Capítulo 15: Porque soy Padre.

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Parece raro, pero dormí bien, me pare temprano como de costumbre, camine por el lugar, Jack limpiaba las armas, Blas arreglaba los vehículos, John hablaba con Marco sobre el recinto donde estaban los Jinetes. Yo había subido a la azotea para montar guardia, el panorama, era una mezcla entre, bello, aterrador, confuso y sobre todo desconcertante; a lo lejos se veían columnas de humo, uno que otro helicóptero, conté tres aviones caza, claro que no faltaban el sonido de disparos, gritos y cosas explotando. Era 25 de junio, todo era un desastre. A unos cuantos metros caminaba, una de esas cosas, un cain, era algo extraño ya que se suponía que los grupos de recolección los habían sacado de la zona. Este solo caminaba, sin dirección alguna, sin sentido, es como si solo siguiera al viento, a decir verdad, no había diferencia entre él y un muchacho con un teléfono, me causaba mucha gracia cuando caminaba por la calle, viendo a la gente de aquí para allá sin sentido alguno. Todos estos pensamientos me daban risa, todo esto era, no, es un desastre, se deberá existe un Dios, esto se le salió de las manos, y si algún tipo de demonio existe, logro subir su casa a la tierra. Aunque esos pensamientos religiosos me parecían muy banales.

Un sonido, me llamo la atención, antes no lo hubiera notado, pero en este mundo hecho mierda, es peculiar. Era el canto de un pájaro. Buscaba al ave por todos lados, me pare de la silla, estaba en el tejado de la puerta que daba a las escaleras. El animal alimentaba a sus polluelos. Me acorde de algo que dijo mi madre; que los animales tienen necesidad y saben que encontraran, porque nosotros tenemos que preocuparnos, solo tenemos que buscar.

- Muy interesante deducción, ¿tu madre era muy sabia –voltee apuntando y era Ha-el – siempre me vas a recibir apuntándome?

- Pues sí, cabes que no des señales que te presentaras, estaré dispuesto a apuntarte y dispararte – no baje mi arma, la prepare y apunte a la cabeza –

- ¿Estás seguro, crees que eso me hará algo? – sonrió y me señalo – hagamos algo, cada vez que escuches el sonido de un pájaro, cualquiera, yo me apareceré, y así estarás más seguro, te ¿parece?

- Si, me parece bien – sonrió y disparo, mi sorpresa fue poca al ver que no estaba y el disparo dio en un edificio cercano –

- Sé que crees que soy producto de tu imaginación, pero no es así, yo voy más allá de tu imaginación – estaba detrás mío viendo al pájaro y sus crías.

- pues si es así, demuéstramelo, porque, no creo que seas real, y si estas insinuando que eres una deidad, menos te voy a creer –

- Nos salió ateo el joven aquí presente, ¿por qué lo dices? Si llego a ser una deidad, ¿por qué dudarías de mí? – el pájaro se ponía en su mano, le dispare y la bala no lo toco, pero un pájaro se puede parar en su mano, esto se está poniendo raro.

- Haber, será porque, permitiste que mis padres murieran, que me criaran unos malditos militares sin corazón, o la posibilidad de que, si es verdad eres un ser divino, y ¿tienes control de todo? Permitieras los 5 años de maldita guerra y descontrol, cobrando así las vidas de más de 18 millones de personas por año, destrozando vidas y familias enteras – le volví a apuntar, pero esta vez con mi pistola – por esa razón, no creo en ningún Dios o entidad superior -.

- Impresionante, nunca pensaste ser poeta o algo así –

- ¿Ahora te burlas de mí? Sí que eres molesto, ¿lo sabias? –

- No, no me burlo de ti, ¿te digo lo que pienso? Yo pienso que eres un niño que no ve para donde va, tú crees que todo pasa ¿por qué sí? Porque si existe un Dios él le divierte todo esto, te hago estas preguntas, ¿Quién creo el virus? ¿Quién quiso ser Dios y pensó que tenía el control sobre la vida de los demás? Dime, a ver, ¿acaso muchos no dijeron que no debían matar, que con las vidas de otros no se juega? Sí, es cierto, todo eso fue terrible, el dolor que sentí por las vidas perdidas es algo que nunca soportare, y, aunque no es un consuelo para mí, todos ellos tomaron sus decisiones, todos ellos escogieron sus caminos, yo salvo a los que puedo, me gustaría hacerlo con todos, pero no puedo – se le quebró la voz y estaba muy triste, pero aun así sus palabras no me convencían, me irritaba que tuviera algo de razón, pero no me iba a quedar callado.

La Leyenda del Lobo: Nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora