Capítulo II

17 3 0
                                    

HAYL

Voy directamente hacia Charlie, el debe tener respuestas, las tiene que tener y hasta a donde me concierne sigue saliendo con Roma aunque no se vean mucho. Por qué no me lo dijo.

Atravieso la zona de talleres del Oasis y voy directo a la zona administrativa. Un guardia intenta detenerme pero lo aparto, no insiste, evidentemente mi cara lo dice todo. Voy directo al escritorio de Charlie y me siento en la silla sin aguardar su llamado.

- Debe esperar que la llame-. Dice con su vista metida en los papeles.

Suspiro algo molesta- Esto no puede esperar-. Pongo el mail de Roma en su mesa el cual había impreso previamente.

Levanta la vista a la hoja y luego a mi- ¡Hayl!-. Sonríe- Que gusto verte, hace tiempo no nos ponemos al día-. Dice entusiasmado- ¿Qué te trae a mí?-. Culmina.

Estoy decepcionada, él es mi amigo, bueno, era amigo de mi novia, pero si él es pareja de Roma supongo que algo debía saber y aún así no me lo dijo.

- A eso vine, a que me pongas al día con unos asuntos, lee eso-. Indico el papel con un movimiento de cabeza.

Él lo toma e inmediatamente empieza a leerlo, su cara se transforma, inmediatamente noto que no sabía nada y me siento mal por haberme enfadado con él.

Apoya su mano sobre la mía- No tenía idea de esto que comenta Roma, pero si esto es cierto, todo contacto con ella que no sea vía directa puede ser factible a que no sea seguro- baja la voz luego de verificar que nadie está cerca- si logró aislar su sistema para enviar correos por la intranet que Doyle creó...seguro aislaron alguna línea para que la comunicación sea segura-. No puedo creer lo maduro que se ha vuelto este chico, es otro sujeto- me encargaré de averiguar algo más con Roma y te mantendré al tanto. También tengo otro contacto que podría servir-. Sugiere- Lo que sea que sucede es grande y se está cocinando lentamente, temo Hayl que vengan por ti y el resto-. Esa última frase me da escalofríos de pensar que nuevamente hay peligro.

- No sé qué hacer Charlie-. Digo en voz baja.

Veo que piensa lo que va a decir como si fuese pecado- Haz lo que ella haría-. Sugiere.

Deslizo mis manos por mi cabellera y la tiro toda hacia atrás- No soy ella- digo- no soy nada sin ella- agrego- me quedé sola-. Por un momento me detengo siento que estoy a punto de liberar todo lo que silencié estos años- Me detuve, no avancé-. Intento contener la frustración y desvío la vista hacia el pasillo por el que entré-

- ¡No!- dice de forma rotunda- no estás sola, no lo estarás y tal vez no debas pensar como ella, tienes razón, no eres ella... pero eres Hayl, tú también lograste cosas increíbles-. Afirma- Estamos contigo-. Termina.

Me pongo de pie- Perdón, debo irme a averiguar que sucede, no debí involucrarte en esto, a ti ni a nadie-. Termino diciendo. Cuando tengo una idea a dónde debo ir, donde hoy debí estar.

Rápidamente me escabullo al hangar de vuelo, debo tomar uno de los jet. Me dirijo al que está más cerca ya preparado para despegue.

- ¿Dónde va señorita?-. Pregunta uno de los pilotos que logra verme a mitad del hurto.

- Como sabes soy Hayl, sé que mi nombre te suena familiar por haber salvado el mundo pero Bennet me solicitó en la central, asuntos oficiales- le resto importancia con mi tono de voz- tal vez una propuesta más interesante de trabajo-. Finjo ingenuidad.

- Por supuesto Hayl, ve-. Me toma por sorpresa que haya puesto tan poca resistencia.

Sin más despego. Voy dónde hoy debí amanecer.

El viaje ahora es bastante corto, unas ocho horas de vuelo. Recuerdo que hace unos años ponía prácticamente un día en estos jet, pero los han mejorado, no puedo asegurar con qué, pero son tan veloces que puedes recorrer largas distancias en cuestión de horas. Tengo entendido que han usado unos núcleos de un material que Doyle extrajo de las bases de Lewis. Ese chico no deja de sorprender con sus inventos.

Llego justo al lugar, con la última luz del día, aquí, donde hoy se cumplen cuatro años exactos de su pérdida. Vuelvo justo a este lugar. Mentí cuando dije que el acantilado era mi lugar en el mundo. Mi lugar en el mundo es este, junto a ella, así como ella, yo tampoco salí de estas instalaciones, una mitad de mi se quedó ahí dentro con ella y se detuvo. Fingí avanzar y me engañé a mí misma, pero la peor parte es que me creí y mi propio engaño. Me siento en los mismos escombros de siempre, como lo hago cada año, dónde una vez dejé su foto, dónde siempre encuentro las mismas flores y esta vez no es la excepción. Aquí están esas flores que alguien deja religiosamente como mi visita. Me alegra saber que aún la recuerdan.

- No sabes cuánto te necesito hoy en día Iritza- le hablo al aire con la esperanza de tener una respuesta- parece que no ha terminado, ahora vienen por nosotros y no sé qué hacer sin ti, no creí que tuviera que volver a preocuparme por peligros-. Miro hacia adelante y veo la cantidad de árboles y plantas que han crecido en este lugar mientras noto que ya está oscureciendo. Aunque hoy pasaré la noche contigo- ¿Sabes Iritza?, esta vez todo es distinto, ahora los humanos intentan acabarnos o al menos eso es lo que me dieron a entender, es cuestión de tiempo que vayan por mí, fue ideal para Bennet mantenerme en la zona segura, sabía que fuera de ahí no había nada para mí y atraparme sería sencillo. Salvo tú, aquí, no tengo nada Iritza, ni a nadie, al menos aquella vez nos teníamos unos a los otros... ahora... ahora todos tomamos caminos distintos, incluso Carol-. Me detengo. Desearía tenerte. Sabrías exactamente qué hacer y en ese preciso momento comienzo a cocinar una idea- Bennet espera encontrarme ahí, no sé cuando, pero lo hará, qué pasaría si me encuentra preparada-. Lo tengo pienso.

Me pongo sobre mis pies y me dirijo al jet a buscar unos planos del Oasis pero inmediatamente me intercepta un escuadrón, comienzan a salir de entre los árboles y del otro lado de la pila de escombros.

- Levante las manos Hayl-. Ordena el que tengo frente a mí y me alumbra con una linterna adherida a su rifle- Debe acompañarnos por órdenes de la central-. Explica de forma escueta.

- Si no quiero-. Comento.

- Irá su cuerpo-. Responde- No lo ponga difícil-. Termina por explicar.

- Quiero saber cuál es el delito-. Insisto con cautela.

- No estoy autorizado a responderle nada, solo cumplo ordenes-. Responde seco.

Rio con sarcasmo- Cierto, no eres el que está a cargo-. Uso toda mi ironía.

Caigo sobre mis pies, alguien me propinó un fuerte golpe por detrás, en el hombro, apostaría fue un culatazo.

- De pie-. Ordena y apunta- De pie o acompañas a la muerta de tu novia.

- Escogiste las palabras incorrectas corazón-. Con un rápido movimiento tomo el cañón de su rifle, lo parto y lo lanzo lejos. Me pongo de pie y lo observo a los ojos.

Toma un revolver sin pensarlo lo pone en mi frente, detrás veo que alguien con rápidos movimientos se coloca justo detrás del guardia.

- Se metieron con la persona incorrecta-. Dice una voz grave.

Toma al guardia de rehén, lo usa como escudo mientras le dispara a una velocidad jamás vista al resto del escuadrón, yo tiendo a agacharme y observo los movimientos del encapuchado. Los guardias caen uno a uno, casi sin percatarse de las maniobras de este encapuchado, pareciera un ninja por su velocidad.

Lanza con violencia sobre el suelo a quién daba las órdenes- ¿¡Quién te manda!?-. Le grita con gruesa voz- ¿¡Por qué lo hacen!? ¿¡Qué quieren de ella!?-. Escucho mucha rabia en esa voz.

- Tarde o temprano irán por ella, por los últimos que quedan de su clase, eres una maldita per...-. BOOM. Disparó en su cabeza.

Se quita la capucha- No iba a respondernos de todas formas-. Dice al voltear.

- NO-PUEDE-SER-. Consigo decir.

ARTIFICIALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora