4.

777 44 6
                                    

Por fin viernes, último día de la semana, la mañana transcurre como siempre, me despierto, voy a la facultad con Alba, nos encontramos con María y Nat, clases aburridas, Carlos y sus miradas y poco más.

Hoy quedamos un pequeño grupo de clase para ir a un bar cercano a comer, ya lo hemos hecho varios viernes y a lo tomo estamos haciendo un grupo muy guay, incluso el viernes pasado vinieron Alba y Nat, pero hoy preferían irse en modo pareja.

Durante la comida Maria y yo hablamos con África y Sabela sobre todo, son con las que más feeling tenemos, nos pasamos la comida entre risas y hablando de asignaturas, trabajos y profesores.

Una vez que hemos comido cada uno se va por un sitio, yo ando unos cinco minutos con María hasta que se despide de mí para irse a casa de Pablo, su novio.

Voy caminando pensando en mis cosas pero el sonido de mi móvil me distrae, miro la pantalla "Albita"

- Dime churryyyyyy

- ¿Estás en casa?

- No, estoy yendo para allí pero aún me queda un poco ¿Por?

- Verás es que estamos al llegar Nat y yo y nos hemos ido a comer y claro habíamos pensad...

- Que si que si, no me cuentes cuentos llorona, tenéis vía libre para follar, en una hora y media aprox estoy allí.

- Gracias gracias gracias Julita, eres la mejor.

- Si si, pero me debes una. -Dije antes de colgarle.

Decido sentarme en la terraza del primer bar que pillo, pedir un café con leche y ponerme a leer "Luces de Bohemia", uno de mis libros favoritos, suerte que lo llevo en el bolso, me pongo a leer y desconecto del mundo, algo muy común en mi, me tiro así no se cuanto tiempo hasta que una voz me devuelve a la realidad.

- Luces de Bohemia, uno de tus favoritos...

Levanto la vista encontrándome con Carlos quien se sienta en mi misma mesa después de pedirle un café con leche a la camarera.

- ¿Carlos? -Le miro entre extrañada y sorprendida - ¿Que haces aquí?

- He venido a comprar tabaco, pero te he visto y me ha apetecido un café. -Se excusa con una media sonrisa.

Joder. Que sonrisa.

- ¿No crees que no es muy correcto tomarte un café con tu alumna? -Alzo una ceja.

- No estoy en horario laboral.

- Sigo siendo tu alumna. -Le contesto esta vez más borde de lo que pretendía sonar pero tenerlo delante me pone un tanto nerviosa.

Carlos no vuelve a contestarme, lo que me hace sentir un poco mal y totalmente en contra de mis ideas vuelvo a sacarle tema de conversación.

- ¿Que haces por aquí?

- Vivo en el patio de en frente ¿También vives aquí cerca?

- A unos quince minutos, realmente mi compañera de piso me ha pedido que la dejara un rato sola con su novia, así que he acabado aquí.

Carlos se ríe un poco y entablamos una conversación amena, se que no está bien, y la idea no me entusiasma, pero no puedo evitarlo, me tiende su paquete de tabaco, ofreciéndome un cigarro que acepto sin problemas, seguimos hablando sobre las clases y su nuevo trabajo hasta que se forma un silencio y sin esperarlo dice algo que me desconcierta totalmente.

- ¿Piensas en mi?

- ¿Como?

- Que si piensas en mi, bueno, en nosotros...

Todos mis sentidos se ponen alerta, no pienso seguir esta conversación, esto no está bien.

- Carlos, no hay un nosotros, nunca lo ha habido, lo que pasó fue hace más de un año y no significó nada, solo fue una semana en la que nos acostamos creyéndonos adolescentes a escondidas de nuestros padres, fin.

Veo cómo la cara de Carlos cambia y se pone seria, sin decir nada se levanta de la mesa, entra dentro y veo cómo paga por el cristal, sale de la cafetería y sin despedirse ni mirarme se va calle arriba, me doy cuenta de que se ha olvidado el paquete pero ya ha desaparecido, me empiezo a agobiar, sintiéndome mal por ser tan dura, claro que esa semana significó algo para mi, pero no podía decírselo.

Cojo otro cigarro del paquete, dudo que después de la que le he soltado vuelva a por el, me paro a pensar en esa semana y en lo guapo que estaba hoy, todavía llevaba la ropa del trabajo, y siendo sinceros, las camisas apretadas y los chinos le quedan de maravilla.

Joder Julia céntrate, que es tu puto profesor.

Entré a pagar y para mi sorpresa Carlos había pagado los dos cafés, cosa que hizo que me sintiera todavía peor, joder.

Llegué a casa y estaban las tortolitas viendo una serie en el sofá.
Fui directa a la cocina a por una cerveza y me senté en el sillón dispuesta a contarles todo mi drama, que no era pequeño.

Después de contarles todo lo de esta tarde, me sentí un poco más desahogada, me sentía mal, había sido demasiado dura, y sabía de sobra que no era un mal chico, no se lo merecía, pero que aparezca de repente en mi vida, después de un año, me había descolocado demasiado y me había hecho rememorar muchos momentos, incluso sentimientos, cosa que no quería admitir.

Habíamos cruzado cuatro palabras de mierda, de mierda porque yo había sido una persona horrible y mi actitud con él había sido una mierda, cuando él lo único que había hecho era ser amable conmigo.

Me pasé todo el fin de semana dándole vueltas al tema, y mareando a Alba, eso por supuesto, que un poco cansada y a la vez preocupada por mi, ya que el sábado no había querido ir a una de las maravillosas fiestas de Pablo, me propuso que me intentara disculpar con él o por lo menos ser más agradable y después de darle muchas vueltas decidí que intentaría suavizar un poco las cosas.

Aquí tenéis otro capítulo, espero que os guste❤️

Si os gustaría que añadiera o quitara algo dejadlo en comentarios 😛

QUÍMICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora