Buscando paz, en un infierno en llamas (X-men fanfic)

Bien ¿qué planeas?

—"Pyro vive" —susurró Tabitha, con dolor en la voz. Tragó para deshacer el nudo en su garganta antes de seguir hablando—. "El líder nos guiará"...

—"Pyro lo hará" —concluyó Raven.

Todos estaban comprendiendo poco a poco. Y dolía comprender.

—El futuro se puede cambiar —Bobby dio un paso al frente para que lo oyeran—. No tenemos que seguir el designio.

John apretó los dientes aún más.

—¿Qué quieres cambiar, Drake? —casi gruñó cuando miró al rubio sobre su hombro. Bobby no pudo evitar recordar el día del Lago Alkali, en que su mejor amigo abandonó el Ave negra; tenía la misma expresión, la expresión arrogante del que creía saber lo que hacía—. El proyecto Centinela se aprobó. Mataron a Bestia a sangre fría. Ya se desató la guerra —su voz era fría—. Ellos la desataron.

—¡Dijiste que buscabas paz! —le reprochó Rogue, como si hubiera roto una promesa personal.

—Y lo hago —murmuró sin voltear a verla—. Por eso lucharé por ella —dijo con voz ronca.

Marie puso una mueca de dolor. Remy la rodeó protectoramente con un brazo. Y Tabitha, por su lado, apretaba los puños, aceptando cada palabra de John como una verdad irrefutable.

—¿Qué piensas, Pyro? —Raven usó su nombre mutante. Se comenzaba a sentir la batalla en el aire.

—Reclutaremos a todos los mutantes que podamos —le explicó firme, con la cabeza en alto—. En algún lugar están fabricando a esos robots, así que los destrozaremos antes de que se activen.

—¿Cómo descubriremos eso? —inquirió Tabitha, luego de tragarse el remolino de emociones que la habían hecho temblar hace unos segundos. No quería hacerlo, pero no tenía opciones.

—Tenemos a una hermosa terrorista azul de nuestro lado. —Sonrió de lado a Mystique, ella correspondió el gesto junto a un asentimiento de cabeza.

—John, aún no sabemos si será necesaria una batalla —Storm interrumpió.

—No, pero hasta ahora parece lo más seguro —argumentó—. Tenemos que prepararnos. Así que dime: ¿Cuántos X-men tienes a tu disposición?

—Los X-men no somos soldados —Bobby escupió enfadado por tener a Pyro enfrente. Le gustaba pensar que lo había matado en la batalla de Alcatraz y que John era el que había regresado a su vida—, pero si se llega a la instancia de la batalla: nos tienes a todos aquí. Solo falta Ángel —el criogénico usaba los nombres clave también.

Pyro asintió.

—Pediré una reunión con el presidente para... —comenzó Storm, pero un golpe de puño, sobre el escritorio la persuadió de continuar. Era Pyro.

—¡Estás por enfrentar una batalla, Storm! ¡Asesinaron a McCoy! —vociferó arto—. ¡Aprobaron el proyecto Centinela! —continuó—. La guerra fría se está acabando, ahora comenzará una guerra de verdad ¡Entiéndelo de una vez! —continuó cuando la mujer trató de hablar—. Sé que Charles Xavier habría intentado hasta el final por la mediación pacífica, pero adivina qué: él no está aquí —le recordó con esa pizca de crueldad tan propia del niño rebelde que fue una vez—. No hay un telépata que los convenza de que no somos peligrosos.

Ororo bajó la mirada. John tenía razón. Y la aterraba aceptarlo.

Pyro giró sobre su hombro por reflejo. Le extrañó que Logan no lo golpeara por hablarle así a su novia.

El inmortal había tratado de apuñalar al castaño, pero por suerte, Mystique y Boom boom fueron más rápidas al cubrir las espaldas de su amigo: la metamorfa sostenía al inmortal por la muñeca, apoyando un pie en su garganta; mientras la rubia lo tomaba de la otra muñeca, apuntándolo con una bomba de energía que sostenía en la otra mano.