9; Confesión.

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Te deseo tanto que es inefable, te extrañe tanto que fue inconmensurable, te amo tanto que es sempiterno. 

—Lo que me dices, ¿es cierto?  –inquirió la bruja, sorprendida. 

—Lo és.  –espetó el mago inglés mientras tocaba la arena con su mano. 

—No podemos ventilar aquello, es la vida personal del Profesor Dumbledore. 

—Lo sé por lo mismo solo... solo te lo comento a tí. 

Ella volteó hasta él y puso su mano encima de la contraria, atrapando entre ambas falanges la arena. 

—Y nosotros...  –comentó en tono de duda la Auror.

—Nosotros... ¿Qué ,Tina?  –preguntó con suavidad, apretando un poco la mano contraria en la suya. 

—Luego de que termine todo esto... terminaré con Achilles.

—¿Porque no ahora? 

Espetó el mago, como un niño pequeño al que le es quitado algo de su poder. 

Siento miedo, temo por él.  No quiero que nos ocurra ni le ocurra nada malo. 

—¿Cuando seremos solo los dos? 

—No creas que no lo deseo, porque lo hago, pero hay fuerzas mayores ahora que nos obligan a ser los héroes de la situación, o bueno, intentarlo. 

Hagamos ambas misiones a la vez, al menos compartir cuando se pueda, no puedo evitar sentirme raro en esta situación. 

Yo también me siento rara... y mala. 

—¿Mala?, ¿porque? . Tina te he dicho miles de veces que tú no eres...

—No Newt, en estos momentos creo y aseguro que no estoy obrando correctamente.  Me siento culpable porque aveces ocupó mi tiempo en pensar en tí, en Achilles y dejó a mi hermana de lado. Eso me duele.

—No tiene porque dolerte tanto tampoco, Tina, ella... ella... Queenie lo decidió así.  ¿Porque culparte por eso? 

Tina levantó la mirada y movió su mano de la mano contraria, dejando que Newt sintiera el tibio aire playero en la palma de su mano. 

También tengo culpa...  Yo discutí con ella, no acepté su relación...

Y entre todo eso, ¿la...la obligaste a irse con Grindelwald? 

Hubo un silencio, desagradable por primera vez entre los dos, el viento tibio y agradable golpeaba sus rostros como si de un golpe directo se tratase. Habían desviado sus miradas, como si fueran dos desconocidos que por casualidad se toparon en la playa de Dorset y se sentaron cerca.  Aquello duro unos segundos hasta que ambos al mismo tiempo decidieron hablar.

—No. –respondió ella.

—¿Cuantas veces haz leído... mi libro?  –preguntó él, intentando cambiar el tema. 

La bruja tenía sus ojos llorosos, agachó su cabeza y abrazo sus piernas mientras se encogia de hombros. 

—Como unas cuatro o cinco veces. Me a en...canta..do.

La Auror ya había roto en llanto, recordar a su hermana menor realmente le hacia sentir mal, pensaba en su madre, ella no estaría orgullosa de que ella como hermana mayor no cuidara bien de Queenie. Eso le dolía aún más. 

Nuevamente el ambiente y el aire se hicieron densos, pesado, desagradable. Pero unos brazos cálidos y amortiguados la hicieron sentir como en casa, una mano suavemente posada en su cabeza la hizo estremecer, estremecer de ternura y la otra mano tímida, buscaba su cintura delgada, pidiendo permiso, finalmente término por abrazarla bien y como corresponde. 
Ella se entregó a aquellos brazos, se sintió segura, cuidada, amada. Aquellos brazos compitieron con la seguridad que le otorgaba su padre fallecido en algún momento y eso ningún hombre lo había conseguido, además si lo pensaba con detenimiento, él nunca la había abrazado. Fue mágico... Newt Scamander hacia todo mágico.

Giver or taker?  {NEWTINA}. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora