Capítulo III

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HAYL

- ¿Abele?-. Digo totalmente desconcertada por su aparición y su apariencia.

- Hola Hayl-. Solo dice con su mirada puesta en mis ojos, diría que aún conservan su brillo pero creo que no es la misma persona que vi partir hace cuatro años.

Me apresuro a abrazarlo, no responde a mi abrazo- Gracias por ayudarme-. Le digo cuando me alejo.

- Era una deuda pendiente-. Dice mientras toma las armas de los soldados caídos.

Lo observo con su cabellera larga y desprolija, su barba tupida y negra ocultan su rostro. No sé que hizo la vida con él.

- Tú dejabas las flores-. Comento.

Sigue enfocado en lo suyo- Lo preguntas o lo afirmas-. Dice. Podría asegurar que dejó escapar una risita cuando dijo eso, pero creo que este Abele ya no ríe.

- ¿Por qué?-. Pregunto mientras me acerco y me pongo delante de él, quiero que nos veamos a los rostros- Por qué las flores-. Insisto.

Vuelve a centrarse en mis ojos y la luz natural hace más sombrío su rostro por tanto pelo- Quería sanar y recordarla, no quería que muriera para mí- dice- iba de lugar en lugar buscándome a mí y cada mes volvía a dejarle flores, así fue mi vida-. Se detiene y se le caen unas lágrimas- Solo quise salvarla siempre, protegerla, fue lo único que siempre intenté- se detiene a respirar como si recordar doliera, me doy cuenta que no ha hablado con nadie en este tiempo- hice cosas de las que me arrepiento, pero intenté darle una oportunidad a todo el mundo, yo debí estar en su lugar, la quise proteger con mi plan y al final...- mira hacia dónde él coloca las flore- fue la única perjudicada y de eso soy el único culpable Hayl-. Termina diciendo.

Las lágrimas le caen sin permiso y se ocultan en su barba. Atino a ayudarlo a sentarse sobre una superficie más pareja y me siento a su lado. Tomo su mano, sé lo que siente, compartimos un mismo dolor.

- Todos hicimos cosas de las que nos arrepentimos Abele- seco una de sus lágrimas- tú hiciste lo mejor que pudiste, y colaboraste a tú forma para que el mundo tuviese una nueva oportunidad-. Sonrío- Lástima que no estaré para verlo-. Vuelvo a sonreír con dulzura- Con respecto a Iritza, yo también debí haber estado en su lugar, así como Landon cree lo mismo con Zaldana- me detengo un segundo- la cuestión, es que si quieres a alguien, desearás estar en su lugar pero entendí que todos estamos justo en el lugar que debemos estar, y ella estuvo en el medio entre salvar al mundo y la explosión- veo que él me escucha con atención- jamás sabremos qué hubiera pasado si las cosas hubiesen sido de otra manera, y si fueron de esta, así debió serlo-. Termino por decir.

Él solo me observa y se pone de pie para marcharse.

- ¿A dónde vas?, ven conmigo al Oasis, es seguro para ti-. Le comento.

Vuelve a mirarme- Ahí no hay nada para mí-. Dice.

- No hay nada allá afuera- señalo con ambos brazos- las personas que conoces están todas allá, todos estamos sanando, ven-. Le pido.

- Ten cuidado Hayl, los están cazando, no eres a la primera que atacan y salvo- me advierte- pero seguro te van a querer exterminar más que a nadie...- mira hacia todos lados- te haré una sola pregunta, ¿crees que es seguro para ti un lugar dónde hay de estos soldados?-. Mira los cuerpos- ¿De verdad crees que estás a salvo?, me atrevería a decirte que hace un año los vienen eliminando con cautela, dame tu mano- me ordena, saca un marcador de un bolsillo- si decides irte del Oasis ahí me encontrarás, es lo más seguro que puedo ofrecerte por ahora-. Termina por decir cuando ha escrito algo en mi mano.

Se marcha sin más y yo observo mi mano. Coordenadas. Un lugar.

Miro hacia las flores de Abele pensando que podría irme con él pero si me quieren a mí también irán por los míos. Ninguno está a salvo. Subo al avión. Debo regresar por ellos. 

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