Leonardo no podía creerlo: Se hallaba solo y completamente desnudo en un jardín después de hacer el amor con Sofía; ésta le había tendido una trampa para distraerlo y así ella poder tomar las llaves de la puerta para luego irse de ahí, y por si fuera poco... se había llevado su ropa y las llaves de la casa de Mauricio.
—¡Maldita sea! —masculló por enésima vez.
Había llamado a Sofía al celular, pero ella no contestaba y eso lo molestaba más, aunque comprendía los motivos de ella para hacer lo que había hecho, él mismo se lo había buscado... ¿no? Ella solamente había cobrado revancha.
Leonardo suspiró con frustración. Estaba en el jardín, desnudo, sin nada con qué cubrirse y sin posibilidad de ingresar a la casa, ya que todas las puertas de acceso estaban cerradas. Afortunadamente, la barda que rodeaba el jardín era lo suficientemente alta, así que no corría riesgo de que alguien lo viera. Aunque... pensándolo bien...
—¡Oh, maldita sea! —gruñó, cubriéndose las partes sensibles de su cuerpo con ambas manos y dando vueltas mientras inspeccionaba atentamente las bardas en busca de algo... o alguien que pudiera estar mirándolo.
Los periodistas solían ser crueles y no respetaban la intimidad de los artistas.
Se acercó a la mesita del jardín sin dejar de cubrirse y se sentó en una de las sillas, acto seguido se cruzó de piernas y sin dejar de cubrirse con una sola mano, con la otra tomó su celular y en esta ocasión llamó por teléfono a Mauricio, pero éste lo sonaba apagado. Leonardo colgó con brusquedad... ¿Ahora qué haría?, pensó con desesperación.
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Sofía estaba atascada en el tráfico de la ciudad, pero no le importaba. Estaba feliz ¡Pletórica! Acababa de hacer el amor con su gran y único amor. Estaba feliz de saber que él estaba celoso ya que eso quería decir que ella significaba mucho para él. Y luego verlo, con su trasero desnudo, caminando por el jardín... ¡Qué vista!
Recordó la cara que puso él cuando la vio con su ropa en mano y soltó una carcajada. Sin duda la haría pagar por su pequeña venganza y ella pagaría gustosa... Suspiró con amor, reclinándose en el asiento. Era algo asombroso como un día que había comenzado de la peor forma, de pronto pudiera convertirse en un grandioso día ¿no es verdad?, pensaba enamorada. Sintiéndose dichosa, suspiró profundamente y subió el volumen de la radio para después comenzar a tararear una canción que acababa de comenzar... Entonces su sonrisa se hizo más brillante.
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Leonardo se encontraba en la parte posterior de la casa, tratando de hallar un modo de abrir la puerta de la cocina, lo cual no era nada fácil ya que no contaba con ninguna herramienta con la cual ayudarse y lo único que quería era entrar antes de que el clima cambiara o alguien pudiera verlo como Dios lo trajo al mundo y en caso de no poder abrir la puerta, tendría que romper una ventana...
Estaba totalmente absorto tratando de forzar la cerradura cuando un repentino sonido lo sobresaltó. Se giró y con rapidez se cubrió sus partes íntimas, pero rápidamente y a pesar de que el sonido era muy leve, lo identificó: era su teléfono. Rápidamente corrió hasta la mesita donde estaba su móvil y logró contestar antes del último timbrazo.
—¿Bueno? —respondió con la voz agitada, mientras oía un estruendo por el teléfono.
"¿Música?" —pensó Leo, desconcertado.
—Hola, mi amor. ¿Cómo te va? —ronroneó la voz de una mujer por encima de la música.
"¡Sofía!" —pensó con alivio.
—Sofía, ¿Dónde carajos, estás? —rugió—. ¿Estás de fiesta? —incrédulo—. ¡Te ordeno que regreses con mis cosas en este mismo instante! —gritó con enfado.
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Déjà Vu.
RomanceSinopsis: "Una rosa roja que representa a su amor eterno y el dolor de perder al ser amado. Leonardo y Sofía se aman con locura y durante años han compartido una relación clandestina. El amor, los celos, la pasión, la culpabilidad y el dolor, los ll...