C A T O R C E

906 52 10
                                    

Desperté mareada, como si me hubieran metido el balonazo de mi vida y viendo borroso, pero poco a poco pude enfocar la vista y distinguir el techo de los vestidores de los Cuervos.

En ese instante los ojos verdes de Aitor aparecieron ante mí, y los recuerdos me golpearon como un tren, casi dejándome sin aliento.

Me di un parón por mera inercia, pero Aitor puso su mano firme en mi hombro, impidiéndome incorporarme del todo.

-Hey hey, tranquila—me pidió—tomadlo con calma, aún estáis débil.

-¿Dónde están todos? ¿Qué pasó?

-Están en el hospital; tú te desmayaste y te trajimos a los vestidores pero...

-¿Y... Zombie?—pregunté temerosa, recordando verlo sobre el césped, cómo lo sacaban los camilleros y sintiendo mi corazón hecho una pasa por la preocupación—¡¿Cómo está?!—cuestioné de nuevo, alterándome un poco por su silencio.

-Lo trasladaron al hospital y...

-Necesito verlo—interrumpí, esta vez ignorando su mano e incorporándome.

-Tania, tenéis...

-¡Necesito verlo, Aitor! ¡¿Es tan difícil de pinches entender?!

-No, no es difícil, pero necesito que te tranquilices. Solo hasta que lo hagáis te dejaré salir de aquí—solté un resoplido, justo en ese momento Myr entró al vestidor.

-Aitor, dice Potro que...—suspiró con alivio cuando me vio—vaya, ya estás despierta—se acercó a abrazarme—acabo de hablar con Potro y dice que ya están atendiendo a Zombie, está estable, en terapia intensiva, pero estable.

-Quiero verlo—demandé de nuevo. Mi amiga me miró y luego miró a Aitor, quien solamente asintió, resignado.

-Vamos—dijo este último, visiblemente molesto. Y los 3 salimos rumbo al hospital.

(...)

En el trayecto no dijimos mucho. Aitor iba de copiloto mientras Myr y yo estábamos en los asientos traseros. A pesar de que mi amiga me tenía tomada de la mano no podía prestarle mucha atención, pues mi mente estaba enfocada por completo en Zombie, en cómo estaría...

Más pronto que tarde arribamos al nosocomio. Llegamos a la pulcra recepción y antes de que lográramos preguntar por Zombie vimos a Isabel y a Chava, quienes estaban sentados en la sala de espera.

-¿Cómo está?—lancé al aire. Los hermanos se miraron entre sí y luego nos miraron a nosotros.

-Estable—respondió Isabel—no nos han dejado verlo porque llegó directo a terapia intensiva, pero el doctor dice que es probable que se tenga que quedar un día o dos para monitorearlo.

-¿Y qué sucedió?—quiso saber Myrna—o mejor dicho, ¿por qué le dio el infarto?

-Sobre carga de trabajo—esta vez fue Chava el que habló—al parecer también suspendió su medicación desde hace 3 semanas y con los entrenamientos...

-¡¿Qué?!—dijimos las dos al mismo tiempo—pero eso no es posible—continuó Myr—él sabía lo que podía pasar si...

-Lo sabía de sobra—concordó Isabel—pero al parecer le importó pura chingada. El doctor dijo que de milagro lograron resucitarlo. Estuvo médicamente muerto casi 4 minutos—la sangre se me heló al escuchar eso, y por fin encajé su extraño comportamiento, su semblante pálido y todo lo que había pasado en los últimos días con el desenlace de la historia.

-Debí haberme dado cuenta—me lamenté en voz baja, pero al parecer no tanta pues de inmediato mi amiga me abrazó y Chava se acercó para abrazarnos a ambas.

C U A R T O  D E  H O T E L | Aitor Cardoné (Club de Cuervos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora