• ¿Amor Verdadero? •

🔹️🔹️¿Roto?🔹️🔹️

Regina a pesar de amar profundamente a su alma gemela, pero ese amor no servía de nada cuando lo único que trae consigo es angustia, cuando ésta corroe cada pieza de su cuerpo, y por arrancar ese amor estaba dispuesta a todo, incluso si al hacerlo acaba renunciando a lo que más ama en el proceso.

Pese a que cuando era la Reina Malvada se encontraba sola y sin amor, tenía fuerza, tenía poder. Su odio cómo coraza, una que había construido para que el amor no llegará a su negro corazón.

Una coraza que protegía a Regina, a quién verdaderamente lastimaron.

Pero para bien o para mal ese ladrón atravesó cada capa llevándose consigo una pequeña parte de su corazon, hasta que lo robó por completo .

Y ahora se encuentra nuevamente sola y sin amor, pero esta vez, la Reina Malvada no está para proteger a Regina.

Pero ella quería, necesitaba, recuperar su fortaleza. Y sabía perfectamente el modo de conseguirlo.

Con paso apresurado se dirigió a su cripta dispuesta a realizar algo de lo cual no estaba muy segura, pero eso era mejor que el doloroso sentimiento que acongojaba a su triste y roto corazón.

Esa mañana antes de llegar a la cripta hablo con Gold para pedirle la poción de Míster Hide, sólo que en esta ocasión tiene una alteración hecha con magia oscura que lo que haría en ella sería despertar a su parte malvada pero sin separarlas y que ella pudiera seguir controlandosé a sí misma, o eso creía.

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Regina ya estaba separando los ingredientes cuando escucha un ruido proveniente de la parte superior, por instinto su mano crea sin más una bola de fuego lista para disparar.

- Robin...- queda perpleja y asustada ya que no sabía cómo enfrentarse a él, no le había dirigido palabra luego de New York.- ¿Qué haces aquí?-  dice Regina.

- Milady , yo lo siento...-intenta acercarse pero ella se aparta- vine porque quiero tu perdón, sé que tal vez no quieras verme nunca más y lo entiendo si es así, pero no puedo irme sabiendo que sigues sufriendo por un cobarde como yo, uno que no pudo renunciar al recuerdo de su ex mujer y luchar por estar al lado del amor de su vida.-  Declaró afligido.

- Por favor Robin, sólo no digas más... - Sentenció lo último casi en un suspiro, y es que sí ya está todo jodido, ¿por qué no empeorar todo un poquito más?

Con ese último pensamiento en mente se acercó a él aprisionando sus labios con los suyos. Y solo el roce de sus labios le trajeron esa pequeña chispa que recorrió su cuerpo ¡Por dios, cuánto extrañaba los besos de su ladrón!,  quien con sólo mírala a los ojos podría volverla delirante.- Al menos no por hoy, quiero que seamos uno, aunque sea por esta última vez.- Suplicó Regina, casi sin reconocerse a sí misma. Se acercó aún más a él, pegando su pequeño cuerpo al suyo.

Y así fue, tal vez fue esa chispa del reencuentro, o su amor que hacía palpitar su corazón más que nunca, pero esa noche, esa noche hubo magia en el aire.

Robin sin dudarlo rodeó su estrecha cintura con sus manos, dibujando pequeños círculos con sus pulgares allí. Podría decirse que después de ese último beso las cosas irían en declive hacia lo salvaje, pero no fue así. Él se tomó su tiempo en apreciarla, en hacer el momento durar. La besó del modo que tanto amaba, suave, cálido, lento; haciéndole sentir todo ese amor que le tiene guardado, uno que ella no cree merecer.

Su cuerpo no demoró en responder a sus atenciones, los erguidos pezones contra su camisa eran clara señal de ello. Con una mirada suplicante pidió su permiso, Regina ésta noche se encontraba vulnerable y él lo sabía, en cuanto ella asintió tomo la suave prenda de seda y se la sacó por encima de su cabeza dejando al descubierto esos rosados y erguidos pezones.