Capítulo 15

5.1K 330 168
                                    

╔────── ¤ ◎ ¤ ──────╗

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

╔────── ¤ ◎ ¤ ──────╗

CAPÍTULO 15

╚────── ¤ ◎ ¤ ──────╝

Jessica estaba sentada en su cama tejiendo hábilmente lo que parecía ser un pequeño suéter de lana azul con una estrella blanca justo en el medio y mangas rojas. Si alguien le decía a Jessica años atrás que estaría tejiendo ropa de bebé cómo una anciana, ella hubiera roto un par de cuellos más. Ella se levantó con dificultad debido al tamaño de su vientre, dejó su trabajo terminado en la cama, antes de salir de la habitación y bajar lentamente las escalera, fue hacia la cocina para servirse algo de chocolate caliente. Hacía un poco de frío debido al desarrollo del otoño, no había cambios bruscos en el clima pero llovía de vez en cuando.

La casa se sentía vacía sin la presencia de Steve y Sam, quienes habían viajado al Medio Oriente después de una alerta enviada por Natasha. Steve se había mostrado reacio a dejar a su mujer embarazada sola, pero Jessica había insistido pues si Natasha pedía apoyo era porque lo necesitaba.

Al regresar a la planta superior, Jessica se detuvo en la puerta de la habitación de Sarah y decidió entrar. La cuna estaba en una esquina, era blanca y tenía un móvil de animales y estrellas, por dentro tenía paquetes de regalo sin abrir, muchos eran de Trish, Natasha también había traído regalos suyos y de parte de la familia Barton, Sam y Steve se habían encargado de armar la cuna, la cajonera, el armario con sus propias manos. Steve también pintó las paredes de azul celeste con estrellas, nubes y el sol, además de los cuadros de animales y el letrero con el nombre de Sarah en la puerta. 

Jessica dejó la taza encima de la cajonera y se acercó a la cuna, tomó una caja sin abrir. Lo habían dejado para otro momento pero estaba aburrida y triste debido a la ausencia de Steve. Quizá sera algo hormonal, amplificado por su niña, la sentía moverse frenéticamente durante las noches, extrañando la voz tranquila de su padre antes de dormir. 

Dentro de la caja había un par de toalla con la cara de un pato como una capucha, en la parte en dónde se ponía la cabeza del bebé. 

—Diablos, son muy tiernas —murmuró ella con una mueca y las dejó en la caja para disponerse a dejar la habitación y volver al trabajo, pero una pregunta se instaló en su mente—. ¿Dónde deben ir la toallas?

Dos horas después, Jessica seguían en la habitación de la bebé organizando, separando las mantas, los peluches, la ropa de verano e invierno, los biberones y las medias, todo. Se encontraba tan inmersa en su trabajo de organizar que no había escuchado la puerta abrirse.

Jessica sintió que le sujetaban de los hombros suavemente, ella volteó con ambos puños arriba preparada para golpear a cualquiera que hubiera osado colarse a su casa pero todo lo que vio fue a la persona que tanto había extrañado. Aquello le pintó una sonrisa y el susto se fue por completo, Steve frente a ella soltó una pequeña risa. Estaba sin un rasguño, aparentemente, la ropa algo sucia, se había ido por una semana y tenía la barba más crecida al igual que el cabello. 

[3] HOME » Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora