7.

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Me desperté con un dolor de cabeza horrible, y no precisamente por la resaca, los rayos del sol entraban por la ventana.

Joder, podría haber cerrado anoche la puta persiana.

Miro la hora, 13:30, vale es hora de levantarme.

Voy hacia la cocina donde veo a Alba bebiendo de su taza mientras ojea el móvil, cuando se da cuenta de mi presencia me mira expectante, esperando a que le cuente la noche anterior.
Hago como si nada intentando evitar preguntas, me sirvo café y me siento en la pequeña barra, justo enfrente de ella.

Flashback de la noche anterior:

Salgo del baño a toda prisa buscando a mis amigas, mi cabeza va a mil por hora, las encuentro a las tres bailando en un rincón.

-Alba, me quiero ir, por favor. -Digo apartándola un poco de las otras dos.

Se que no está bien, todas son mis amigas, pero no tengo fuerzas para contar esto a nadie, estoy demasiado confusa.

-Juls ¿Que ha pasado? -Me dice preocupada.

Niego con la cabeza, tengo un nudo en la garganta pero por suerte parece captarlo.

-Está bien, entiendo, aviso a estas por si se vienen o se quedan, vuelvo en nada.

Me limito a esperar sin decir nada, cuando llega lo hace sola, supongo que María y Nat quieren quedarse, todavía es pronto.

Llamamos al taxi y una vez en él me limito a mirar por la ventana, mientras Alba me coge la mano, solo soy capaz de articular un simple "Gracias" en un hilo de voz.

- ¿Y bien? ¿Me vas a contar lo que te paso anoche con tu maravilloso profesor para que me sacaras a rastras de la fiesta?

- ¿Como sabes que fue con Carlos?

- Julia, por dios, ni que hubiera que ser muy lista para saberlo. -Dice exasperada, supongo que porque aún no he soltado ni prenda.

- Está bien, está bien... Estaba en la barra, se acercó a mi preguntándome por que le odiaba, luego me empezó a decir más cosas, en plan que lo nuestro si que significó algo para él y que me quería besar y no me preguntes como, pero acabe comiéndome los morros con él en el baño, hasta que la cosa empezó a ir a más, me acordé de que era mi profesor, me agobié, me fui, te busqué y vinimos a casa, eso es todo. -Dije restándole importancia, cuando en realidad, era importante.

- ¿Estarás de coña no? ¡Julia tía! ¿Pero que te pasa en la cabecita esa? ¿Para que la tienes? ¡Suerte tienes de que no hubiera nadie conocido!

- ¡Vale Alba! No me martirices más, ya lo hago yo sola.

- Perdón perdón, tienes razón, además... no es algo tan malo...

- Ah no no, una cosa es que no me martirices y otra que me mientas, sabes que lo que hicimos ayer está como el culo, ¡Piensa en todas las consecuencias! Su trabajo, mi carrera, mi fut -Empecé a enumerar hasta que me cortó.

- Vale para para, no es para tanto porque no se va a volver a repetir y ya está, cambiemos de tema.

Hablamos un poco más de la fiesta hasta que a los cinco minutos sonó el timbre interrumpiendo nuestra conversación.

- ¿Esperas a alguien? -Preguntó Alba mientras se levantaba a abrir.

Negué con la cabeza arrugando la nariz y cuando abrió la puerta aparecieron María y Natalia con un pack de cervezas y mucha comida.

- ¿Que hacéis aquí?

- Queremos explicaciones de que te pasó ayer en la fiesta. -Gritó Natalia desde la cocina mientras dejaban todo.

Iba a responder cuando Alba se me adelantó gritando, para que se enteraran bien todas, un día la mataré y no me haré responsable.

- Esta, que anoche casi se beneficia al Señor Right en un baño.

Mi cara se torna de un color rojizo, mientras María y Natalia son incapaces de reaccionar y Alba se descojona viva en el suelo de la cocina, lo dicho, que un día la mato y yo no me hago responsable.

- Furby te voy a matar.

- Necesito una cerveza para asimilar esto -Dice María haciendo gestos con sus manos- Joder esto es más surrealista que un puto fic.

- Cuéntalo todo ya.

Después de contar la misma historia que le había contado a Alba hace media hora, pero esta vez un poco más extensa, tomamos un par de cervezas más y decidimos salir a comer las cuatro juntas para airearnos un poco.

El domingo por la tarde decido salir a despejarme, lo necesito, me pongo lo primero que pillo, metiendo en mi bolso un libro y mi libreta de textos y composiciones.

Camino sin rumbo fijo, con mis auriculares y la música a tope, perdida en mis pensamientos, acabando en la cafetería de casa de Carlos, puto subconsciente.

Yo, como una buena masoquista decido sentarme a tomarme un café mientras escribo, exteriorizo todo lo que siento, plasmándolo en papel, pensando en él y en cómo sacarlo de mi cabeza.

Spoiler: No puedes. Lo ves todos los días.

Alzo la vista, intentando buscar su rostro en alguno de los ventanales de los edificios que hay frente a la cafetería, algo que parecía imposible, pero lo encuentro, mirándome desde su ventana, inevitablemente hago un gesto con la mano en modo de saludo, Carlos me muestra una pequeña sonrisa y hace lo mismo para luego desaparecer tras los cristales, en mi interior deseo que baje, que baje y hable conmigo.

Y como si tuviera un genio concediéndome todos mis deseos a los 10 minutos aparece en la cafetería, pide un café con leche y se sienta en mi misma mesa, delante de mi.

En verdad no quería subir hoy porque al final me quedaré sin borradores pero no puedo evitarlo😐
En fin, espero que os guste!

QUÍMICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora