Capítulo 18: Libertad.

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Estaba sola en el departamento, acurrucada en el sofá de la sala, mientras se moría de la preocupación por no saber nada de su hijo. Había llegado al departamento desde hacía más de tres horas y no tenía noticia alguna de él ni de Óscar pese a que los había estado llamando por teléfono, sin embargo, ambos tenían sus respectivos teléfonos apagados. Eso solo hacía que Sofía se llenara temor. ¿Dónde estarían? ¿Se atrevería Óscar a hacerle daño a su hijo?

"El daño te lo está haciendo a ti, ¿Por qué otra cosa estaría utilizando a Eduardo?" —le dijo su mente.

Cuando Sofía regresó al departamento, hacía horas, se había encontrado con todo perfectamente ordenado como si en ese lugar nunca se hubiera librado una batalla casi campal entre Leonardo y Óscar. A ella no le sorprendió tanto ya que seguramente su marido había sido quién se había encargado de buscar a alguien que lo ordenara todo. Él nunca dejaba cabos sueltos.

Nuevamente hizo ademán de llamarlos, pero ellos seguían sin responder... Angustiada se paseaba de un lado a otro sin saber qué hacer o a dónde ir, hasta que sonó su celular e inmediatamente corrió hacia él y vio que se trataba de un mensaje de texto de Dany.

"Mi hermana discúlpame por no estar contigo cuando te despiertes. Mamá me llamó para que fuera por los niños a su casa, así que no te preocupes por ellos que esta noche ellos se quedarán conmigo en mi departamento para que puedas descansar tranquilamente. Te quiero."

Sofía por un momento se sintió culpable ¿Cómo había sido capaz de olvidarse de los niños? Eso la hizo sentir la peor de las madres, por un lado, olvidaba a sus hijos menores en casa de su madre y, por el otro, había puesto en peligro la vida de Eduardo. Rápidamente contestó el mensaje de Dany.

"Ya estoy despierta mi hermana, no te preocupes que estoy bien. Muchas gracias por cubrirme con los niños, sin duda te debo una, pero si no es mucho abusar ¿podrías hacerme otro favor? ¿Podrían los niños quedarse contigo todo el fin de semana?"

Teniendo en consideración que era viernes por la noche y su hijo mayor estaba por el momento "desaparecido", sin mencionar todo lo ocurrido con Leonardo, Sofía no sabía qué era lo que le deparaba en las próximas horas por lo que lo mejor sería tener a los niños lejos de ahí, para que no presenciaran absolutamente nada... en caso de tener problemas.

Dany recibió el mensaje y se extrañó de recibir respuesta ya que el médico había dicho que lo más probable era que su hermana durmiera el resto de la tarde y toda la noche. ¿Debería decirle sobre la llamada de Leonardo en estado de ebriedad? Por un momento lo consideró, pero teniendo en cuenta la reciente crisis de su hermana y el hecho de que no sabía dónde se encontraba Leonardo en ese momento, descartó la idea. No quería darle más preocupaciones.

"No te preocupes mi hermana, yo me ocupo de todo. Tú solamente cuídate mucho ¿De acuerdo? Descansa."

Sofía suspiró con alivio al mirar la respuesta de su hermana y por un momento se relajó, al menos tendría la certeza de que sus hijos menores estarían a salvo, aunque para ser sincera dudaba mucho que Óscar fuera capaz de dañar a sus propios hijos... ¿o sí sería capaz? La angustia comenzó a embargarla mientras pensaba en ello y justo en ese momento la puerta principal se abrió y por ella entró su marido junto a Eduardo... completamente inconsciente.

Soltó un grito de angustia y corrió hacia la puerta donde Óscar sujetaba a Eduardo para evitar que éste cayera al suelo.

— ¡Eduardo! —gritó Sofía aterrada—. ¿Qué te pasó? ¡Por Dios! —preguntó en cuanto estuvo a su lado, le tomó el rostro entre sus manos.

Eduardo balbuceó algo ininteligible, tenía los ojos cerrados y respiraba trabajosamente.

En ese momento Sofía se percató del penetrante olor a alcohol que provenía de su hijo.

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