Buscando paz, en un infierno en llamas (X-men fanfic)

Discursos motivacionales

Mystique encontró un último dato importante: había 10 Centinelas en funcionamiento, en cada campo.

El enemigo estaba listo.

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El plan final dejaba una tasa de mortalidad de 43 mutantes. Entre ellos: Nightcrawler, Ángel y Coloso.

Los mutantes que morirían fueron invitados a desistir de la pelea, pero eran soldados, no aceptaron la propuesta. A cambio, se les narró, con el mayor lujo de detalle posible, el momento de su muerte, con el fin de evitarlas.

El plan era milimétrico: el ejército completo era dividido en dos. Uno para cada campo de concentración. En cada grupo se repetía la misma estructura general de ataque, aunque con variaciones especificas dependiendo de las habilidades de los soldados y el desarrollo particular de cada batalla.

Pyro lideraba un grupo y Iceman el otro. Raven resopló al enterarse.

—Tú tienes otro papel más importante en esto, Mystique —le recordó Pyro, con una sonrisa de lado que destilaba orgullo. Le estaba diciendo la verdad y ella lo sabía, por eso no pudo evitar sonreír, al dedicarle un guiño.

La Bruja Escarlata, Átomo (una mutante capaz de separar las partículas de los objetos que tocaba con las palmas de sus manos; era más sencillo deshacer material inorgánico, pero si tomaba tu cuello estabas fuera) y Coloso eran el "Equipo topo" del primer campo de concentración. Ellos debían infiltrarse para liberar de sus tobilleras inhibidoras a la mayor cantidad de mutantes posibles, todo en el rango de 30 minutos. Byron y Sandy habían brindado datos suficientes para determinar que sobrepasar ese tiempo implicaba la muerte de alguno de los infiltrados. En el campo de concentración Dos, el mismo equipo estaba formado por QuickSilver, Shadowcat, Titán (un mutante de cabello largo, con súper fuerza)

Otro equipo era el "Funny squad" (Jubilee lo había bautizado). Este se encargaba de destruir los grandes depósitos donde eran construidos los Centinelas. En el ejercito Uno estaban: Pyro, Boom boom y Gambito. En el segundo, Jubilee, Iceman y Avalancha (un viejo amigo de John, ex miembro de la Hermandad).

Había dos órdenes claras, que Pyro se encargó de que todos oyeran: dejar a los guardias fuera de combate, haciendo todo lo posible por no matarlos; ya que ellos no eran conscientes de sus actos, y no tenían porqué morir.

—Se las verán conmigo si me entero que matan a uno sin necesidad —les advirtió.

La segunda orden era: no morir.

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La tarde anterior a la batalla, Pyro se dispuso a hablar con sus tropas. Su piel se erizaba cada vez que veía a todos esos rostros expectantes ante sus palabras, dispuestos a seguirlo hasta el borde del abismo.

—Hermanos mutantes —comenzó. Boom boom y Mystique lo flanqueaban, un paso detrás de él—. La hora ha llegado. Ya todos conocen su papel en este encuentro. —Paseaba su mirada por todos ellos, usando al mismo tiempo la voz firme de líder, que nunca sabrá de donde salió—. También saben que esta lucha es personal, es para su supervivencia, para acabar con esta guerra antes de que comience —les aseguró—. Después de liberar a nuestros hermanos de su cautiverio, y destruir esas maquinas que están hechas para aniquilarnos, el mundo sabrá lo que tramaban ahí dentro, detendremos así esta locura. ¡Obtendremos algo de la paz que buscan quitarnos!

La masa de mutantes victorió en apoyo a sus palabras.

—Yo prometí que haría todo lo posible para que no mueran, así que... no sean la causa de que rompa esa promesa —les pidió—. Prepárense y suerte, porque esta noche... —Reunió todo el aire que sus pulmones podían contener para elevar el puño en alto a la hora de pronunciar esta última palabra:— ¡Atacaremos!