Capítulo XI

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ROMA

Espero que Charlie lo logre, pienso. Tenemos que escaparnos todos, debemos irnos a algún lugar seguro, todos nosotros corremos peligro.

Volver a tocar un arma luego de cuatro años es una sensación extraña, me recuerda aquella joven que fui, no me gusta ser ella, me hace mal, no quiero ser ella... Por esa razón elegí el papeleo.

Aprovecho la oscuridad de la noche y salgo de la oficina a través de una ventana, tengo que ir por Doyle, no será nada fácil, esta en el mismo edificio que Bennet. No es casualidad.

Comienzo a caminar a paso ligero oculta en las sombras ya que hay toque de queda desde hace una semana (tampoco me sorprende), no debo dejarme ver por los vigilantes, ni las cámaras, si me capturan será evidente para Bennet.

Mientras camino intento elaborar un plan de escape, salir no será sencillo.

La base tiene un muro de cinco metros de concreto que rodea todo el sitio; luego hay un puesto de entrada y uno de salida; ni hablar los soldados atrincherados en la entrada; una segunda cerca electrificada, salir será un problema. Considerando el hecho de que al sacar a Doyle, estamos fritos. Es una misión suicida.

La base es un cuadrado perfecto de dieciséis manzanas, Bennet esta justo en una de las manzanas centrales, su edificio es toda la manzana. Llego a él y me sorprende no ver soldados. Miro a los extremos y las cámaras apuntan en otra dirección, algo no está bien.

Saco mi arma y camino lentamente hasta la puerta, abierta, luces encendidas, ingreso con mucha precaución recordando cada recomendación de Iritza, es como si me acompañara. Siendo honestas, lamento su muerte, pero detesto la clase de persona en la que me había convertido, letal.

Ya he estado miles de veces aquí, sé dónde esta Doyle, camino por un ancho y estrecho pasillo que abarca toda la manzana y tiene múltiples puertas de cientos de oficinas; voy hacia la puerta de la salida de la escalera de emergencia y subo al segundo piso, pareciera estar abandonado.

Una vez dentro, camino lentamente ignorando las cámaras hasta el laboratorio de Doyle, sigo con la guardia en alto. Entro. Lo veo. Amañatado y amordazado a una silla.

- ¡Doyle!-. Digo cuando le quito la mordaza.

Su cara no se alegra nada al verme- ¡Vete es una trampa!!! ¡Corre!!-. Grita desesperado.

Volteo a la puerta. El viejo y desagradable Bennet está ahí una decena de soldados que entran al laboratorio y nos rodean.

- Pensabas que no estaríamos preparados para mensajes encriptados y aislados-. Detecto su aire de superioridad- Sabemos absolutamente todo, incluso dónde esta Charlie en este momento o Hayl-. Veo una sonrisa malvada- No voy a quitarte mérito, les diste una pequeña ventaja a tu grupito disfuncional de amigos, las jugaste muy bien tus cartas pero no es tu juego niña, solo eres una ficha-. Afirma.

- Liberaro-. Apunto a Bennet.

- ¿Crees que soy Lewis?- ríe con sarcasmo- estoy dispuesto a morir y ellos tienen órdenes, tú eliges-. Me dice con suficiencia.

Camina hacia mi lentamente, sus botas resuenan en el piso con cada paso que da. El silencio es lapidario.

- A ti no te importa morir, pero a él lo necesitas-. Apoyo el arma en la cabeza de Doyle. Él me mira con miedo, sé que podría hacerlo si eso nos salva, la otra Roma lo haría.

Bennet se cruza de brazos- Hazlo, quiero ver cómo le quitas la vida-. Habla calmo- ¡Hazlo!, ¡Hazlo!-. Grita con más fuerza.

Bajo el arma.

- Sabía que no eras capaz-. afirma y me siento ridiculizada- De todas formas, él ya hizo lo que tenía que hacer cumplió su misión-. Toca la cabellera de Doyle y este aparta su cabeza- Hizo un excelente trabajo-. Agrega.

- ¿Qué hiciste?-. Le pregunto preocupada. Él ladea su cabeza.

- Lo verás, todos ustedes lo verán-. Me mira- Quiero que escuches una cosa-. Dice mostrándole un radio- Status escuadrones-. Habla a su radio.

- Tenemos a Landon, Charlie, un grupo de artificiales del Oasis que intentaba escapar, los otros fueron exterminados, así como los que cooperaban, estamos llegando a la base, cambio fuera-. Culmina la voz.

- Carol escapó, creemos que con Selina- dice otra voz, y veo que no era lo que Bennet esperaba- hemos reducido esa aldea de artificialea y traidorea humanos a cenizas-. Su cara intenta mostrar superación superación.

- Puedo hacerte escuchar más mensajes de estos si quieres, los artificiales están siendo exterminados, así como los últimos traidores, te guste o no-. Dice aunque algo en su cara no le ha gustado.

Me río- Selina arruinó tus planes, ¡jamás tendrás a Hayl!, ¡ni siquiera sabes dónde está!-. Grito con furia al enterarme que Charlie corre peligro.

Veo que nada de lo que digo mueve un pelo en su horrendo rostro- Crees que necesito saber dónde está, es una estúpida impulsiva como la otra que murió, ella vendrá a mi- comienzo a sentir miedo por lo que viene- es muy predecible, más qud la difunta de su novia humana y traidora, créeme, ella vendrá a mi-. Afirma.

Los soldados atan mis manos tras la espalda, me coloca de rodilla justo al lado de la silla en la que Doyle esta atado.

- Verás querida Roma, Hayl sabrá de mi, de ti, de todos nosotros- se detiene un segundo y entra un soldado con una cámara de televisión- Hayl sabrá de nosotros porque verá esta transmisión una y otra vez, en todos los monitores- ríe con suficiencia- lo primero que debes agradecerle a Doyle, hizo que cualquier pantalla en red sea una gran ventana para nosotros, recuperamos eso- se prepara para comenzar- y Hayl tendrá una pantalla, eso es seguro-. Afirma solemne- Igual nuestro querido Doyle tuvo que realizar un segundo invento, ¿cierto?-. Lo mira.

Veo que Doyle tiene la mirada oculta en sus piernas, intento verlo, él no me mira. Siento que algo de todo esto no va a terminar bien para ninguno de nosotros.

- Verás Roma, hoy aprenderás una maravillosa lección- voltea a verme- todo tiene consecuencias, tu amiguita artificial con aires de humana, que estuvo libre e impune como toda su estirpe, lo entenderán- se detiene- mientras yo esté a cargo, todo acto que atente contra la seguridad de los humanos no cooperantes, será castigado, ya sean artificiales, o tú-. Mira al frente- Comencemos-. Finaliza y no puedo dejar de sentir el eco de su amenaza. En este momento tiene a los dos seres que más detesta: artificial y humano cooperante.

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