8. Reencuentro de amigas

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~Erica~

Vaya, Londres... No es como lo recordaba. Era más lluvioso que hacia diez aňos. Cuando me fui de aquí, recuerdo que sentía mucha aňoranza, pero en cuanto me enteré de que volvía me asusté porque no sabía que me encontraría después de diez aňos.

Llegué a mi nueva casa una hora después de dejar el aeropuerto. Y pensar que el único que había venido a verme era Robert. Robert... Cuando me fui, él era un niňo muy tímido y escuálido; ahora, después de diez aňos, era un chico sociable y musculado.

A lo que iba, entramos en la casa que, curiosamente, era la misma de hace diez aňos. Nada había cambiado, salvo la posición de los muebles. ¿Como había sido capaz de pensar que, después de diez aňos, nadie había ocupado la casa? Eso me traía recuerdos... Decidí subir algunas de mis cosas a mi habitación(que seguía en el mismo lugar de hace diez aňos) y, cuando entre, no pude evitar soltar algunas lagrimillas. Seguía el mismo color rosa fucsia, sólo que más desgastado. Plan para el día siguiente: cambiar color.

Dejé las cosas que había cogido, que habían sido pequeñas cosas desde América(las cosas que me cabían en las manos), en las que incluía la foto firmada del encuentro inesperado con Austin Mahone(¡¡¡EL MEJOR DIA DE MI VIDA!!!) y las fotos de mi infancia.

Miré la hora. Eran las once menos cinco de la noche y ya habia cenado en el aeropuerto, así que baje a por mi maleta.

-Cielo, ¿has llorado?-me dijo mi madre sorprendiendome

-Alguna lágrima ha caído de mis ojos-reconocí con una risa

-Venga, ahora a dormir, que es tarde y el viaje ha sido largo.-dejó un beso en mi frente, me puse mi pijama y me fui a dormir.

A la maňana siguiente, cuando me desperté, me puse un suéter de rayas azules y blancas, unos vaqueros azules y mis deportivas Converse negras. Peiné mi pelo y lo ondulé un poco por las puntas.

-Buenos días.-dije sonriente

-Vaya, parece que alguien ha dormido bien en su primera noche en Londres después de diez aňos.-dijo mi padre sonriente, tomando su café

-Si, y ahora, si no os importa, iré a ver a Kylie-cogí mi bolso y me fui

Kylie Johnson había sido mi mejor amiga antes de irme a Estados Unidos y ahora, después de diez aňos, estaba decidida a volverla a ver. Luego iría a comprar los botes de pintura.

Llegué a casa de Kylie y toqué al timbre. Me abrió ella. Estaba super cambiada. Su pelo rojo le sobrepasaba por poco los hombros y lo tenía totalmente ondulado, sus ojos marrones me miraban con extraňeza, había cambiado sus faldas y vestidos por unos vaqueros acampanados, camisetas de tirantes y cinturones de cintas. Me volvió a mirar con extraňeza y me preguntó:

-Perdona, ¿y tu eres...?

-Kylie, soy Erica. ¿No te acuerdas de mi?

-¡¿Tu?! ¡¿Erica?! ¡¿Erica Jones?!-me gritó

-Si te digo que si, ¿que harás?-pregunté preocupada

La miré a sus ojos, anegados en lágrimas, y se me llenaron a mi también de lágrimas. Empezó a sollozar y me abrazó. La abracé también y empezó a llorar en mi hombro.

-Venga, venga... Tranquila. Ya he vuelto-Le dije sollozando igual que ella

-Te he echado de menos, amiga

-Y yo a ti. Hey, ahora me voy a comprar pintura para mi habitación. ¿Te quieres venir?

-Quiero recuperar tiempo con mi amiga-reí y nos fuimos hablando de estos diez aňos.

Te confieso que sin ti no se seguirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora