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Una vez el extraño chico despertó en la enfermería, no dejaba de pensar en ese "cachorrito" como el le había apodo. Quería conquistarlo e invitarlo a salir pero había un gran obstáculo; Un chico peli-negro con corona. Parecía bastante sobre protector con aquel lindo chico. En cuanto salió de la enfermería se propuso hacer un plan. Uno para poder alejar a ambos chicos y poder quedarse con su "cachorrito"...

Por otro lado el pequeño grupo de amigos se encontraban dentro de una pequeña discusión en el salón.

—¿Y porque vinagrito? —Se le notaba un poco molesto.

—Por que eres igual de amargado que el vinagre —le contesto el de orejas de perro sonriendo —.Aparte, Raptor fue el que comenzó con ese apodo. Si quieres culpar a alguien, cúlpalo a él.

—Este, yo... primero lo dijo Sparta —señaló al menciona intentando quitarse de culpas.

—¿¡Que yo que?! —exclamó algo asustado por la mirada que provenía del peli-negro.

Sonó la campana salvando al chico con una sudadera azul que traía una "S" en el centro.

—Bueno, que empiece la tortura —suspiro pesadamente Mike.

—Deberíamos sentarnos en esta esquina, tal vez así  no nos hagan tanto caso los profesores —mencionó Raptor tomando asiento en uno de los lugares que menciono.

—Hasta que tienes una buena idea conejo —palmeó el hombro del moreno y se sentó a su lado.

—¡¡Que no soy un conejo!!

—Si, lo que digas —comentó Mike antes de sentarse enfrente de Trollino y Sparta frente a Raptor.

—Bueno chicos, me presento. Yo soy su profesor de matemáticas y estaré con ustedes durante todo este a- —el sonido de la puerta abriéndose interrumpió la "animada" bienvenida del profesor.

—¡Perdón por llegar tarde profe! ¿¡Puedo pasar?! —pregunto el chico algo agitado.

—Ya estas adentro. Solo busca asiento —contesto antes de continuar con su clase.

El chico de pelo rojo en cuanto diviso a sus amigos se dirigió hacia ellos y se sentó a su lado. El día iba no iba Yam mal para todos.

Pasaron las horas. Las clases parecían ser infinitas para el pequeño grupo de chicos. Se comenzaban a notar somnolientos cuando por fin sonó el timbre que avisaba el fin del horario de clases.

—¡¡Si!! Se acabo la prision por hoy. —Sparta grito tirandose en el suelo como todo un actor de la Rosa de Guadalupe.

—Okeyy... ¿Que les parece ir a comer a algún lugar del campus? —se escucharon varios "Si" como respuesta, por lo que el grupo se encaminó hacia un restaurante que les había llamado la atención mientras exploraban el campus.

Como era costumbre, después de comer todos se separaron a terminar sus respectivos pendientes.

Al llegar a su habitación junto a Trolli; Mike observó que aún le faltaba guardar un álbum que había dejado en su escritorio. Se sentó en el suelo y comenzó a observar las fotos en silencio. Mientras pasaba la paginas sintió como pequeñas gotas de agua recorrían su mejilla. Le dolía ver aquellas imágenes, pero no podía parar de verlas. Trataba de limpiar su mejilla disimuladamente al recordar que Trolli estaba en la habitación. El castaño no quería que le preguntara el por que de su llanto. El chico tenía las mejillas mojadas de tantas lágrimas mientras las fotos le hacían recordar el trágico momento.

Cuando tenia 11 años, sus padres murieron en un accidente automovilístico dejándolo solo a tan corta edad. Sin hermanos y sin ningún otro familia presente ya que sus padres se habían alejado de sus familias mucho antes de traer a Mike al mundo. Ellos habían huido sin dejar rastros al casarse, y sus familiares ni siquiera se molestaron en buscarlos...

En cuanto Trolli noto que lloraba se acercó a él para preguntarle si estaba bien.

El castaño trató de limpiarse las lágrimas y asintió. Intento hablarle al azabache, pero lo único que consiguió fue que aún más lágrimas comenzaran a salir de sus ojos.

—Tranquilo, no pasa nada , Mike —algo tímido lo abrazo para tratar de calmarlo. El menor no dudó en corresponder al acto. Para el, ese abrazo era de mucha ayuda.

En cuanto sintió que la respiración del castaño se había calmado un poco, pregunto sobre lo que pasaba. Estaba bastante preocupado por el chico.

—Y-yo solo... recordaba viejos tiempos... aquellos cuando mis padres... —pausó —. Cuando ellos aún seguían con vida —.Parecía que las  lágrimas no querían dejar de caer de sus ojos.

—Tranquilo... —Con su dedo retiro algunas lágrimas de la mejilla del menor.

—Gracias... —respondió ante el gesto como pudo. Su respiración apenas y le permití hablar.

—No hay de que... —respondió antes de perderse por unos segundo en los ojos de su contrario—. Se que hacer para que te tranquilices un poco... pero no se si te guste que lo haga...

—¿Que es quieres hacer?...

—Ya lo veras...

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Eso es todo por este capítulo amig@s . Espero y les guste :3 (Recuerden que votar y comentar es gratis).      
¡Gracias a todos por leer!
                                                                                                                   PALABRAS:827

Viviendo juntos // Mikellino //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora