Capítulo 14

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Selina nunca pensó que llegaría el día en que se escondería en su propio hogar. Pero ahí estaba esa noche, tratando de ocultar su presencia en la cocina. 

Ella se encontraba sentada en el piso aún lado del refrigerador, mirando como los meseros iban y venían sirviendo bebidas y preparando bocadillos. Por alguna razón Selina se sintió más cómoda estando con los jóvenes meseros que en compañía de sus invitados. 

—Otras Espinacas al Roquefort, señora Wayne—ofreció el mesero llamado Henrry con una sonrisa, acercando la bandeja hacía ella.

Selina no pudo rechazar tomar otro aperitivo ante el olor de queso y espinacas que drogaba sus sentidos. 

—Gracias Henrry—dijo disfrutando el sabor y escuchando la leve música que llevaba por la puerta de la cocina. 

Fuera de esa habitación llena de utensilios de cocina y jóvenes que trabajaban velozmente para obtener un sueldo miserable, se encontraban setenta personas esparcidas por dos zonas de la mansión, mayormente personas adultas que recorrían con copas en sus manos, observando, criticando o presumiendo. 

Todo eso se debía a la recaudación de fondos que Bruce decidió organizar esa noche en la mansión a través de un baile benéfico. Cada persona joven y adulta que decidió asistir esa noche, tuvo que pagar una considerable cantidad de dólares para cubrir su entrada. Todo el dinero recaudado iría directamente a una asociación de niños que Thomas y Martha Wayne fundaron años atrás. 

Todo estaba bien para Selina. La primera hora ayudó a Alfred de que todo estuviera en orden, la segunda hora recibió junto a Bruce a los invitados y a la tercera mantuvo un par de conversaciones que no sobrepasaba más allá de cinco minutos. Después de ahí todo se fue complicando. Un par de señoras la habían acorralado en la sala para saber más de su vida de casada, cuatro hombres trataban de ganar puntos mostrándose demasiados caballerosos y serviciales, para que hablara a favor de ellos en una asociación de Wayne Enterprises, y un joven de su misma edad no dejaba de seguirla con la mirada. 

Todo era demasiado. Las miradas de críticas, las conversaciones banales y las mentiras.

—Eres demasiado joven y bella. Entiendo que aprovechaste tus encantos para asegurar una buena vida—le había dicho la señora Rachel bajo, para que la conversación no saliera de ellas dos en aquel rincón—Yo también hice lo mismo en mi momento, me embaracé accidentalmente—remarcó esa última palabra entre comillas con los dedos—Para que Theodore se casará conmigo. 

—Señora Rachel—tomó su mano y se acercó más, solo aumentando el interés de la mujer—Helena no fue planeada, pero definitivamente no es un accidente—remarcó igualmente la última palabra entre comillas imaginarias. 

Sin soportar un minuto más la insinuación de la señora Rachel sobre su matrimonio con Bruce, la abandonó con disgusto. No sabía a dónde dirigirse, por primera vez cada rincón de la mansión parecía desconocida, no estaban Bruce, Alfred o su madre a la vista para llegar a sus lados y sentir familiaridad. 

Pero fue cuando a través de la iluminación azul del salón donde su mirada verde la siguió. Su salvación se presentó en forma de una joven de chaleco blanco que se hacía paso entre la multitud con copas vacías e iba directamente a la cocina. 

La cocina. Siempre era una zona conocida y familiar, disculpándose con un señor que se acercó, Selina se dirigió a su zona segura. 

Se encontraban alrededor de diez meseros, cada uno de ellos dirigió su mirada a Selina cuando la vieron entrar. Una joven le dijo si podía ayudar en algo, ella solo negó y le respondió que necesitaba espacio. 

Los jóvenes se encontraron sorprendidos cuando se fue a la esquina más lejana, quitó sus tacones y se sentó en el piso. Ellos no dijeron nada, solo la observaron y al notar que no se iría en un tiempo, continuaron con su trabajo. 

Mi Brújula - Bruce Y Selina (Batcat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora