VII

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- Me quieren limpio y oliendo bien... Solo soy un objeto aquí y esta claro cual será mi trabajo.

Murmuró entre sollozos, sintiendo como su estómago se contraía causándole nauseas, sabía exactamente que es lo que pasaría en ese lugar.
Observó con detenimiento la enorme habitación y se adentró al baño aun sintiendo la mirada de uno de aquellos alfas.

-Date prisa, no lo repetiré de nuevo.

Con las manos temblorosas cerró la puerta y colocó el seguro, dejándose caer casi al instante en el que se giró para mirar la habitación de baño, podía jurar que incluso era más grande que su sala de estar y cocina juntas, tiritó de frío y se acurrucó en el suelo, removiéndose incómodo y dejando que las lágrimas brotaran de sus ojos una vez más.

Aun no podía entender todo lo que le estaba sucediendo y lo que apenas estaba por pasar ¿Realmente su padre habría sido tan cínico como para venderlo? Porque eso es lo que había hecho, lo había vendido a una mafia que se encargaría de sacar buen provecho de él.

-¡Date prisa!

Sus pensamientos fueron interrumpidos ante aquella voz, con pesadez se levantó y caminó hasta la ducha, casi arrastrando los pies quitó su ropa y la dejó de lado para luego tomar un rápido baño, aun no podía evitar parar aquellas lágrimas que se mezclaban con el agua, sin embargo para él era mejor así. Siempre prefirió llorar solo sin que nadie lo mirase a que todos se enteraran de eso y actuaran hipócritamente.

Era repugnante la sola idea de tener que pertenecerle a aquel alfa de edad mayor, le causaba nauseas la escena que se creaba en su cabeza, escena en la cual el alfa lo tomaba a la fuerza, suspiró parando las lágrimas y salió de la ducha, colocando la bata azul sobre su cuerpo.

"solo...necesito dejar de pensar en eso, cerrar los ojos y ... Y después buscar una salida".

Pensó mientras sus manos se cerraban en puños sobre su pecho, salió del cuarto de baño y soltó un suave suspiro al mirar que los alfas no estaban ahí, se colocó frente a la grande cama que mantenía un olor fuerte y distinguido, un olor a alfa, se sentía ahogado puesto a que los aromas de los alfas no terminaban de inundar sus fosas nasales, necesitaba a cheol. Aun si el no fuese un alfa mantenía un olor propio y aunque no fuera duradero en él, lo necesitaba, necesitaba sentirse en olores familiares.

-Hay cambios de planes, muñequito.

Sus ojos se abrieron al instante y tembló levemente abrazándose a si mismo y girándose con lentitud para mirar al alfa líder del lugar.
Claramente él y los cuatro lobos lo miraban de pies a cabeza sin vergüenza alguna, causando involuntariamente que se sonrojara y diera un par de pasos hacia atrás.

-Llevenlo a la habitación.

El rubio no comprendía que es lo que estaba pasando, sus manos apretaron la tela de la bata y sus húmedos cabellos se movieron con brusquedad ante uno de los jalones que el alfa hizo.

"¿Que es lo que me van a hacer? No... No me obligaran a estar con todos ellos ¿Cierto? Dios...ayudame "

Un gimoteo escapó de sus labios involuntariamente ante aquel miedo, causando que todos los alfas giraran la vista hacia él, gimoteo que les causaba cierto cosquilleo en sus interiores.

-Pueden irse ahora- La ronca voz junto con un gruñido le había hecho que volviera la vista hacia el chico que se abría paso entre ellos.

"Lo que faltaba... Ahora incluso él."

La mirada de JiHoon bajó, escondiendo entre sus cabellos parte de sus ojos, no quería mirarlo, no quería mirar a ninguno de aquellos hombres. Prefiriendo dedicarse a controlar sus respiraciones, sentía que sus pulmones se quedaban sin aire. No podía seguir con aquello, se estaba volviendo completamente loco ante tantos fuertes aromas.

-Bien hijo, espero que lo disfrutes... Fue un gusto hacer tratos contigo.

"¿Tratos?"

El alfa más alto no respondió de vuelta, simplemente caminó hacia la puerta para cerrarla y soltar un suave suspiro, manteniendo su mano sobre la puerta de madera y llevando la contraria a su sien mientras el rubio se mantenía sentado sobre la suave y blanda cama, abrazandose a si mismo y mirando al contrario.

-Vas... ¿Vas a matarme?

Finalmente se decidió por hablar, su voz aun se escuchaba quebrada, sin embargo era un poco más fina.

-Aun no. Ellos te quieren.

El corazón de JiHoon golpeó fuertemente ante sus frías palabras, haciéndolo parpadear, que ellos lo querían era más que claro.

-No soy idiota...se lo que quieren.. Pero..¿Por qué?¿Qué haces aquí?

Murmuró bajando la vista ante el gruñido del alfa, quien se giraba para caminar hasta uno de los muebles de madera.

-Esta es mi habitación, tu pregunta es estúpida cuando sabes la respuesta a ella.

El alfa quitó los anillos de oro y plata que adornaban sus largos dedos, al igual que las cadenas que colgaban de su cuello.

-Vistete.

Ordenó lanzándole una muda de ropa, que había tomado de uno de sus cajones.

-No... No va a quedarme... No tengo ropa aquí.

-Solo usa eso si no quieres tenerme entre tus piernas dando fuertes estocadas, el calor esta cerca y eres carne fresca para mi lobo.

El cuerpo del menor tembló y gruñó ahogadamente, sabiendo que su rostro posiblemente estaba sonrojado y no solamente por tanto llorar.

El rubio tomó la ropa y se adentró al baño para vestirse, posiblemente si no estuviese en esta situación se hubiera reído de lo ridículo que se veía.
La remera holgada de pijama le quedaba casi a las rodillas y los pantalones habían sido atados con un nudo frente a su vientre para evitar que cayeran por sus caderas.

Caminaba descalzo hasta encontrarse frente a la cama, bajando la vista luego de que sus mirada conectara con la del alto a través del reflejo que el grande espejo causaba.
El mayor quitó su camisa negra y ahora usaba una remera blanca con unos pantalones de pijama grises.

- Hiciste un trato con tu padre... ¿Por qué?

-Si te hubiera dejado con él no solo te destrozaría. Se que odia a los omegas hombres, aun más tratándose de un gato, sin embargo tú eres un mayor problema para mi, me aseguraré de que no digas absolutamente nada sobre la otra noche, de lo contrario no solo te asesinarán a ti.

—Un tigre...soy un tigre, no un gato.

JiHoon entendía sus razones y estaba claro que no hablaría, desde aquel momento lo sabía, no por salvarle el pellejo a aquel alfa de ojos grises, si no por si mismo, él había encontrado nuevas razones para seguir vivo, tenía un novio, a su mejor amigo y aunque no lo pareciera, también tenía a su madre.

Jihoon se vio obligado a adentrarse bajo las sabanas, las misma con las cuales el alfa se cubría casi sin importancia, era molesto para ambos y ambos se lo habían dejado claro el uno al otro, solo permanecía ahí a su lado porque su padre sospecharía y querría respuestas sobre el asunto.

JiHoon podía sentir el calor que el cuerpo de Chanyeol emanaba a su lado, su cuerpo tembló y sus ojos se cerraron sintiendo un par de lágrimas deslizarse una vez que escuchó la calmada respiración del alfa, en señal de que se había quedado dormido.

Esa noche sin duda alguna había sido la más larga, triste y pesada que había tenido.
No podía dejar de pensar en lo feliz que había sido esa tarde y lo drástico que había cambiado en cuanto la luna se posó.

Muñeco De Mafia  (ChanYeol & Woozi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora