las piernas, haciéndolo caer sobre él. Fue recibido abajo por un puñetazo en el rostro, que lo obligó a soltar su bastón. El siguiente puñetazo lo hizo caer a un costado.

Remy cargó el piso otra vez, necesitaba alejar a John para poder contra atacar. Era un poco humillante que un niño le estuviera dando una paliza, sin siquiera saber el motivo. Pyro salió despedido una vez más, mientras el otro aprovechaba para ponerse de pie.

Knights lutte. Remy no se lo esperaba de un terrorista —comentó limpiándose el hilo de sangre que corría por su mentón. Su sonrisa seductora no desaparecía por nada del mundo.

—No me esperaba que hilaras cuatro palabras en español, ladrón de pacotilla —Pyro se ponía de pie, mientras Remy barajaba sus naipes.

—A Gambito le gusta sorprender.

—Por eso debe ser que me sorprendiste al meter la pata con Rogue. —Prendió su guante de chispa, envolviendo su puño con fuego, mientras una sonrisa arrogante y aterradora torcía su gesto—. No esperaba que tuvieras tu vida en tan poca estima. —El fuego estalló en su mano, llegando hasta la otra.

—Remy sospechaba que su concepto de "amistad" era un poco extraño —se burló, tomando un naipe entre sus dedos índice y medio, haciéndolo brillar.

Una batalla épica se estaba por desatar, entre dos mutantes poderosos.

Pero ninguno se esperó que una chica de piel venenosa se colgara de la espalda del cajún, justo en ese momento, como si fuera un koala, cubriendo su rostro con la palma de su mano.

John dio un respingo al ver la escena, pero no duró demasiado, una patada en sus piernas lo hizo caer de espaldas. Por instinto se sentó, buscando al atacante, pero la bomba de luz que apareció debajo de su garganta fue suficiente para que comprendiera.

—Si vas a ser un maldito mesías —le decía Tabitha, al ponerse de pie junto a él. El reproche en su expresión hizo que John se sintiera como un niño—, no te humilles frente a tus tropas, Pyro. Podrías fingir un poco de seriedad.

John paseo su mirada a su alrededor, sin ser capaz de moverse por temor a que la bomba estallara. Había decenas de mutantes observando su demostración de estupidez.

—¿Podrías apagarla? —le pidió, haciendo referencia a la bola de luz que amenazaba su vida.

—Por supuesto, señor. —Hizo un gesto desdeñoso con la mano haciendo desaparecer la bomba.— ¡La demostración de pelea de Pyro se acabó! —gritó hacia los mutantes que observaban estupefactos—. Ahora, muévanse, vamos a seguir entrenando —ordenó. Nadie dudó en obedecer. La mujer podía aniquilarlos si eso quería.

—Gracias, Tabitha —Rogue sonrió dulce a la rubia, cuando retrocedía del lado de Gambito, quien jadeaba sentado en el suelo.

—De nada. —Le dedicó un guiño con una sonrisa forzada—. Y llámame Boom boom —le pidió antes de caminar hacia sus tropas.

—¿Por qué nos detuvieron? —preguntó John, luego de caminar hacia la Belleza sureña. Trató de ignorar la molestia de Tabitha, su amiga lo estaba odiando e ignorando desde que decidió romper todas sus promesas para jugar a ser líder.

—Debe ser porque se comportaron como idiotas —replicó con reproche en la voz.

—Remy solo se defendió, chéri —argumentó al ponerse de pie con torpeza. La chica de piel venenosa casi lo había dejado inconsciente con su toque.

—Cállate, imbécil. Aún no acabo contigo —le advirtió John, dando un paso hacia él. El cajún se preparó para pelear otra vez.

—Basta, se los advierto —Rogue los detuvo mostrándoles las palmas de las manos desnudas.

—¿Piensas defenderlo? —John le cuestionó ofendido.

—No, pero tienes cosas más importantes que hacer —le recordó—. Mi relación con Remy se acabó y es mi problema.

Chéri, Gambito no está de acuerdo con esa declaración.

—¡Estabas coqueteando con mis soldados! —le recordó John enfadado.

—Gambito no controla su encanto hipnótico, petite flamme.

—Es Pyro ¿O debo quemarte para que te quede claro? —Encendió su guante de chispa para darle énfasis a sus palabras.

—Oigan. —Rogue volvió a levantar las manos a modo de advertencia—. No necesito que nadie me defienda. Lárguense, los dos.

—¡Rogue! —suplicó John.

¡Chéri! —suplicó Gambito por su lado.

—Dije que se larguen —les ordenó de nuevo, levantando las palmas de las manos.

Los hombres obedecieron con resignación, intercambiando insultos por lo bajo.

Dos mutantes poderosos, un ladrón experto y la ex mano derecha de Magneto, ambos pateados por mujeres hermosas. Eran patéticos.

N/A: Perdón.

Buscando paz, en un infierno en llamas (X-men fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora