Capítulo I

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C A P Í T U L O    1

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C A P Í T U L O    1


Siempre he padecido este espantoso transtorno, que me coloca en una situación de desventaja: se llama falta de orientación. Por supuesto, me lo he diagnosticado yo misma, y estoy casi segura de que es algo real, así que no es realmente mi culpa que tenga problemas para orientarme en este laberinto conocido como el instituto King City.

Por supuesto, me dieron un mapa, pero comenzar una nueva escuela un mes después del primer semestre es bastante difícil. No quiero atraer más atención de mí misma al tener mi cara plantada en un mapa de la escuela. Eso solo gritaría "SOY LA CHICA NUEVA, ¡CÓMANME VIVA!" y había planeado pasar el último año sin llamar demasiado la atención. No es que pudiera leer el mapa de todos modos, como dije: la orientación no es lo mío.

Suena la campana de advertencia y los estudiantes con aspecto de animales comienzan a separarse de sus grupos reunidos en las taquillas y se dirigen a sus clases.

Mierda, voy a llegar tarde y todavía no tengo idea de donde es mi primera clase.

Vuelvo a sacar mi horario y leo mi nombre que está impreso en la parte superior. Scarlett Johansson. Esta vez he podido elegir un nombre chulo, pero aún así me llevará algo de tiempo acostumbrarme.

Vuelvo a leer el número del aula, que ya he guardado en la memoria, como si leerlo de nuevo pudiera transportarme por arte de magia a ella.

Echo un vistazo a mi nuevo teléfono celular y resoplo un suspiro agravado cuando me doy cuenta de que solo tengo dos minutos para llegar a clase antes de que llegue tarde. Dudo mentalmente si debo sacar mi mapa, pero todavía hay bastantes alumnos en los pasillos.

-Al diablo -murmuro, mientras corri sin rumbo por el pasillo mientras busco en mi bolso, que por cierto es súper bonito, el mapa de la escuela. Realmente odio llegar tarde.

La verdad es que no tengo ni idea de a dónde voy, aunque me reparo cuando un grupo de gigantescos árboles que, mejor considerados adolescentes varones, caminan en mi dirección. Hablan entusiastamente, y caminaban por los pasillos como si fueran los dueños del instituto entero.

Me aseguro de moverme hacia un lado del pasillo, pero no disminuyo la velocidad: no puedo llegar tarde. Cuando siento que mis dedos rozan lo que parece ser un mapa, miro hacia abajo en mi bolso de hombro abierto para sacarlo.

Justo cuando estoy a punto de sacarlo, me estrello con un sólido muro de ladrillos. El bolso va a para al suelo, todo lo que hay dentro se sale y a mí me falta poco para caerme sobre mi trasero.

Miro con furia la inocente pared de ladrillo rojo que sobresale un poco en el pasillo mientras pongo mi mano en mis costillas, que me lastimé no hace mucho y ahora doloridas por mi reciente caída.

Estúpido muro, ¿Quién habrá diseñado una pared para que sobresalga así?

El hecho de que odie llegar tarde se impone a la necesidad de echar una ojeada para ver cuántas personas se están riendo de lo idiota que he sido. Me agacho a toda prisa a recoger mis pertenencias, sin tan siquiera ponerlas en el bolso, doy media vuelta.

Ella está conmigo © - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora