Misión más importante

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—Rogue. —Ella se detuvo para girar a verme—. ¿Ya has tocado a alguien?

La Belleza sureña sonrió suave. Siempre tan dulce, siempre mi musa.

—No aún.

Su traje ya no llevaba guantes, como solía ser. Siempre detesté el estúpido traje X-men. Lo odiaba, incluso cuando los demás niños soñaban con usarlos. Era cuero negro, por dios, a esa edad eso era sinónimo de chistes sexuales. Aunque en ese tiempo, sí creía que a Rogue se le vería tan hermoso como lo hacía.

—Necesitas tocar a alguien antes de la batalla. —Me acerqué hasta ella para quedar enfrentados. No dudé en tomar su rostro con ambas manos, sintiendo el leve estremecimiento ante mi tacto.

Siempre así, tan tímida a veces, tan fuerte e intocable. Era una diosa, siempre lo había pensado. Era un ser divino que no podía ser tocado por un simple mortal y en ese momento, era el afortunado que arriesgaba su vida para disfrutar de su suave piel lechosa, sus ojos negros que buscaban comprender mis intenciones, su leve rubor que me hizo recordar a la dama que conocía.

—¿John? —jadeó. No se había apartado, estaba esperando. Era suficiente para mí.

Estampé mis labios contra los de ella. Ella besaba con dulzura, mientras yo no podía contener mi necesidad de más. Éramos fuego y veneno. Porque ella tenía el poder de matarme en ese momento, y yo lo permitiría gustoso si significaba hacerlo bajo los dulces efectos de esos labios. Años de espera y sueños sobre ella. Años de permitir que otro ocupara el lugar que merecía por derecho, porque nadie podría quererla como yo lo hacía.

Rogue correspondió mi beso, sus manos viajaron a mi cintura.

Luego lo sentí, el tirón, la familiar sensación de sentir que mi vida me abandonaba a través de su toque. El dolor y debilidad me embargaban, aún negándome a soltarla, porque seguía siendo el mejor beso que había tenido el placer de disfrutar.

Mis piernas cedieron, dejando caer mi peso sobre ella, hasta que finalmente Rogue llevó ambas manos a mi pecho para alejarme de un empujón. Mis piernas no soportaban mi peso, caí sentado, jadeando en un intento por tomar oxígeno.

—¡Maldición, John! —me gritó— ¡Pude matarte! —Sus bonitos labios eran más rosados que nunca y su acento se marcaba más cuando se enfadaba.

Yo sonreía de lado, no me importaba la caricia de la muerte si era por ella. Hasta hoy, ella podía perder el control de su don, siendo un riesgo tocarla. Y no me importaba.

—No moriré sin besar a la Belleza sureña —repliqué.

—No morirás, idiota. —Puso los brazos en jarra—. Tenemos que hablar sobre esto antes de que mueras, especialmente del hecho de que Tabitha gire tanto en tu cabeza... —me advirtió con una sonrisa de lado, que seguro se debía a haber succionado mi psique—. Luego, incluso, puedo ser yo quien te mate. —Se dio la vuelta y corrió para reunirse a los demás.

En ese momento, solo deseé vivir para escribir sobre el beso, solo para que alguien supiera sobre él.

Me desconcertaba su comentario sobre Tabitha pero... recordé que tenía más por lo que vivir, así que me puse de pie para unirme a mis tropas.

*************

Tabitha POV

—Dijeron que morirás —murmuré. Se me había vuelto un hábito eso de ocultar lo que sentía, especialmente si se trataba de afecto, pero no podía seguir en plan "soldado fría" cuando se trataba de seres queridos y el estúpido de Warren había entrado en esa lista hacía un tiempo.

Buscando paz, en un infierno en llamas (X-men fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora