Ella está conmigo © - TERMINADA

Capítulo XXVIII

C A P Í T U L O     2      8

Remolinos de diferentes emociones me inundan cuando lo veo. No sé cómo sentirme por él en este momento. Por un lado, Robert es un gran amigo y me encanta pasar tiempo con él. Quiero que sea feliz, y realmente no debería ser su trabajo protegerme veinticuatro siete. No es su trabajo asegurarse de que no encuentre problemas, lo cual es inevitable de todos modos. Por otro lado, me dejó sola en un baño asqueroso rodeada de personas aún más esbozadas que están metidas en una mierda ilegal. Literalmente tenía un trabajo: asegurarse de que no me dejaran sola. Sabía que Ryan y los Silvers que me odian y que ya me hicieron cosas ilegales, están aquí y me dejó.

Lo que lo empeora es que me dejó para poder coquetear con una chica. ¿Al igual que su llamada de botín no podría haber esperado hasta que hubiera terminado y volver con todos los demás? No espero que renuncie a su vida y se dedique a una vida de servicio y protección. Solo tenía que esperar cinco minutos y luego coquetear con ella cuando estaba con Mark, Sebastian o alguien.

Sé que no puedo culparlo por lo que pasó. No es su culpa que Dave nos odie a Chris y a mí, pero si Robert estuviera conmigo Dave nunca me habría llevado en primer lugar, y no me habrían golpeado y no me habría formado un moretón gigante en el abdomen. Eventualmente lo superaré y lo perdonaré, pero en este momento, necesito estar enojada. Esa mierda fue traumática y no habría tenido que pasar por eso si él no me hubiera abandonado. Ni siquiera fue el que me salvó. Como, ¿ni siquiera se dio cuenta de que me había ido? Debería saber que no toma tanto tiempo mear.

—¿K-bear? ¿Qué pasa? —se detiene cuando observa mi apariencia.

Estoy segura de que me veo desordenada. Sé que mi cabello está enredado, y solo puedo esperar que me quite la sangre de la cara. Mi ropa está desordenada, sin mencionar la sangre manchada en mi chaqueta.

—Mierda, Scarlett. ¿Qué demonios te pasó?

Me agarra la barbilla y analiza mi rostro en busca de daños, pero aparto su mano, mi ira se está gestando.

—No es mi sangre —respondo con frialdad, y camino de regreso a ese horrible baño para limpiarme antes de que alguien más me vea. No quiero responder ninguna pregunta y definitivamente no quiero que Chris se entere.

Robert lo sigue rápidamente: —Scarlett, espera. Dime lo que sucedió.

Llego al baño y entro antes de girar para mirarlo con ojos fríos y enojados.

—¿Por qué no le preguntas a tu ligue? —rompo, incapaz de ayudarme a mí misma, antes de cerrarle la puerta en la cara.

Eso fue bajo de mí, lo sé. No es culpa de esa chica y tampoco es de Robert.

Hay más sangre manchada alrededor de mi boca y cuello de la que debería haber. Con mi adrenalina y mi ira disminuyendo, noto que mi lengua palpita de dolor. Probablemente lo mordí con fuerza. Me mojo la mano y empiezo a quitarme la sangre de la cara, del cabello y de la ropa. Antes de volver a abrir la puerta, verifico dos veces que parezca normal. Satisfecha, abro la puerta solo para encontrarme cara a cara con un enojado Robert, apoyado en la pared frente a la puerta del baño, con los brazos cruzados.