Capitulo 9: Planes

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Queridos lectores: Quiero darles las gracias por leer mi historia, espero les este gustando, se que tardo mucho y eso es desesperante, pero me gusta que todo este en orden y no sea una historia mas de combines y muerte quiero algo conciso y agradable de leer. Gracias por su apoyo.


Ya estaba afuera, veía el mapa, estaba anocheciendo y me tomarían al menos 12 horas para llegar al lugar donde me había indicado Miranda, me dispuse a entrar a un departamento, subir al tercer piso, por si me tocaba vigilar tener más visibilidad, entre a un departamento, cerré la puerta detrás de mí y me senté en el sillón a descansar, después de un rato, me levanté y me puse a revisar el lugar, no encontré nada interesante más que una botella de ron y una de vino, al parecer eran venezolanas, este tipo de licores es caro, me dirijo a los cuartos y revise todo, el dueño de aquí no era rico, pero al parecer se daba sus gustos.

Revise si había agua y luz y por suerte sí, me dispuse a bañarme y cambiarme de ropa.

ya me sentía mejor, fresco, no me quería poner la ropa militar ya que me puede traer algo de problemas, revise los armarios y por suerte había ropa de hombre, me puse una franela negra, y unos pantalones azul claro, entre la ropa había un suéter verde oscuro con camuflaje militar, lo tome y me lo puse, que puedo decir, eso esta en mi sangre. fui a la sala y revise las cosas que había en el bolso que me preparo Miranda y el del campamento. en el del campamento no tenía nada nuevo, hasta las armas que me dio Miranda, lo ordene todo sobre la mesa, hice lo mismo con las del bolso militar, estaban mis espadas, munición, algo de comida y mis otras arma, mi Vector mejorada, también conseguí las jeringas que Miranda me dio, ese líquido negros y casi viscoso me causaba curiosidad. Ordene todo en la mesa, hasta lo que me quería llevar de ese lugar, entre ello las botellas, una ropa y uno que otro detalle que no vale la pena mencionar. tomaba refresco mientras todavía estaba fría y comía un pollo frito que recalenté.

Veía las cosas en la mesa, eran bastante pero se que podría con eso, como decía mi madre mejor que sobre a que falte guarde las cosas como mi entrenamiento indicaba, guarde la comida y la ropa, las municiones las acomode bien cerca para las urgencias. al terminar quedaron unas municiones afuera, el fusil de asalto, una pistola y algo de alimento, los escondí bien por si en algún momento lo necesitaría. no había señal ni Internet, así que me dispuse a escuchar la radio, por los momentos no se escuchaba mas nada que reportes militares y situaciones, que, en estas circunstancias es totalmente normal.

Tome la caja con las jeringas que me había dado Miranda y la examine, sabía que Miranda no me dará solo las jeringas, ya que me creía estúpido, para ella no había diferencia entre un simio y yo. Y como lo sospeche la caja tenía un compartimiento secreto, al abrirlo encontré una pequeña carta que decía:

"Hola pequeño estúpido, veo que conseguiste el secreto de la caja, pensé que no lo conseguirías, pero me alegra que lo hayas hecho. Cambiando de tema, estas jeringas son muy importantes, no permitas que caigan en manos del ejército y menos en las de Ricardo, úsalas cuando te estés muriendo, si, muriendo, cuando estés herido, sangrando, lo que sea, se que te lo dije antes, pero es que eres tan estúpido que no lo recuerdes, administra-tela en el cuello, para que lleguen más rápido al cerebro, esto evitará que mueras, el dolor será insoportable pero te ayudará, pero te recomiendo que te inyectes una dosis para que tu cuerpo soporte la intensidad de las próximas dosis. Por favor, sobrevive, todavía hay esperanza para este mundo "

Esperanza para este mundo, je, que risa, nunca pensé que Miranda fuera tan poética, luego, pensé, que ya que no tenía que hacer, y pues no negaré que soy un poco masoquista quería saber si era verdad que dolía tanto, en eso escuche en la radio.

"Por favor, necesito ayuda, me llamo Tomas, estoy con mi esposa Mary y mi Hija Desiree, por favor, necesitamos ayuda, estamos en el centro comercial, en un pequeño mercado, por favor, necesito ayuda, mi esposa esta herida " yo tome la radio y le respondí. Hola, soy, soy, Zar, estoy a pocas cuadras del centro comercial, ¿cuál es la situación?

el dice "ho..hola, Zar, estamos escondidos, necesitamos ayuda, por favor ven pronto"

si, pero a estas horas, no puedo, está oscuro, apenas salga el sol iré para aya.

el contesta "e..esta bien, pero por favor, venga pronto mi hija está asustada y mi esposa esta muy herida"

Ok, iré cuanto pueda. El hombre aceptó y no contesto mas, se había cortado la comunicación, sera que el ejército no quiere comunicación entre los alrededores, es algo extraño pero no me sorprende. Me puse a pensar en el tono de voz del hombre, estaba asustado y muy preocupado, pero en cuanto amanezca saldré para allá. Respire profundo y me dispuse a administrarme la primera docas de las 3 jeringas que estaban en la caja. La examine y puse la jeringa que mi cuello, me la administres, el líquido era muy espeso, tanto que no corría rápido por mis venas con facilidad, después de que me administre todo el líquido, reí, ya que no sentía dolor, pero después de reír me comenzó a doler la cabeza, las venas, mis órganos, todo mi cuerpo, hasta los huesos y todo en ese orden, el dolor era insoportable, no te que mis venas se brotaron y después se tornaron negras, entre gritos y lágrimas maldigo a Miranda, el dolor era muy fuerte tanto así, que me desmaye

La Leyenda del Lobo: Nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora