Alba y yo dormíamos la siesta la una enredada en el cuerpo de la otra, como solíamos hacer últimamente.
Mi cabeza se escondía en el hueco de su cuello y una de mis piernas se enredaba entre las suyas, mi mano dejaba caricias por su cintura mientras que sentía las suyas en mi espalda
baja.
Su olor tan característico a vainilla y su respiración acompasada junto a la mía me hacían caer poco a poco en los brazos de Morfeo.Últimamente sus mimos se hacían más presentes en mi día a día, siendo yo misma la que los buscaba, cualquier momento era bueno para un beso, un abrazo o una suave caricia y cualquier excusa era válida para acabar la una durmiendo en los brazos de la otra, o simplemente en los brazos de la otra.
Por motivos ajenos ninguna estaba bien, pero nos curábamos mutuamente.
La marcha de Carlos todavía dolía, mucho, y su ruptura con Natalia supongo que también, y digo supongo porque Alba todavía no había querido hablar de Natalia ni de la razón, al menos conmigo, pues intuía que María sabía algo, pero siempre que intentaba abordar el tema me salía con excusas o se iba por las ramas, seguía sin entender porque conmigo no hablaba del tema y en cierto modo me dolía, ella sabía todo acerca de Carlos y de lo que había pasado, y sentir que no confiaba en mi lo suficiente me hacía pensar que no estaba siendo una buena amiga.
Todo esto daba vueltas a mi cabeza mientras compartíamos caricias en el sofá, y yo poco iba a aguantar sin sacar el tema, no lo solía hacer por no molestarla, pero ya me costaba.
Alcé un poco la cabeza para hablar mejor y no pude evitar pararme a observarla, sus mejillas estaban ligeramente sonrosadas a causa del calor que producían las mantas y sus ojos se entrecerraban debido al cansancio.
Cuando se dio cuenta de mi movimiento giró un poco la cabeza para quedar cara a cara conmigo y su mirada se clavó en la mía, no me había parado a mirar tan detenidamente sus ojos, pero eran realmente bonitos.
Quedamos muy cerca, a escasos centímetros, me tomé unos segundos para salir del trance en el que había entrado y pensar bien mis palabras antes de hablar.- Albi ¿Puedo preguntarte algo?
- Claro. - Su mano se trasladó a mi mejilla dejando una suave caricia y ese simple gesto me removió el cuerpo entero sin saber por qué.
- ¿Sabes algo de Natalia?
Su mano cesó sus caricias en mi mejilla de golpe y noté como su cuerpo se tensaba ligeramente bajo el mío.
- No, no sé nada ¿por que?
- ¿No quieres hablar las cosas con ella?
- Julia, ya lo hablamos todo cuando lo dejamos y lo sabes.
Notaba como este tema la empezaba a incomodar, pero quería indagar aunque fuera un poco más, conocía a Alba y a veces le costaba pero necesitaba que supiera que yo también estaba ahí.
- ¿Y no le vas a decir quién es... ya sabes, la otra persona de la.. - Se incorporó un poco para observarme mejor y me cortó.
- ¿A que viene todo esto? - Preguntó algo más cortante de lo normal.
- No has querido hablarlo conmigo y no se, quiero ayudarte, tú lo haces conmigo.
Alba se incorporó más para sentarse en el sofá y levantarme a mi también de su cuerpo.
- Julia si no lo hablo contigo es porque no me hace falta, estoy perfectamente, no necesito ayuda, enserio no te preocupes.
- Pero siento que no confías en mi... - Admití sintiéndome algo decaída.- ¿Quien es la persona?
- Si que confío en ti, pero es un tema que prefiero no tratar, además que no es algo importante, el amor se acaba, ya está.
- Hombre Alba, una tontería no es...
