Capítulo 12

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¿En qué momento se había quedado dormida?

Kelly parpadeó disipando el adormecimiento que inesperadamente se apoderó de ella. Lo primero que notó fue que parecían estar entrando en el aparcamiento a un viejo motel, un lugar de paso, con aspecto abandonado.

Su estomago de revolvió. ¿Exactamente que quería ese hombre? ¿Por qué ella?

Él no había dado más explicaciones y lo poco dicho no podía entenderlo. Nada tenía sentido, lo único que tenía claro era que no pensaba simplemente dejarla ir.

Los escuchó hablar y mantuvo inexpresiva su cara mientras él advertía que no debía escapar. Cualquier persona con un poco de sentido lo haría y él estaba equivocado si creía que no lo intentaría. La noche anterior la dejó sin opciones al encerrarla en ese ataúd, tendría pesadillas sobre ese lugar, pero reprimió todos los temores y se concentró en buscar una oportunidad de escape. Él parecía ansioso, pero se detuvo y la observó después de bajar del vehículo.

Era consciente de él, pero su mente estaba puesta en idear una forma de convencer al chico de dejarla ir. Eran conocidos, no tenía dudas, pero él no parecía tan malo. Estaba vestido como cualquier chico de su edad y reía y hablaba como una persona normal.

No le pasó por alto el aspecto extraño de su captor, también su acento y palabras raras que usaba algunas veces.

Mientras construía un discurso que fuera convincente, dudó. ¿A dónde exactamente iría? No podía volver a su casa, esos desconocidos podrían estar ahí. En eso no había mentido el hombre, ellos claramente querían asesinarla y eran mucho más aterradores que ese hombre.

¿Por qué ella?

Llevaba pensándolo desde la noche anterior, sin embargo, ellas no solo nunca tuvieron amigos cercanos hasta llegar ahí, así que mucho menos posibles enemigos y no especialmente ese tipo, pero algo le decía que todo aquello tenía que ver con su tía y sus secretos. Su disculpa y palabras desesperadas dejaban entrever una relación. Más importante aún, ¿por qué insistió en que debía ir con ese hombre cuando él deseaba asesinarla? ¿O la había engañado?

Sentía que se volvería loca en cualquier momento, pero no pensaba darse por vencida, no sin intentar escapar.

Esperó un poco después de que el extraño entró en una de las habitaciones, la ubicaba justo delante del auto y entonces miró la espalda del chico, continuaba ubicado detrás del volante, parecía estar concentrado en su teléfono.

Considero tratar de arrebatarlo y pedir ayuda, pero dudaba seriamente conseguirlo y con una acción así de imprudente resultaría más complicado que accediera a dejarla ir. Necesitaba que él no tuviera resentimientos por su persona.

Pasó saliva y lanzó una suplica mental. Tenía que funcionar, debía escapar antes de que él regresara.

―Disculpa...

―Lo siento, amiga ―interrumpió sin volverse―, pero ya escuchaste lo que pasara si te dejó ir. Y tengo que admitir que ese tipo no juega. No tiene sentido del humor y creo que me iría peor a mí que a ti.

―Pero...

―Lo mejor es que esperemos. Aunque no estoy seguro cuanto tardara ―gruñó pasándose la mano por la cabeza―. Deberías volver a dormir, solo por si acaso.

¡¿Dormir?!

¿Estaba loco? Estaba cansada física y mentalmente, pero más importante, quería irse de ahí.

―Tú no entiendes ―susurró, obligándose a no elevar la voz. Su desesperación no era fingida, tenía demasiado miedo después de saber de lo que era capaz ese hombre―. Por favor. Él es...

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