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Había llegado finalmente la noche del viernes; ya mañana tendrían su cena de despedida y el domingo a la tarde se irían, pero esa noche no se salvaría de volver a salir y tener que hacer de amigo responsable.

A Junhoe le gustaban las fiestas, pero no vivir en una día a día, como se habían acostumbrado sus amigos, pero pese a todo, haría el esfuerzo de dejar todo esa noche, y finalmente disfrutar.

Habían llegado hace dos horas, el calor del lugar se había vuelto intolerante, y luego de dos cervezas, ya se había rendido con sus amigos, dejándolos ser libres en el lugar; luego se encargaría de buscarlos.

Tenía que estar lo suficiente consciente para guiarlos camino al hotel, y eso sería imposible si no tomaba aire antes de desmayarse allí dentro.

Logró encontrar la salida a la azotea del lugar, y el aire fresco le cubrió la cara.

Habían pocas personas; la mayoría de ellas eran parejas a lo lejos.

Suspiró y se sentó en un escalón de las escaleras, tomando su móvil para olvidarse del dolor de cabeza que estaba comenzando.

Abrió la galería y comenzó a ver las fotos que había tomado esos últimos días; sonriendo a su paso, hasta llegar a la última, que no era una foto de ellos, sino de su último poema.

Lo releyó unas cuantas veces, pensando en la noche que lo escribió pensando en la persona a quién estaba yendo a enviárselo.

Sería fácil culpar al alcohol, pero Junhoe estaba lo suficientemente consciente como para saber internamente que él quería enviarle eso, y que tarde o temprano lo viera.

Chico Dulce ➳ [Junhwan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora