D I E C I S E I S

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-¡¿Qué tú qué?!—gritó Isabel en cuanto le conté lo que había pasado la noche anterior.

-Que ya... ya soy novia de Aitor, creo—me encogí de hombros, totalmente roja.

-No mameeeeees Tania, ¡felicidades!—se paró de su asiento para darme un abrazo—pero oye, ¿y luego qué con Zombie?

-Pues ayer hablamos y... creo que ambos nos quedó claro que aunque lo quiero muchísimo Aitor me ganó desde que lo vi por vez primera.

Isabel hizo una mueca de sorpresa, pero luego suspiró.

-Bueno, supongo que si es lo mejor para todos...—se recargó en su escritorio, pensativa—pero mira, quién viera a Aitor, después de hacer de las suyas con papayas...—yo solté una carcajada puesto que sabía claramente a qué se refería—ay, perdón por decirlo así. Pero me alegra que ahora estén juntos, a ver si le quitas un poco lo loco a ese hombre—le dediqué una sonrisa afectuosa, pues en realidad era precisamente eso lo que me había atrapado de Aitor: no era para nada convencional. Y eso me encantaba.

Luego de charlar un rato nos fuimos hacia las canchas. Después de descansar el domingo los chicos habían regresado a entrenar para enfrentar a las Chivas en la final, por lo cual la noche anterior, después de estar un rato más juntos Aitor se había movido hacia su apartamento. En cuanto llegué pude ver a Myr (a quien no vi salir en la mañana puesto que me dormí super temprano y me desperté súper tarde) tomando fotografías del entreno, mientras Potro dirigía a los muchachos.

Isabel se acercó a Potro y sacando de quién sabe donde un silbato lo sonó, dando por terminada la práctica.

-Hey—me saludó mi amiga, llegando hasta donde estaba.

-Uy cabrona, ¿ahora sí me hablas? Ni te despediste en la mañana—le reté en broma, mientras ella reía sin culpabilidad alguna.

-Wey, tus ronquidos se escuchaban hasta el pasillo y Potro me dijo que no te despertara, te hacía falta dormir.

-Yo no ronco, mamona—me defendí y ella volvió a reír—pero tienes razón, no dormía tan bien desde hacía un chingo...

-Desde que llegamos a Nuevo Toledo—aventuró y yo asentí, pues desde que me había cambiado de ciudad el horario se me había cuatrapeado, entre eso y los dos hombres que me quitaban el sueño—pero bueno... ¿qué pasó con Aitor?—quiso saber, colgándose la cámara al hombro.

-Pues hablamos anoche—le confié—y...

-¿Yyyyyyy?

-Pues creo que ya... somos novios—lo siguiente que escuché fue similar a un pinche sonido de tractor que provenía de mi amiga.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH WEEEEEY!—gritó y se me abalanzó, casi tacleándome—weeeeeeey felicidades! No mames, no sabes lo feliz que estoy por ti.

-Wey, si dejas de gritar y de destrozarme las orejas te voy a poder decir "Gracias"—ella me soltó, riendo con fuerza.

-¡Pará pará, Myr! La vas a matar a la piba esta!—Potro la tomó de los brazos por detrás, mientras Myrna seguía riendo como pendeja.

-Ya es novia de Aitor, amor—le confió y el argentino me miró con sorpresa, para momentos después ser él quien se me abalanzara, cargándome en el aire.

-¡Al fin, pajera! ¡Felicidades!

-¡¿Bueno ustedes me quieren matar o qué chingados?!—grité fingiendo molestia, aunque en verdad estaba bastante divertida entre los brazos de Potro.

-¡A ver a ver, prostis! Dejad en paz a mi mujer, la vais a matar antes de dejadla llegar viva al altar—todos, incluida yo, nos quedamos paralizados al escuchar la última palabra que dijo Aitor—¡vamos, gilipollas! Que os he hecho una pequeña broma, pero en serio, dejadla de magullar porque Aitor se está poniendo un pelín celoso—y dicho lo último se acercó de forma sugerente a Potro, tocándole el trasero. Todos reímos, pues era bastante común que todos los Cuervos fueran manoseados por Aitor. Potro me dejó sobre el césped y le pidió a Myr que lo acompañara por unas cosas al vestidor.

C U A R T O  D E  H O T E L | Aitor Cardoné (Club de Cuervos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora