Muñeco De Mafia (ChanYeol & Woozi)

XVIII

Podía sentirse la rivalidad en el aire, la noche era fría, la luz de la luna se reflejaba en los ojos de cada lobo.
Sobre la piedra se encontraba el antiguo alfa; el Señor Park.

Todos los lobos se movieron colocándose un poco más lejos de los dos únicos lobos que continuaban en su forma humana, JiHoon podía observar la tensión y molestia que chanyeol poseía, mientras tanto, el moreno continuaba con aires de grandeza, era claro que él siempre habia deseado tomar el trono.

Los nervios del rubio comenzaban a ser desbordados, pues un par de lobos se habían acercado a él para olfatearlo, sin embargo, Jun los había alejado con un gruñido, permitiendo que el rubio se posara al lado de minghao, escondiendose entre ambos cuerpos.

ChanYeol sonrió de forma ladina mientras quitaba la corbata y el saco, dejándolos de lado, ambos jóvenes habían comenzado a desvestirse, una vez ambos desnudos, kai mostró sus colmillos y se inclinó para comenzar con su transformación en un grande lobo negro.
Por otro lado, ChanYeol cambió casi al instante.
El pelo creció sobre sus pies y brazos, su rostro se había alargado y comenzaba a ser cubierto por el pelo, logró escuchar sus huesos tronar y miró su cuerpo encorvarse.

-Woaw....

Por segunda vez aquello escapó de sus labios sin permiso alguno, Chanyeol era enorme, gigantesco y su pelaje era completamente blanco, tan blanco que posiblemente en invierno se perdía entre la nieve.
Era simplemente majestuoso, sus ojos grisaseos resaltaban con la luz de la luna y en su largo hocico se asomaban aquellos blancos y largos colmillos.

Sacudió su cuerpo y ambos lobos se posicionaron frente a frente, hicieron una leve reverencia con la cabeza y comenzaron a desafiarse entre gruñidos.

Los dos lobos que estaban por pelear aullaron a la luna, levantando su cabeza y cerrando sus ojos, siendo seguidos al instante por todos los lobos de la manada, acción que causó al menor escalofríos, su cuerpo tembló y sus orejas como su esponjosa cola salieron, erizandose al instante.
JiHoon se sentía avergonzado, estaba asustado, nervioso, quería irse y evitar mirar la pelea.
Minghao se giró un poco y dejó una pequeña lamida en la mejilla del rubio para después acercarse lo suficiente para acurrucarlo contra su cuerpo, ambos eran omegas y así como los otros, eran sensibles a la violencia, por lo cual no todos miraban la pelea, o al menos no la miraban por completo.

La pelea había comenzado.

Ambos lobos se habían lanzado al aire, llegando a chocar el uno con el otro, JiHoon estaba seguro de que las mordidas eran mortales, los colmillos de ambos lobos eran grandes y filosos, ambos lanzaron golpes con sus patas, golpeando la cabeza del contrario, Kai había logrando rasguñar a chanyeol, causando que un poco de sangre manchara su blanco pelaje.

Los lobos se separaron y sacudieron sus cabezas buscando quitar el aturdimiento de los golpes anteriores.
Kai se lanzó contra chanyeol haciéndolo caer de espalda, sin embargo chanyeol impulsó sus patas traceras y lanzó el cuerpo del moreno contra la enorme roca, se levantó de su lugar y corrió hacía él.

Los aullidos de los espectadores volvieron a escucharse, los Alfas golpeaban sus patas contra el suelo mientras los omegas aullaban, eso incluyendo al que lo acunaba entre sus patas.

JiHoon inclinó sus orejas y se abrazó a una de las patas del lobo.

Kai mordió una de las patas de chanyeol y por lo que alcanzó a ver el rubio, también había mordido anteriormente su costado, dejando una herida en su abdomen.
Chanyeol había soltado un quejido junto con un ronco gruñido.
Su cuerpo no podía permitirse debilitarse, aún no, antes tenía que encargarse del moreno.

Tiró una mordida logrando tomar al moreno de una de sus patas y tirarlo, se lanzó sobre él y permaneció sobre su cuerpo inmovilizándolo, esperando a que se rindiese de una vez por todas.
Por otro lado, Kai no dejaría que eso pasara, gruñó tirando una mordida hacia chanyeol, logrando tomarlo del lomo y lanzarlo contra la enorme piedra.
Chanyeol se levantó fastidiado y todos se quedaron en silencio al ver como sus ojos oscurecían por completo, sin dejar rastro alguno del color grisaseo de ellos.