La luz del alba apenas comenzaba a filtrarse en la habitación cuando Leo despertó con un profundo suspiro de felicidad. Aquello no era tan raro ya que él solía despertarse temprano y, sin embargo, su felicidad se debía a la mujer que aún dormía entre sus brazos. La miró con amor y una amplia sonrisa iluminó su rostro, amaba verla dormir así: tan relajada, tan ajena a lo que habitaba allá afuera. Amaba verla dormir tan tranquila y en paz, sin miedos ni preocupaciones ¡Cuanto daría porque su paz fuera permanente y absoluta!
La estrechó con más fuerza entre sus brazos para acercarla más a él y depositó un suave beso en su frente. Ella ronroneó plácidamente y se restregó contra él mientras una dulce sonrisa afloraba en sus labios.
—Buenos días, mi amor —murmuró ella con voz ronca por el sueño, pero sin abrir los ojos.
—Buenos días, dormilona —respondió él lleno de felicidad. Amaba tanto despertar con ella entre sus brazos.
Ella por fin abrió los ojos y lo miró.
—Qué maravilla despertar así —suspiró feliz.
Él sonrió.
—Siento lo mismo, mi amor.
Él se inclinó para besarla en los labios, un beso que ella recibió encantada. Aquellos labios masculinos se deslizaban cálidos y suaves sobre los de ella, con toda ternura, y ella le respondía de igual forma: totalmente entregada a sus sentimientos.
Leo le acarició la cintura y ella suspiró. Luego, sin romper el beso, ella se incorporó lo suficiente para pasar su pierna por sobre las de él hasta quedar sentada a horcajadas. Él sonrió entre besos y la sujetó por la cintura sintiendo como en cuestión de segundos ya tenía una gran erección. Sofía de inmediato se dio cuenta y movió sus caderas provocativamente, él en reacción le mordió el labio inferior con suavidad.
—Eres una bruja —la acusó con diversión.
—Por supuesto —confirmó ella y elevó un poco sus caderas hasta que la entrada de su húmeda cavidad rozó contra la cabeza de peludito—. Y como toda bruja, necesito mi varita mágica ¿no crees? —suspiró mientras comenzaba a descender con lentitud, hasta sentirlo en lo más profundo de su ser: llenándola como nunca... Y como siempre.
.
El sonido insistente de un teléfono resonó en la instancia, sacándolo de su profundo sueño. Sin siquiera abrir los ojos, estiró la mano hacia la mesilla de noche y cogió el aparato para después llevárselo a su oído.
— ¿Sí? —murmuró con voz ronca.
—Despierta, flojo —atronó una voz.
El hombre abrió los ojos con sorpresa.
— ¿Miguel?
—El mismo —rio el hombre al otro lado de la línea—. Perdona si te he despertado, Marcos. Sobre todo, al ser tu día libre... —se excusó.
Marcos se incorporó de inmediato en su cama y prestó atención a la llamada, una llamada que había esperado desde hacía casi una semana.
—No te preocupes, estoy bien —aseguró Marcos—. Además, estaba esperando tu llamada.
—Lo sé, recibí tu mail —espetó su amigo—. Quieres... "esos" documentos de los últimos movimientos financieros de tu jefe ¿No es así?
—Sí —confirmó.
— ¿Por qué? —preguntó Miguel con curiosidad—. Yo sé que tú y él... —carraspeó—. Bueno, ¿por qué quieres esos documentos? —inquirió con curiosidad—. Esos papeles en tus manos significarían la destrucción total de Óscar.
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Déjà Vu.
RomanceSinopsis: "Una rosa roja que representa a su amor eterno y el dolor de perder al ser amado. Leonardo y Sofía se aman con locura y durante años han compartido una relación clandestina. El amor, los celos, la pasión, la culpabilidad y el dolor, los ll...