18. Errores

30.8K 2.4K 257
                                    

Corazón que miente - David Bisbal

Ziyab descendió de su caballo hasta colocarse a la altura de Erkam.

- No sé cuáles sean tus costumbres, pero aquí los hombres no dejamos a nuestras esposas como si fuesen objetos que utilizas y desechas.

Erkam apretó sus puños y se acerco a Ziyab colocando sus manos sobre su cuello.

- No he dejado a mi esposa. No puedes reclarm una mujer como si fuera tuya.

- Basta los dos – hablo Hasret cuando vio que las cosas se estaban saliendo de control.

- Te va a costar el haberme desafiado.

- Me tiene sin importancia – dijo Erkam volviendo a donde se encontraba su esposa -. Aléjate de ella o yo mismo sere el que te haga saber que es ser un hombre que cumple con su honor.

Erkam subio de nuevo al caballo y se coloco en marcha hasta el centro de la ciudad como lo había pedido su esposa. Una vez llegaron allí volvió a preguntar sobre su actitud.

- Quiero que me digas que ha sucedido en casa de tu tío para que salieras de esa manera.

- Tú madre me ha amenazado de nuevo, pero es posible que no me creas.

- Claro que te creo – dijo él mentras sostenía su mano.

- Estoy cansada de que nos haga la vida miserable – admitió entre lagrimas.

- No voy a permitir que vuelva a suceder - dijo él mientras la envolvía en un cálido abrazo. Tenerla tan cerca lo hacia regresar al paraíso.

- He venido a reclamar los documentos que una vez mi padre me dejo de las empresas en Estambul. No quería hacerlo, pero no puedo dejar que tu made envíe a mi tío a la cárcel. Ella falsificó firmas a mi nombre.

- Nadie  irá a la cárcel.

- Estoy desesperada.

- Pasare esas empresas a mi nombre, así ella no podrá hacer nada en contra tuyo – dijo su esposo mientras le sonreía.

- ¿Harias eso?

- Por supuesto que si, eres mi esposa y el amor de mi vida – dijo él mientras apartaba un mechón de cabello de su rostro.

- Lo que me has dicho no cambia las cosas entre los dos – dijo ella mientras se alejaba de sus brazos-. Durante todo este tiempo desee que me dijeras esto, y hoy finalmente que lo haces  una vez siento que mi corazón se rompe.

- En verdad te amo.

- Nunca me desmostraste algo que no fuera cariño, sabía muy bien que odiabas este matrimonio arreglado y que tu vida se había quedado en Estambul. Me hice la idea por años de que sólo era la mujer que consolaría el vacio de tu corazón y nunca la dueña de este.

Las palabras de su esposa lo hicieron sumergirse en un mar de desilusión, la había hecho miserable y no había sido consciente de sus actos. La hizo sentir que no era la indicada. Incluso le recalcó que no era la mujer a la que amaba.

- Te amo Erkam. Aún lo sigo haciendo. Pero no puedo regresar conigo a Estambul, lo siento – le dolía decirle eso. Pero era lo mejor, no quería volver ver a esa mujer enfrente de ella.

- ¿Vas a abandonarme? – dijo él mientras sentía como sus lagrimas se acumulaban en sus ojos.

- Quizás en unos años, puedas volver y buscarme como lo has hecho hoy.

- No quiero renunciar a ti Hasret.

- Ya es tarde para intentar arreglar nuestro matrimonio.

***

Destinos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora