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No sé cuantas vidas me faltan, pero en cada una, espero encontrarme contigo.  

—Newt, ¿que haces aquí? 

—Hacer lo que debería haber hecho antes de irme a Inglaterra. 

El magizoólogo dejó sus maletas en el piso y con confianza atrajo por la cintura a su amada, con una delicadeza y suavidad infinita la apegó a su cuerpo, de manera confidente.  La estructuró con la mirada, no era necesario hablar.  La noche caía sobre ellos y el barco que había dejado unos minutos atrás a Newt ya emprendía su viaje de vuelta, casi por coincidencia estaban parados en el mismo lugar que se despidieron aquella vez y él se dedicó a ser un idiota, ahora no sería así.  Ambos divagaban en sus pensamientos y para volver a la realidad (que era mejor), el mago la apretó un poquito, poniendo un toque suave de autoridad en el cuerpo de ella consiguiendo que se sonrojara de manera encantadora y eso mismo, fue la gota que rebalso el vaso, Newt no pudo resistirse más a Tina y terminó dándole un beso largo y húmedo en los labios, ella enredó sus brazos en el cuello del mago y ahí se quedaron, besándose hasta que sus labios estuvieron rojos de demostrar la tanta falta que se hacían. 

—¡Feliz cumpleaños, querida! 

—El día a ido bien, pero ahora, a mejorado considerablemente. 

—Y tal vez... –se rascó la nuca, nervioso– se ponga mejor... 

—¿Que dices?... ¿Traes aquel detalle contigo?  –inquirió ella, acariciando los hombros del mago. 

Newt se separó un poquito de ella y se arregló el abrigo, volteó mirando hasta el mar y tomó aire, era un gran paso pero no temía darlo, solo temía ser tan vergonzoso para ciertas cosas. 

Volvió la vista hasta la bruja mientras sacaba la cajita que le había entregado Leta, de a poco comenzó a agacharse ,estaba preparado, estaba tranquilo y de su otro bolsillo sacó un ejemplar nuevo de sus libros. 

—Newt ¿que vas...

—Tina... una vez me fui de aquí con una promesa en mis labios y no fuí lo suficientemente correcto para cumplirla, el día de hoy en tú cumpleaños quiero limpiar tus recuerdos, sé que lloraste por mí y no me enorgullece para nada, al contrario, es una daga que daña mi corazón aveces en las noches, lo siento tanto.  –musitó suave mientras levantaba su libro hasta las manos de la Auror– Sé que ya lo leíste, pero este tiene mi dedicatoria y no la he cambiado desde que la escribí, inclusive tiene la fecha. 

La bruja recibió el libro entre sus manos, sus ojos ya se estaban aguando pero retuvo sus lágrimas de felicidad y en silencio abrió la portada del libro, leyendo así la dedicatoria. 

Para una amiga admirable, valiente y defensora de sus ideas, contigo Tina, he vivido la mejor semana de mi vida hiciste de Nueva York un lugar sorprendente.  Espero que nuestra amistad sea duradera, disfruta del libro.  –la morena agachó su mirada hasta el mago y sonrió con amplitud– Es la mejor dedicatoria que he leído en toda mi vida pero ya vale, levántate, que el piso debe estar helado. 

—Pues, es que aún no término... –respiró profundo, era el momento– Tina... –abrió la cajita, dejando ver un anillo delicado y demasiado precioso– Le he dado muchas vueltas, lo pensé mucho y ya, todo me lleva al mismo lugar... a tí. 

—Ay Newt... ¡Deliverance Dane!, me harás llorar. 

—Porpentina Esther Goldstein, ¿me otorgarías el honor de ser mi esposa? 

—¡SÍ!, sí, sí, ¡Claro que sí! 

Newt se levantó y tuvo un pequeño segundo para estabilizarse antes de recibir en su regazo a Tina, que le besaba todo el rostro sin dejarlo respirar, ambos reían felices. 

Giver or taker?  {NEWTINA}. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora