12.

1K 53 34
                                    

12.

Los pequeños rayos de sol que entran a través de la ventana son suficientes para despertarme, como siempre por no haber bajado la persiana, si es que soy gilipollas, pero gilipollas profunda, sin embargo toda mi mala leche desaparece cuando soy consciente de quien duerme a mi lado.

Giro un poco mi cabeza y veo a Carlos aún aferrado a mi cuerpo, con su pelo alborotado y una expresión tan serena que es capaz de calmarme por completo.

Aprovecho que sigue dormido y acaricio un poco su pelo a la vez que doy pequeños besos, dándome cuenta de cuánto lo había echado de menos, pero claro, toda esa calma se esfuma en cuanto empiezo a escuchar ruidos fuera, agudizo un poco más el oído, consiguiendo escuchar la voz de Alba y no se quien más...

¿Alba? ¿Pero no dormía con Natalia? ¿Que hace aquí a las... -pausa para mirar la hora- 9:45?

¡Joder! ¡Joder! ¡Jodeeeer!

Busco mi ropa interior y me la coloco a toda prisa, cojo la primera camiseta larga que pillo y salgo con cuidado de no despertar a Carlos, recorro el pasillo y la imagen que veo es digna de enmarcar, menudo puto cuadro tengo por amigas.

La cocina está hecha un cisco, y mis dos queridas amigas Alba y María van perdidas de harina, la primera lleva un cuenco con masa de ¿tortitas? en la mano que María intenta arrebatarle mientras la amenaza con una sartén, lo dicho, un cuadro.

- ¿Se puede saber que coño hacéis aquí? ¿Y con este escándalo? ¡Que no son ni las 10 de la mañana! -Grito mientras interrumpo su "pequeña" discusión.

- Hacerte el desayuno. -Contesta Alba con un gesto totalmente angelical.

- Mentira, a mi no me engañas furby, suelta por esa boquita.

- Vaaaaale... -Suspira rendida- Nat y yo estamos fatal, anoche tuvimos una bronca muy fuerte y me fui de su casa, acabé en casa de Mari y se nos ha ocurrido venir a casa y hacer tortitas para estar las tres juntas...

Me acerco a Alba y la envuelvo en mis brazos, puedo ver como una pequeña lagrima se ha escapado de sus ojos cuando me lo contaba y eso me mata, a pesar de que todas seamos amigas, Alba es mi debilidad y no voy a permitir que lo pase mal o que le hagan daño, por ahí no paso.

Una vez que Alba se ha calmado les ayudo a terminar el desayuno antes de que quemen la cocina o terminen matándose, por un momento me olvido de todo y me centro en estar con mis amigas, y con todo me refiero también a que tengo a Carlos durmiendo desnudo en mi cama.

- ¿Julia? -Una voz masculina se escucha por el pasillo y mis dos amigas fijan su mirada en mi acompañándola con una sonrisa pérfida.

Mierda.

- Quedaros aquí que os conozco eh. -Advierto señalándolas con el dedo.

El color de mi cara cambia a un blanco pálido por lo que veo que se me viene encima y salgo disparada a evitar que Carlos salga de la habitación, pero no, porque antes de que pueda impedirlo aparece por el salón en calzoncillos mientras se frota los ojos.

Se acerca cuidadosamente sin saber muy bien que hacer, lo conozco lo suficiente como para saber que está cagadito por la reacción que pueda tener.

Lo miro seria mientras se va acercando, realmente me muero por darle un beso, pero es divertido ver cómo está casi sudando de los nervios.

- Em... Julia... Si quieres yo me voy, de verdad que lo entiendo perfectamente, si no quieres que se repita también lo entenderé... -Dice atropellándose con cada palabra.

No puedo evitar soltar una carcajada y coger su mano para acercarlo a mi.

- Anda tonto, dame un beso de buenos días.

QUÍMICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora