5.

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Durante toda la clase me doy cuenta de que está enfadado, y mucho, no me ha dirigido una mirada en toda la clase, y vale que no es que me comiera con o mirada, bueno, un poco si, pero lo único que había recibido esa mañana era una mirada fría cuando entre a clase 15 minutos tarde y nada más.

Puse en situación a María para que me esperara fuera y cuando acabo la clase, esperé a que todos salieran de clase, me limité a observar cómo se tocaba su barba, perfectamente recortada, mientras ojeaba unos papeles.

Cuando todos se fueron, me planté delante de su mesa, alzó la vista para mirar quien era, y cuando se encontró conmigo volvió a dirigir la mirada a sus papeles sin decir nada.

Esto va a ser más difícil de lo que pensaba.

Saqué un paquete de tabaco sin abrir del bolso y lo dejé en su mesa.

- Te lo dejaste el otro día en el bar, y como me lo fumé te he traído otro.

- Vete.

Fue lo único que dijo, y para colmo seguía sin mirarme.

- Carlos... lo siento de verdad... fui muy dura el otro día en la cafetería, no quería dec... -No pude continuar, levantó la cabeza y me miró fríamente, sin expresión.

- No tienes porque disculparte, tenías razón, lo que pasó no fue nada, y ahora vete, tengo mucho que corregir.

No dije más, salí de allí, pegando un portazo, un poco más rota de lo que pensaba que podría estar y llena de rabia, intentando que no se escapara ninguna lágrima rabiosa de mis ojos, pues no se lo merecía, yo no lloraba, y menos por él.

Entendía que se enfadara, decir que lo nuestro no fue nada sentaba mal, lo había sentido en mis propias carnes, justo como él lo sintió.

María me esperaba en la puerta junto a Alba y cuando me vieron sus rostros cambiaron a preocupación, me conocían mucho y sabían que mi cara no expresaba ni un ápice de felicidad.

- Antes de que me preguntéis, os adelanto que ha sido una puta mierda de idea, no tenía que haber ido, y no, no estoy mal, él no es nadie.

Mentira, eso no me lo creía ni yo, pero mucho menos mis amigas, claro que era alguien, claro que esa semana había sido importante, fue una de las mejores de mi vida, había pensado en él incontables veces, las imágenes de esa semana habían pasado por mi cabeza durante muchos meses, y la química que habíamos sentido se había quedado en mi piel, tatuada, para no borrarse nunca, me había negado durante meses a no tener nada con nadie, porque nadie era él, y cuando ya me había hecho a la idea de que nunca más lo vería, aparece, y para colmo siendo mi profesor, condicionándome, ya que por mucho que quisiera, nunca podríamos ser nada.

Y eso me frustraba, mucho.

Mis amigas no me dijeron nada más, María se despidió de nosotras y nos fuimos a casa, Alba había intentado hablar del tema conmigo, pero me había negado o lo había esquivado con alguna evasiva o poniéndome a la defensiva.

Los siguientes días de esa semana me negué a ir a sus clases, estaba muy cabreada, todo me superaba, y necesitaba estar unos días sin verle la cara, esa cara que si veía me iban a entrar unas ganas locas de darle un guantazo, a la vez que me iban a entrar unas ganas locas de comérmelo a besos.

Jueves, hoy había decidido ir a clase, pero no a la de Carlos, esa me la saltaría, María, Nat, Alba y yo desayunábamos en una cafetería cercana a la universidad, nos quejábamos de los trabajos hasta que María dio un par de palmadas captando toda nuestra atención.

- A ver chavalas, mañana, fiestote a lo grande de un colega de Pablo, me invita a mi y a mis amigas, y obviamente vamos a ir.

Las tres asentimos muy animadas, necesitaba despejarme, y salir de fiesta a emborracharme y pasar de todo.

- Vamossssss que Julita el viernes va a reventar la fiesta. -Gritó Alba levantando sus brazos.

Que bien me conocían, y es que cuando estaba enfadada por algo o en una situación así, lo primero que buscaba era fiesta, fiesta en la que desfasar, mis amigas lo llamaban "Noche de caza" pues siempre acababa de dos formas:

1. Tirándome al primer buenorro que viera.
2. Comiéndome a media discoteca.

Si, así era, había mucha gente a la que le parecía mal, de suelta, o de guarra mejor dicho, claramente eso era fruto del alcohol, pero a mi me la sudaba lo que dijeran, y además, nunca había sido de cosas serias.

- Chicas, mañana es... noche de caza. -Sentencié poniéndome seria.

- De Puta madre, confirmo asistencia pero ya, las fiestas de este pavo son brutales.

Nos pasamos todo lo que quedó de desayuno hablando sobre la fiesta y sobre qué nos pondríamos, María nos avisó de que teníamos que ir muy pivonacos, como ella decía.

A petición popular otro por aquiii😊

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