3. Reacción en cadena

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Se desconectó en cuanto nos despedimos y, de repente, sentí nervios. Nervios porque iba a volver a ver a Erica después de tanto tiempo, nervios porque llegaba el miércoles y eso llegaría en tres días y nervios porque no sabia si me reconocería y yo no sabia si la reconocería a ella. Mientras intentaba controlar los nervios, miré la hora. Las doce y media. Tenía que irme a dormir porque si no, no podría empezar a planear... Bueno, ya lo veréis luego.

A la mañana siguiente, me levanté temprano y le conté a mi madre todo lo de Erica, pero ella, para mi sorpresa, me respondió:

-Ya lo sabía

-¿Como?

-¿Te recuerdo que fui yo quien le dio tu móvil para que pudieseis hablar tu y ella?

-Ahhh... Es verdad, no me acordaba...

Hoy llovía (como casi siempre), así que decidí quedarme en casa hasta que dejase de llover. Estaba dispuesto a hablar con Erica cuando, de repente, me llegó un mensaje de otro número, que decía:

“Hola, Rob. ¿Te apetece que recoja a Chad y nos pasemos por tu casa? Pd: ¡¡¡¡Llevaremos pizza!!!!

Aquel mensaje me lo había mandado Becca Robinson, una de mis mejores amigas y de Chad desde hacia mucho tiempo. La quería mucho (como amiga) y ella a mi (del otro modo y lo sabia porque hacía unas semanas me lo había confesado). Obviamente, si Becca venia a casa, iba a invitar a Chad. Lleva enamorado de ella desde el día en que nos conocimos. Ella era, más o menos, como nosotros. Llevaba una parte de pelo rapada, llevaba camisetas anchas y vaqueros rotos, todo eso conjuntado con una gorra que se calaba todos los días.

Le contesté que vinieran sobre la una y media, y a las doce ya estaban en la puerta de mi casa. Nunca me hacen caso... Bueno, ya que estaban aquí, les expliqué el tema Erica y pedí sus opiniones. Chad dijo que le parecía bien que volviese aquí, pero me aconsejó que no la cagara. En cambio, a Becca no le sentó muy bien la noticia porque dijo, en tono enfadado, que ella le compraría el billete de vuelta y, después de decir eso, se levantó y se fue dando un portazo. Intenté ir a por ella para que se quedase pero Chad me dijo:

-Dejala, ya se le pasará. A mi me parece bien que vuelva, así la podemos conocer. Al menos yo.

A las cuatro y media, Chad volvió a su casa y, como mi madre no volvía de trabajar hasta dentro de unas horas, me volví a quedar solo. ¿Y ahora que hacia? No podía salir de casa con la que estaba cayendo y tampoco podía hablar con nadie, cada uno por sus motivos: Chad estaba con su familia, Becca no querría saber nada de mi después de lo de la noticia, Erica estaba ahora mismo montada en el avión...

Me tumbé en el sofá y me puse a escuchar música y, sin querer, me quedé dormido. Me desperté al oír que la puerta se abría y entraba mi madre. Vaya, ¿tanto había dormido? Si que tenia falta de sueño... Estaba muerto de hambre y mi madre ya había cenado, así que decidí hacerme un bocadillo y irme a mi habitación, haber si podía seguir durmiendo...

Cerré la puerta de mi cuarto, me acosté en la cama y observé los posters que tenía pegados por las paredes, todos de un tema diferente al que tenían al lado. Luego cogí la foto de la estantería de encima de mi cama y contemplé a los niños de la foto: Sonrientes, alegres, ilusionados, emocionados...

Noté el sopor cayendo encima mía otra vez pero, antes de dormirme, me permití pensar en Erica y en los años de amistad que nos esperaban.

FOTO DE BECCA AL PRINCIPIO DEL CAPITULO.

HASTA OTRA:3

Te confieso que sin ti no se seguirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora