D I E C I S I E T E

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-No mames—fue lo único que atiné a mascullar por lo bajo cuando me giré de nuevo hacia la mesa.

-¿Qué pasa, cariño?—Aitor me susurró al oído.

-Está aquí—murmuré a mi chico—el idiota...

-Chicos—Myr nos interrumpió de pronto, aún muy cerca de Alan y con el semblante más blanco que la leche—quiero presentarles a un amigo. Él es Alan Sunderland—presentó al chico rubio del que yo me había "enamorado" 7 años atrás, cuando lo vi por vez primera en aquella conferencia que fue a dar a nuestra facultad.

-Es un gusto, chicos—Alan saludó a todos con su usual sonrisa y sus ojos chiquitos—me dijeron que las cosas iban muy bien por Nuevo Toledo y no me lo quise perder. Este que está conmigo es Alberto—se hizo a un lado para dejar ver a ese vato que yo ya no quería ver ni en pintura—también es amigo de Myr y Tania—yo solté un resoplido y Myr hizo una risita irónica, gestos a los cuales Alan nos miró sin entender muy bien.

-Un placer, Cuervos—saludó el mequetrefe—Myr, Tania... es un gusto volver a verlas—apuntó, mirándome fijamente. Mierda, mierda, mierda...

-Es un gusto, pibes—esta vez Potro tomó la palabra, tomando a Myr del brazo y alejándola por completo de Alan, en un claro intento de reclamar su territorio—pueden sentarse a comer con nosotros si gustan, recién habíamos ordenado la cena—su novia y yo lo miramos alarmadas.

-Qué amables—respondió Alberto, con un claro tono de burla en su voz. ¡Chingado! Qué ganas de pararme a meterle un chingazo. Ambos se sentaron, Alan a un lado de Myr y Alberto a su lado, junto a Pepe y en contra esquina de done estaba yo. Me pegué disimuladamente contra mi silla, en un claro intento de protegerme ante su mirada, y Aitor me atrajo hacia él. Cualquiera que nos viera en la mesa seguro estaba pensando que Aitor sólo estaba acariciando mi mejilla con su nariz, pero al parecer mi chico tenía un plan en mente.

-Aitor os lo sacará de encima, no te preocupes—susurró en mi oído y apartó mi cabello para dejar un beso en mi mejilla. Alberto carraspeó y volteé para encontrarme con su mirada realmente molesta. ¿Qué carajo le pasaba?

(...)

Después de que nos sirvieran los platos en la cena más incómoda de mi puta vida los ánimos en la mesa eran extraños. Por una parte, Alan se encontraba haciendo bromas y los chicos parecían haberse acoplado bien (o al menos casi todos, exceptuando a Potro), y por otro lado, continuaba sintiendo la mirada insistente de Alberto sobre mi y seguramente también sobre Aitor.

-Así que...—Axel cortó el silencio en el que habíamos caído cuando comenzamos a ingerir nuestros alimentos—¿cómo conocieron a este par de locas?—Myr y yo soltamos un "¡heeeeey!" bastante indignado que provocó risas al por mayor en la mesa, salvo una persona.

-Pues...—comenzó Alan—las conocí cuando fui a dar una conferencia a su unviersidad, Myr asistió a mi conferencia y a mi taller y Tania era la fotógrafa del evento, ¿verdad?—nos miró y ambas asentimos. La verdad es que esos tiempos fueron increíbles, cuando mi mayor problema era haber dejado más materias en 2da. Oportunidad que el semestre anterior y llegar a tiempo a los partidos de la escuela con Myr; era bastante feliz y no lo sabía—y recuerdo que después de eso quise invitar a salir a Myrna, pero me "sordeó", como dicen los regios—Alan hizo las comillas en el aire.

-¿Disculpa? Yo no recibí nunca una invitación de ti—mi amiga se defendió.

-Porque después del taller te fuiste antes de que pudiera mencionar la palabra "cena"—ambos rieron mientras notaba que Potro se cuadraba en su silla y carraspeaba la garganta, pasándole el brazo a Myr por los hombros y atrayéndola a él. Claro que se había percatado de la afinidad que, hasta ese momento, me di cuenta había entre Alan y mi amiga.

C U A R T O  D E  H O T E L | Aitor Cardoné (Club de Cuervos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora