Capítulo VII

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ABELE

La alarma de movimiento me avisa que han entrado en mi base. Me acerco a unos viejos monitores pero no logro ver a nadie a través de las anticuadas cámaras de vigilancia. Comienzo a creer que esta vieja instalación artificial oculta en esta montaña está comenzando a fallar.

Tomo el revólver que había dejado sobre el escritorio al llegar, y me dirijo hacia la salida.

Voy alerta ya que el pasillo (así como la gran mayoría) es la boca de un lobo, las luces no funcionan. Voy caminando a ciegas por el lugar, aunque en realidad ya conozco las dimensiones, no preciso ir tanteando las paredes como los primeros días, de todas formas no encenderé la linterna, no sé quién esté por ahí. Por un momento pienso que puede ser algún animal que haya activado el sensor de movimiento.

Escucho unos pasos no tan lejos de mi y volteo sobre mis pasos y espero recibir otra señal. No tarda en llegar.

- Abele-. Un arma apoyada en mi espalda- Voltea lentamente-. Es la voz áspera de una mujer.

Con un rápido movimiento hacia la izquierda me aparto de estar a tiro del cañón y con el codo golpeo su arma para desarmar a la chica.

A esta, se le cae el arma, pero rápidamente toma el brazo que he levantado y me hace una llave para inmovilizarme.

- Tranquilo amigo-. Dice poco amigable. Mientras presiona mi mano hasta que dejo caer el arma.

Muevo mi cabeza hacia atrás, e impacta en su nariz. La escucho quejarse de dolor y alejarse hacia atrás unos pasos. En la oscuridad puedo llegar a distinguir sus manos en su nariz. Tomo una navaja de mi bota y la pongo en su cuello.

- ¿Quién eres?-. Pregunto presionando la navaja en su cuello.

- Estás seguro que quieres por las malas-. Sugiere amenazante, entonces siento algo que pincha mi cuello.

- Eres veloz, mujer-. Le digo. Muy sigilosa- ¿Quién eres?-. Presiono más la navaja.

- Y tu no muy listo, hablaré solo si bajas tu cuchillo-. Responde.

Lo bajo. Ella baja el de ella.

- Habla-. Ordeno.

Ella se acerca más a mi- Soy Selina-. Comenta mientras puedo distinguir algo de su rostro en la oscuridad- Te necesito-. Agrega.

Comienzo a caminar hacia la sala de control sin responder, y llegamos a la zona con luz. Ahora puedo verla, no es la joven que recuerdo, es una mujer ruda, toda vestida de negro, con un lado de su cabeza con pequeñas trenzas vikingas y armada hasta los dientes. Parece una pequeña copia de Iritza.

- Si vienes por Hayl, ya le advertí-. Le digo- Puedes irte-. Termino.

Ella muestra una sonrisa irónica- ¿Crees que esto es solamente por Hayl?-. Comenta con sarcasmo- No eres el único que se volvió ermitaño, errante y que cuenta con información-. Agrega- He visto en todos estos años cazar artificiales generación cuatro, pero también, a los humanos que los ayudan- me mira a los ojos y los suyos parecen dos huecos negros- hace una semana me infiltré en la sub-base de Bennet, donde detecté que funden los restos de los artificiales y encontré archivos clasificados- dice alarmada y no puedo más que prestarle atención- exterminarán a todos los generación cuatro y cualquier humano que coopere-. Se detiene.

- ¿Cuál es la novedad?-. Pregunto reacio.

- Un fichero- dice con suspenso- una especie de lista negra, personas que tienen que eliminar a cualquier precio- agrega- Hayl, Landon, Carol, Roma, Charlie, Doyle, Selina y tú-. Para nuevamente- Sabes qué tenemos en común-. Pregunta con aires de obviedad.

- Iritza-. Lo entiendo enseguida.

Ella me toma mis manos- Hay una ventaja- aprieta mis manos- tu y yo, en nuestra ficha desconocen nuestras posiciones, debe ser nuestra ventaja y salvarlos a todos-. Suena casi a una súplica.

- Estoy fuera- digo- le dije a Hayl que venga hacia aquí, la protegeré-. Le comento- No quiero volver a esa vida-. Digo.

- No se trata de volver a esa vida, se trata de que no habrá una si no detenemos esto- dice ella- sé que nos haz estado observando a todos, así como yo también, sé exactamente dónde encontrar a cada uno, pero Bennet también-. Afirma- Si Hayl volvió al Oasis, no sabremos si vendrá aquí, pero te necesito, iran por Carol, ella es el propósito de Hayl- me pide- podemos salvarla, si tiene a Carol podrán doblegar a Hayl. Ayúdame, aún no han ido por ella-. Me pide- Carol no tiene idea de lo que sucede. Está en una aldea no muy lejos de aquí curando a las personas, ven conmigo-. Termina.

- Lo siento Selina, ya cumplí con mi parte, advertí a Hayl- repito- el día que perdí a Iritza por un plan mío yo también morí-. Mi voz se vuelve solemne- Lo siento-. Culmino.

Puedo ver su repudio- Sabes, si Iritza de verdad te importara salvarías a su gente, no te esconderias, intentarías honrarla, pero veo que no es tu estilo-. Finaliza.

- Tú pretendes ser ella, te has vuelto una pequeña Iritza, como un fiel discípulo, y la realidad es que nadie puede hacer lo que ella, nadie será como ella-. Le escupió cada palabra.

- Te equivocas, no intento ser ella- su voz me muestra lástima- Iritza me enseñó todo lo que sé, me dio las herramientas para afrontar lo que hoy está sucediendo- eleva su voz- intento honrarla, cuidar a los suyos y a los míos, pero tú te ocultas- ladea su cabeza, me desaprueba- sabes, tal vez ella tenía razón, después de todo sigues siendo... Tú-. Termina de hablar con asco, como si mi nombre fuese el peor insulto.

Se marcha.

- ¿A dónde vas?-. Le pregunto.

- Salvar a Carol, traerla aquí por si viene Hayl y acabar con Bennet-. Me hace un "Fuck you" con su dedo mientras se marcha- Princesa-. Desparece entre la oscuridad de los pasillos.

Tal vez tiene razón, me volví un ermitaño... Pero por dentro. 

Estoy muerto en vida. 

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