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Claro que lo había hecho, y no una sola vez.

¿Por que? Porque soy masoca.

Porque aquí estaba, jueves, once y media de la mañana, y 32 para ser exactos, desnuda y con Carlos dejando un rastro de besos por todo mi cuerpo que parecía no tener fin.

Había dormido en mi casa durante estos días en los cuales nuestros encuentros, sobre todo sexuales... no vamos a mentir a estas alturas, se habían incrementado notablemente, y hoy, habíamos decidido tomarnos el día "libre" para seguir pues eso... a lo nuestro.

La semana estaba siendo realmente extraña y a mi cada vez se me escapaba más de las manos.

María no había aparecido por clase en los últimos tres días, estaba ausente y distante, había esquivado todas mis preguntas lanzando evasivas y excusas basándose en que no estaba bien, sin razón alguna, pero yo sabía que todo venía a raíz de las aguas que hacía ya su relación con Pablo y a cierta camarera malagueña llamada Marta que había conocido en un bar cerca de la facultad, claro que eso ella no lo iba a admitir, de momento...

La ruptura ya definitiva de Alba y Natalia también había supuesto un golpe para el grupo.

Natalia se había presentado el domingo de imprevisto en casa para intentar arreglar las cosas con Alba, ya que esta no le había dado señales de vida y lo que en principio pretendía que fuera una reconciliación había acabado siendo una ruptura, y de las gordas, pues cuando llegué a casa después de haberme ido para dejarles espacio no había ni rastro de ninguna y lo único que encontré fue una nota de Alba diciendo que se iba a Elche por unos días y que no la llamara, que tendría el móvil apagado, que se sentía demasiado avergonzada por el numerito que habían montado antes de que me fuera y que cuando se sintiera preparada llamaría.

No había visto a Natalia, pero si habíamos hablado por teléfono y estaba realmente destrozada después del fin de su relación.
Ella está muy enamorada de Alba y Alba...
Alba lo está de otra persona, ese había sido el motivo de la ruptura, llevaban un par de semanas malas, pero de eso Maria y yo no teníamos ni idea, y ese par de semanas malas habían llevado a Alba a explotar confesando que llevaba sintiéndose atraída por otra persona durante mucho tiempo y que durante las últimas semanas se había estado enamorando, tampoco había querido decirle quién era la persona, cosa que destrozaba aún más a Natalia.
Había intentado quedar con ella, incluso le había ofrecido venir a casa para tener más apoyo moral pero se había negado rotundamente alegando que se sentiría un tanto incómoda en mi casa por diversas razones.

Y luego estaba mi pequeña rubia... el furby, que se había ido a Elche, sin despedirse, sin casi avisar y por un tiempo indefinido.
Cuando vi su armario prácticamente vacío quise llorar de la impotencia.

Ese tema era el que peor estaba llevando, principalmente porque llevaba días sin saber nada de ella, sólo lo poco que me contaba su hermana Marina y que agradecía bastante que lo hiciera, pero aún así me tenía realmente preocupada, y segundo porque nunca había sido consciente de cuánto dependía de su compañía ni de lo mucho que la podía echar de menos.
Tampoco entendía el comportamiento de Alba, hasta hace seis días pensaba que eran la pareja perfecta y de pronto me entero de que llevaban semanas mal y que encima Alba estaba enamorada de otra persona cuyo nombre desconocíamos, y que todo eso lo había estado llevando ella sola sin yo si quiera darme cuenta.
Miles de sentimientos me invadían, me sentía culpable de no haberme dado cuenta antes, es mi mejor amiga, vivimos juntas...
Había estado tan centrada en mi misma y en mis problemas que había pasado de ella y de la ayuda que realmente pedía a gritos cada noche que me pedía dormir conmigo, que le diera mimos o que simplemente le hiciera compañía, y me sentía tan mal...
Pero si me pedía ayuda a gritos... ¿Por que no me había contado nada? ¿Por que no había recurrido a mi en busca de ayuda o consejo? ¿Ya no confiaba en mi? ¿Le había fallado?

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