Holi voy a pedir perdón por adelantado.
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Casi dos semanas, casi dos semanas sin saber de Carlos, sin verlo, sin hablar con él, sin nada.
Dos semanas que para mi habían sido eternas.
Eternas y difíciles.
No era consciente de que una "ruptura" podía ser tan dolorosa.
Porque si, había sido una relación breve, muy breve, pero había sido muy intensa.
Había ido pasando por fases.
Los primeros tres días ni si quiera había salido de la cama, no había dejado que nadie me viera excepto Alba, había apagado el móvil y había desaparecido para mis amigos y compañeros.
Tras esos tres días gracias a las insistencias de Alba había salido de la cama, pero todavía no había dejado que nadie viniera a casa, mi apetito era prácticamente inexistente y mis ganas de ser productiva tampoco es que fueran una maravilla, estaba realmente inestable.
Durante cuatro días más esa había sido mi rutina, estar en el sofá, ver la tele, dormir, llorar y más llorar.
Alba se había desvivido por mi, me cuidaba, intentaba que comiera, y me abrazaba o dormía conmigo siempre que lo necesitaba, y lo necesitaba muchas veces.
Después de esos cuatro días Alba me había obligado a ducharme, ni fuerzas ni ganas había tenido durante esa semana para darme ni una mísera ducha, la cual había acabado con un recuerdo no muy agradable.
Flashback:
Alba me había convencido para ducharme después de una semana, pero es que realmente no tenía fuerzas, el cuerpo me pesaba, la cabeza me dolía a todas horas y mi estómago estaba completamente cerrado, no se cuantos kilos había perdido, pero estaba segura que unos cuantos.
Me desnudé poco a poco y por primera vez en mi vida me sentí pequeña mirándome al espejo, no me sentía cómoda.
Entre en la ducha tras muchos minutos sacando imperfecciones a mi cuerpo y repetí mi rutina de ducha.
Champú, aclarar, champú, aclarar, mascarilla y gel, aclarar.
Cuando terminé quise quedarme un poco más bajo el agua, siempre me había relajado, me ayudaba a pensar, claro que con mi estado de ánimo lo que menos debería hacer es pensar.
Miles de imágenes empezaron a recorrer mi mente, Carlos, Carlos conmigo, el primer día que lo vi en esa tarima como profesor, si insistencia, el primer beso que nos dimos en la fiesta, la cafetería, los besos de después, el sexo, todo.
Abrí el grifo de agua fría llena de rabia mientras me deslizaba por la pared hasta quedar sentada en el plato de la ducha.
Las lágrimas volvían a inundar mis ojos y todos esos recuerdos se disipaban, ahora en mi mente aparecían recuerdos parecidos pero no eran conmigo, eran con Laura.
¿No era lo suficiente para el?
Ella era más guapa, más alta, más delgada, más todo.
El agua congelada caía por todo mi cuerpo, pero a mi no me importaba, a mi ya no me dolía.
No sé cuánto pude estar así pero supuse que bastante cuando escuché a Alba llamarme tras la puerta y seguidamente entrar.
Cuando me vio se quedó parada, posiblemente por mi cuerpo blanco y tiritando por el frío, mis labios amoratados o mis hinchados por las lágrimas.
Se apresuró en cerrar el grifo y taparme con toallas mientras me abrazaba para que entrara en calor.
En ese momento realmente me habría querido morir.
Pero ¿como era posible?
No había sido capaz de admitir que estaba enamorada cuando ya me habían roto.
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Después de ese incidente en la ducha me había mentalizado de que ya no podía seguir así, llevaba una semana siendo un zombie y no podía permitírmelo.
Esa tarde me dediqué a descansar viendo películas con Alba y al día siguiente me puse las pilas.
Encendí el móvil, que casi explota con todos los mensajes que tenía de Carlos, pero no conteste, no se lo merecía.
María vino a verme, y desde ahí todos los días.
Pablo y ella ya lo habían dejado, pero eran colegas, así lo habían acordado ellos, también me contó que había quedado con Marta y que se liaban, pero sin prisas, dejaban las cosas fluir.
Volví a ir a clase, excepto a las de Carlos, porque no estaba preparada aún, pero lo estaría, pronto.
Por las noches dormía con Alba, me veía incapaz de aguantar los llantos yo sola, y por mucho que la echara a su cama para que descansara mejor, se quedaba, y lo agradecía muchísimo, me estaba animando a seguir y a no caer en ese pozo sin fondo del que estaba al borde.
El mismo viernes de esa semana de decidí al final acudir a una clase suya con el apoyo de María, pero nuestra sorpresa llegó cuando nos informaron de que el profesor Right dejaba su trabajo por motivos personales, sobre todo para María, que si había estado yendo estas dos semanas.
¿Se había ido? ¿Y ya está?
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Estoy en mi cuarto poniéndome al día con todos los apuntes, he perdido demasiados días de clase y si te paras a pensar no queda tanto para los exámenes.
Mientras copio apuntes en mi cabeza ronda Carlos, no me creo que se haya ido, si no asimilaba su futuro matrimonio menos asimilaba su marcha.
¿A donde? ¿Barcelona? ¿Se casaría?
Mis pensamientos se ven interrumpidos por el insistente sonido del timbre.
¿Quien cojones llama así?
- Voy yoooooo - Grita Alba por el pasillo.
Oigo el sonido de la puerta abrirse.
- ¿Quien eeeees? - Grito también desde mi cuarto.
En la vida podremos hablar como personas normales.
No me contesta así que salgo de mi cuarto dirección a la puerta y cuando llego se me vuelve a caer el mundo encima, Carlos está en la puerta de mi casa.
El no pasa, y yo tampoco le invito, nos miramos a una distancia prudente.
- ¿Que... que haces aquí? - Solo de tenerlo delante el labio me tiembla.
- Vengo a despedirme, me vuelvo a Barcelona.
Suelta la información de golpe, a bocajarro, como un jarro de agua fría.
Asiento sin saber que decir, no me salen las palabras.
- No me contestabas a los mensajes, necesitaba hacerlo, siento haberte hecho daño, nunca quise jugar contigo Julia... -Puedo notar como la voz le tiembla levemente.- aquí ya no tengo nada que hacer, de verdad espero que seas feliz, aunque no sea conmigo.
Segundo jarro de agua fría en menos de cinco minutos, Carlos agacha la cabeza y yo sigo sin decir nada, no soy capaz, demasiada información que procesar.
No sé cuánto estamos mirándonos, pero supera el minuto fijo, Carlos suspira una vez más y articula un "cuídate" antes de desaparecer de la puerta de mi casa.
Se ha ido.
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Vengo a pedir perdón de nuevo por el capítulo más triste del mundo, casi lloro escribiendo pero era necesario.
En unos días nos vemos❤️
Me voy para que no me matéis
